sábado, 17 de febrero de 2018

Y DESPUES DEL PROCESO DE CAMBIO TRUCHO ¿QUE?.


Ovidio Roca

Recuerdo la gran inflación que vivimos en los años ochenta durante el desgobierno de la UDP; una inflación de veinte mil por ciento anual que nos dejó locos a todos, enriqueció a muchos vivos y empobreció a la gran mayoría.

Ahí aprendimos que en estos procesos de transición de políticas y modelos económicos hay que tomar medidas drásticas, no escapar por la tangente y aplicar políticas macroeconómicas efectivas como las del famoso Decreto 21060: liberalización del mercado financiero, supresión de los controles de precios, del comercio exterior, y el bolsín como mecanismo de fijación del tipo de cambio flexible.

Al igual que en esa época, cuando se derrumbe el proceso de cambio cocalero, que entrampo y deformó nuestra economía, se hará necesario tomar medidas de ajuste serias, entre estas:
El Estado debe hacer su trabajo constitucional con eficiencia y dejar su actual rol de empresario incapaz, su estatismo y centralismo.
Se necesita de forma urgente; garantizar la propiedad y las inversiones; liberalizar el comercio, solucionar la sobrevaluación del peso boliviano que actualmente promueve el contrabando y las importaciones y encarece las exportaciones; liberalizar la economía procediendo a la privatización de las empresas estatales que en manos del Estado han fracasado y establecer un sistema de desregulaciones masivas que evite convertir los monopolios estatales en monopolios privados; en fin garantizar libertad y seguridad jurídica para que la gente pueda trabajar e invertir.  

Este tipo de decisiones que afectan a la actividad económica y el empleo, hace que el proceso de transición del populismo hacia una economía de mercado productiva y formal, sea dificultosa y bastante resistida por una parte importante de la población que actualmente en la informalidad y piensa que es la única forma que tiene para sobrevivir.
Esta actitud de la población es reflejo de su vivencia en un país que no ha podido construir hasta ahora un tipo de economía formal, diversificada y sostenible. Un país donde el setenta por ciento de su gente se dedica a las actividades informales, pues carece de formación técnica para conseguir su trabajo y su sustento por lo que se dedica al contrabando y otras actividades comerciales y de servicios de baja calificación, complementadas con el negocio de la coca y el narcotráfico. Todo esto en un Estado Plurinacional con funcionarios públicos elegidos por su insuperable e innegable incompetencia, su llunkerio, sus sombreros y ahora sus trajes shaolin para  hacer juego con el jefazo.
Además  reciben el permanente mensaje tanto etnicista como populista de parte de un liderazgo que promueve el sentimiento de nacionalismo étnico aimara quechua, con lo que el gobierno ha logrado cautivar a una parte importante de la población andina y migrante. Igualmente promete, ofrece y en ocasiones provee de algunos regalos a sus seguidores, buscando generar confianza y mantener la dependencia de sus bases; grupos corporativos que viven en un ambiente de permisividad, impunidad y de libertad controlada, donde se puede hacer de todo menos enfrentar al partido y donde la norma fundamental es el acatamiento al jefazo y su combo.

Las reformas, como toda forma de terapia, tienen sus costos y la gente que los sufre piensa que lo anterior fue mejor, olvidándose que está sufriendo las consecuencias de una intoxicación populista. Por esto y para conducir el tránsito de modelo económico del populismo y estatismo hacia una economía liberal y de mercado, son indispensables los políticos profesionales, personas no improvisadas, pues la transición no es meramente un problema académico, es un asunto tanto ideológico como de acciones prácticas y como se trata de realizar un verdadero cambio político y de modelo de economía se requiere necesariamente de partidos políticos serios y con programa; militantes preparados y decididos a impulsar y apoyar las reformas, hacer campañas de concientización y ganar el apoyo ciudadano.
Todo esto hace dificultoso, aunque no imposible, el conseguir apoyo de los grupos informales para la transformación de la economía y las políticas; sin embargo el agotamiento del populismo, como sucedió con el comunismo en la Unión Soviética, seguro que ayudará.
Contar con ayuda internacional es importante pero es solo marginal, pues todo el peso de la herencia del desastre populista cae en los ciudadanos. Estos costos de la transición que necesitan ser compartidos pues no pueden recaer solamente sobre las espaldas de los grupos más débiles y menos organizados.
Y aunque es impolítico, es necesario decir siempre la verdad y ser claros en cuanto al esfuerzo que demanda este proceso: se puede prometer libertad y oportunidades aunque no resultados, porque los resultados dependen de la gente, de cómo ella utiliza la libertad y aprovecha las oportunidades.


ovidioroca.wordpress.com

No hay comentarios: