miércoles, 28 de junio de 2017

DE LA INSTITUCIONALIDAD Y EL PROGRESO ECONÓMICO Y SOCIAL

DE LA INSTITUCIONALIDAD Y EL PROGRESO ECONÓMICO Y SOCIAL

Ovidio Roca
El Estado boliviano se ha caracterizado por su debilidad institucional, lo que ha llevado a su población a vivir en una permanente situación de anomia, de anarquía, donde cada quien y especialmente los muy activos grupos corporativos hacen lo que les conviene y cuando les conviene, en su propio y exclusivo beneficio.

Esta situación se da y es producto de un país con una economía primaria exportadora, poco desarrollo educacional y tecnológico y escasez de empleo formal; por lo que la gran población procura cada día subsistir un día más, en una economía informal capitalista, brutal y despiadada.

La institucionalidad es el respeto a las instituciones, aquellos sistemas que bajo imposiciones legales procuran ordenar y normalizar el comportamiento de las personas; las instituciones trascienden las voluntades individuales y se identifican con el cumplimiento de un propósito considerado como un bien común. De esta manera las instituciones sólidas y bien estructuradas, crean orden, reducen la incertidumbre y proporcionan una estructura de incentivos en una economía competitiva de mercado.

Estos veinte años de populismo cocalero constituyen el legado de la “Escuela del Chapare” que dicta cátedra sobre la técnica y cultura del bloqueo y actualmente como parte de este folklore plurinacional, todos los días sufrimos huelgas, bloqueos de vías de comunicación locales y nacionales, volteos y extorsiones en las fronteras y presiones y chantajes de parte de los grupos sindicales y corporativos, para que las maleables y acomodaticias autoridades eventualmente hagan lo que el grupo de presión demanda, le interesa y le conviene.

Esta anomia y debilidad institucional de nuestro país, se ha agudizado en los últimos veinte años como producto del empoderamiento del populismo cocalero; un movimiento político que promueve el enfrentamiento social y regional utilizando la demagogia y el racismo como mecanismo de dominación por parte del grupo político dominante sobre el resto de la sociedad mestiza, clases medias e indígenas bolivianas.

Cada día las personas denuncian que se sienten acosadas por las autoridades y no creen que pueden reclamar sus derechos acudiendo a las vías legales pues la experiencia les ha enseñado que un policía, un aduanero, un militar están prestos a usar su fuerza y armas para extorsionarlo. Tampoco confían en la justicia pues se sabe que los fiscales y jueces aplican la ley por mandato del grupo político dominante y que son comprables utilizando influencias y dólares y que ocurre lo mismo con el resto de las entidades.

Lamentablemente el pueblo como producto de esta su experiencia, ha llegado a considerar que la presión callejera es la única forma de conseguir de las autoridades alguna repuesta a sus demandas y los dirigentes algunas coimisiones o algunas pegas. De esta manera hemos llegado a una situación donde nadie confía en nadie y menos en las autoridades del llamado orden público, y gran parte de la población termina por considerar el mecanismo de la huelga y el bloqueo como el único medio para que se atiendan sus reclamos.

En este ambiente los distintos sectores informales y empobrecidos, exigen su derecho a tener todo lo que anhelan y esperan conseguirlo presionando al Tata Estado, a las Autoridades y  para esto bloquean lo que pueden y con lo que pueden, exigiendo su derecho a subsistir. Lo hacen ocupando  veredas y calles para instalar sus ventas y tenderetes, demandando su derecho a vender artículos de contrabando, a producir y comercializar coca y sus derivados. En otro ámbito de reclamos, también se pide tener las mismas tarifas de micros o electricidad, desde hace veinte años; construir rompe muelles en las carreteras nacionales, poder lotear y vivir en las áreas de basureros municipales, lotear terrenos y propiedades privadas y públicas, defenestrar a un Alcalde y cualquier cosa que al Dirigente Sindical se le ocurra ese día.

La historia de los pueblos muestra que la institucionalidad se construye cada día y así lo explican los entendidos: “la institucionalidad sigue un proceso sistemático de consolidación (permanencia y uniformidad) de conductas e ideas a través de medios e instrumentos (organizaciones y normas) para alcanzar un fin social, cuya expresión práctica se asimila como valores” ciudadanos.

El problema es que en este ambiente de anarquía generalizada, los  grupos corporativos mejor organizados y más activos son los  que se imponen para conseguir el logro de sus intereses particulares, al margen del interés de la sociedad y este es un proceso con el que no se construye ciudadanía ni estado de derecho.

Sin embargo un aspecto a destacar es que Bolivia, a pesar de ser un país de variadas culturas, nacionalidades y carencia de institucionalidad, es un pueblo que aún no llega a extremos de violencia. Tiene una cultura permisiva y una religiosidad festiva, lo que evita esos enfrentamientos sangrientos producto del fanatismo y que con mucha tristeza vemos ocurrir diariamente en los países islámicos. 

El problema de todo esto, es que sin desarrollo institucional y cultura ciudadana no hay progreso y si no hay instituciones confiables, reglas del juego estables no hay gobernanza, no hay confianza, no hay inversión, no hay trabajo, no hay paz ni tranquilidad y por tanto no hay convivencia civilizada, ni se construye ciudadanía. Por esto es que necesitamos de dirigentes, de personalidades notables que dirijan y eduquen a la población en la senda del respeto a los demás y a las normas y que de alguna forma aprendamos a elegir a Estadistas y a profesionales con base ética y técnica para dirigir el Estado y las instituciones.

ovidioroca.wordpress.com   




martes, 20 de junio de 2017

CAMBIO CLIMÁTICO E IMPUESTO SOBRE EL CARBONO


Ovidio Roca

Trumpazo al Acuerdo de París

Como habitantes de un solo y único planeta, todos debiéramos haber aprendido aunque sea a golpes, que para vivir mejor debemos convivir en paz y trabajar juntos en todos los ámbitos y especialmente el ecológico, que es el cuidado de nuestra casa común.

El problema es que no actuamos en consecuencia.  Ciento setenta y seis naciones coincidieron y firmaron el “Acuerdo de Paris” reconociendo la gravedad del cambio climático y acordaron programas para detener sus  desastrosos efectos sobre el ecosistema y la supervivencia de la especie humana. Y luego aparece Trump, el presidente del país más poderoso del planeta y el segundo más contaminador y con un “trumpazo lo desconoce y decide que lo importante son los negocios de sus amigos, aun a costo de destruir el hábitat de absolutamente todo el resto.

Pensando en billetes, si Trump quiere retirar a Estados Unidos del Acuerdo de París sobre el cambio climático, el resto del mundo debería imponer un alto impuesto de ajuste por carbono, a todas las exportaciones estadounidenses que no cumplan con los estándares mundiales y lo mismo para todas aquellas exportaciones de los países que no respeten el control de emisiones.

Este es un impuesto que pretende encarecer los productos finales de los países contaminadores y promover el consumo de los productos de los países respetuosos del medio ambiente y que generen menos emisiones de dióxido de carbono.
Los recursos obtenidos por este impuesto deberían ser aplicados a la investigación en tecnologías y energías limpias y para financiar los programas de conservación de bosques nativos de propiedad privada, en los Territorios Indígenas y también en programas especiales para los Parques y Reservas Forestales, Nacionales, Departamentales y Municipales.

Para lograr la protección de los bosques nativos y los ecosistemas naturales, la economía ambiental señala que dada la naturaleza humana el único modo de lograrlo es haciendo que las prácticas de conservación compitan económicamente con las actividades que la destruyen; es decir, que el propietario del bosque obtenga conservándolo iguales ganancias que tumbándolo, vendiendo la madera o haciendo agricultura. Con este concepto practico y de negocios, se  procura que la gente se decida a cuidar los bosques nativos de su propiedad. 


La economía ambiental también nos propone algunos mecanismos y sistemas de pagos por conservación de un ecosistema al que se le ha asignado un precio.
Uno de estos es el Mecanismo REDD+, un mecanismo de compensación financiera (ambiental y sostenible) de los esfuerzos de conservación forestal establecido por las Naciones Unidas como parte de las soluciones al cambio climático. Las siglas quieren decir Reducción de Emisiones por Deforestación y Degradación. El “+” se refiere a que a más de evitar la deforestación, hay compromisos de conservación, manejo sostenible de los bosques y aumento de las reservas de carbono, por ejemplo mediante la reforestación.

Siguiendo esta filosofía, en Colombia tienen el programa Socio Bosque.  Las comunidades y personas que decidan convertirse en “socios” reciben una compensación económica y deben firmar un contrato por al menos veinte años en el que se comprometen a preservar el ecosistema intacto. Las comunidades pueden extraer productos para su propio sustento pero no para vender, y en ningún caso pueden desmontar alguna parte de bosque para la agricultura o ganadería. Los socios también deben impedir que terceros, por ejemplo, madereros y cazadores ilegales, ingresen en la zona y degraden el ecosistema, convirtiéndose en la práctica, en guardabosques. 

Sabemos de las causas del cambio climático, pero por unos dólares más estamos dispuestos a destruir el ecosistema y como  “así nomás había sido” la solución es hacer de la conservación de la naturaleza sea un buen negocio, pues como dice el dicho “el órgano más sensible del hombre y la mujer, es el bolsillo”.


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miércoles, 14 de junio de 2017

DE POLÍTICOS Y SU KULTURA, CITAS Y NOTAS


Ovidio Roca

Es común leer en la prensa las expresiones culturales más diversas, de parte de los jerarcas de las instituciones estatales, de las organizaciones sociales del MAS y también de otras vecindades, algunas de las cuales transcribimos abajo.

EL LOCUAZ ALCALDULI
En medio del acto para recibir las cámaras chinas, el alcalde Percy Fernández hizo un alto: “Vaya al baño nomás, Angeliquita; Angeliquita Sosa, la presidenta del Concejo Municipal, está yendo al baño”, dijo en voz alta, ante la risa de los presentes.
Cuando la concejala volvió, el alcalde siguió con la ‘broma’: “¿Ya, arquitecta Sosa?, ¿bien, harto?”, preguntó y Sosa, con el rostro enrojecido, solo asintió con la cabeza.
La pregunta más estúpida es cuando un tipo va al baño -siguió- y si es mujer todavía peor. ¿Cómo le fue?, le pregunta uno. ¿Hizo pis, harto”. Sosa no respondió ya. Miraba su vaso con agua. Diario El Deber.

RECUPERADORES
En una entrevista el Mallku, hablado de los Linera, recordaba molesto las épocas, cuando ellos como miembros del EGTK se dedicaban a “recuperar” y  con mucha habilidad recuperaban para su bolsillo y no para el partido.
Eso recuerda al Johnny Alcalde, que sermoneaba a sus seguidores: "yo no les digo que no roben, pero dejen algo para el Partido".

CON EL PROCESO DE CAMBIO NADA CAMBIÓ PARA MEJOR
Raquel Gutiérrez (ex compañera de García Linera), lanzó una primera provocación crítica a su llegada a Bolivia, al recordar que este 2017 se cumplen 20 años de haber salido de la cárcel. Dijo sentirse asombrada por “una especie de pedagogía del miedo” que percibe en términos de la relación entre el Estado y la sociedad.
Raquel Gutiérrez dijo que volvió a Bolivia expresamente para recordar ese momento de su liberación  y para “recoger mi sombra” y aseguró que el habeas corpus con el que consiguió su libertad significaba que: “habíamos vencido a esta máquina infernal de producción de injusticia; aunque de inmediato lamentó que la misma siga intacta”. La Paz 13 de junio 2017  (ANF)

CULTURA DEL LATROCINIO
En la vecina Argentina, un peronista protestaba contra Macri: “Cristina robaba pero teníamos para comer; ahora si quieres comer tienes que laburar”. Grave problema.
Ya era hora de que robemos los pobres”,  repite en Bolivia un dirigente masista.

CHARLAS DE BOLICHE, NOMBRES BÍBLICOS Y CHUFLAY
Días atrás un amigo orureño me invito al boliche “El Chuflay” y mientras dábamos cuenta de nuestro plato de “Intendente” y de unos buenos tragos de chuflay* (sin moscas), me comentaba que no podía entender como el Presidente plurinacional había pedido que cambien el nombre de una Escuela, según él por no ser originario. El nombre de la Escuela es el bíblico Sion, al igual que el del presidente, Evo.
 Luego me decía; para ser consecuente con lo que pide debería cambiar su nombre y también ese apellido hispano que lleva por uno autóctono como por ejemplo Quirquincho, por orureño, Wayra, por el viento que azota las pampas de Orinoca y como complemento Uma. De esta manera tendría un bonito nombre autóctono y plurinacional: Quirquincho Wayra Uma.

*(shoofly, fuera moscas)

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viernes, 2 de junio de 2017

SOFISTAS Y PAJPAKUS, EN LA GRECIA ANTIGUA Y EL ESTADO PLURINACIONAL


 Ovidio Roca

Permanentemente, tanto en la radio como en los diversos medios de comunicación podemos ver y escuchar cómo se explayan los intelectuales masitas, los pajpakus, mostrando su habilidad en el discurso, la arenga, como mecanismo de persuasión y en la falacia como método; son los Licenciados de la Escuela sofista que gradúa maestros en esa fórmula de “las medias verdades y las mentiras enteras”, típicas del populismo.

Ellos son los alumnos de una exitosa escuela populista, que sigue el método de los sofistas griegos quienes utilizaban magistralmente la dialéctica; un método que consistía en largos discursos, encaminados no a buscar la verdad sino a mostrar las incoherencias del adversario.

La escuela sofista postulaba que: “en principio nada es verdad ni es mentira, depende de la habilidad que se tenga en convertir el argumento más débil en el más fuerte y el aparentemente más fuerte, en el más débil”.

Escuchar una discusión entre masistas y opositores, es oír el relato de situaciones que aparentemente ocurren en realidades distintas, en otros mundos, en distintos universos y ahí los sofistas brillan por su mañuderia pues: “el maestro sofista es capaz de convencer de una cosa y a renglón seguido de todo lo contrario”.

Georgias que era un sofista griego, reconocía que el arte de la persuasión no está al servicio de la verdad sino de los intereses del que habla; llamaban a ese arte “conducción de almas”, Platón dirá más tarde que era “captura” (manipulación) de almas.

El Licenciado epónimo, sofista del Collasuyo y maestro de la falacia, abusa de ella y lo hace de tal forma, que es imposible saber qué es lo que realmente quiere decir cuando dice algo y aun peor, cuando  aplicando sus famosas estrategias envolventes, hace que la gente no logre saber si  todo lo que dice es mentira, o es parte de alguna "maniobra envolvente” maquinada para utilizarlos y para engañarlos. 

Los sofistas, creían saber más de lo que en realidad sabían y por eso no se esforzaban por penetrar el sentido de las cosas, al contrario del pensamiento Socrático que se sustentaba en el famoso dicho: “sólo sé que no se nada”. Sócrates, creía que la única manera de acceder a la sabiduría y a la verdad era empezar por confesarse ignorante: “el que sabe que no sabe, el que se da cuenta de que nada sabe, está en óptimas disposiciones para comenzar a buscar la verdad”.

Por eso es importante guiarse por la realidad, por los resultados, como nos enseña Mateo en su Evangelio: Por sus frutos los conoceréis” y por supuesto Don Quijote de la Mancha: “Dad crédito a las obras, no a las palabras”.

El pueblo guiado por el sentido común sabe de esto, pero siempre está tentado e ilusionado por las promesas de los demagogos y esta ilusión le dura hasta que el bolsillo, las tripas, el temor por su vida y seguridad los hace aterrizar, pero entonces ya es tarde.  

Todos y desde nuestra infancia, empezamos a construir una "mitología" usando los “valores” que percibimos en nuestro entorno, pero no los valores “escritos” o “públicos”, sino lo que vemos cada día como importantes en las actitudes, mentalidad y el comportamiento de los que nos rodean y especialmente en los ejemplos de aquellas personas valiosas para nosotros: la familia, los maestros, los amigos, los personajes notables, las autoridades.

De aquí la importancia para la sociedad de contar con familias estables, educadores, intelectuales y autoridades con valores éticos y morales, que sirven de ejemplo e iniciar la educación como un ejercicio práctico de vida, empezando en la casa, en la escuela, con el diario aprendizaje de los principios y valores ciudadanos, aquellos que nos permiten eludir la demagogia y convivir en armonía, con seguridad y del trabajo creativo.

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