jueves, 26 de diciembre de 2013

SISTEMA EFICAZ PARA DESTRUIR LA AGRICULTURA

SISTEMA EFICAZ PARA DESTRUIR LA AGRICULTURA
Ovidio Roca

Existe una extraña obsesión de los socialistas y plurinacionales por aplicar recetas y modelos que destruyen no solo la libertad sino el sector productivo, y pese a los reiterados fracasos, evidentes en todas partes del mundo, siguen aplicándolos y cuando vienen los  reclamos echan la culpa de sus errores y delitos a la oposición y al imperialismo.
Son gobiernos presidencialistas, centralistas y estatistas, que actualmente logran aparente éxito económico gracias a los buenos precios de las materias primas en la que basan su economía extractivista exportadora. En el discurso ensalzan a la madre tierra  y en la práctica son refractarios a las cuestiones ambientales, interpretándolas como trabas a la minería y los hidrocarburos. 
El sector agropecuario es uno de los más afectados por la acción nefasta de estos aprendices de brujo y en nuestra América ya lo han destruido en Cuba, Nicaragua, Venezuela y lo están logrando rápidamente en Argentina y Bolivia.
Los ingredientes del modelo socialista y plurinacional, que mueven la economía y la sociedad al fracaso, tienen que ver con las siguientes consignas y creencias:
El sistema de libre mercado no funciona y los burócratas son más inteligentes que miles de personas tomando sus decisiones en un mercado competitivo; por lo cual le corresponde a ellos y desde su escritorio, tomar las decisiones económicas y productivas.
En beneficio del pueblo, corresponde a la burocracia fijar los precios de los productos.
Sin conocer ni entender la vocación de la tierra y menos de técnicas productivas y uso de maquinaria agrícola, se limita el tamaño de la propiedad agraria.
Haciendo gala de sus prejuicios ideológicos y sin base científica, se prohíbe el uso de semillas mejoradas.
Como la propiedad privada es enemiga del pueblo, debe ser eliminada vía expropiaciones y avasallamientos de tierras,  fomentando y estableciendo como norma la inseguridad jurídica.
En defensa de la dignidad nacional y el proceso de cambio se espanta la inversión productiva y tecnológica, nacional y extranjera. Se expropian y estatizan las empresas las que luego se manejan revolucionariamente y bajo el criterio de generar negocios para los administradores y pegas para las bases.
Para garantizar el consumo nacional se deben regular y prohibir las exportaciones y aplicar cupos y complicados trámites para quien pretenda hacerlo.
Se establece un tipo de cambio sobrevaluado, como una forma de favorecer el contrabando y afectar negativamente la capacidad competitiva de la producción nacional.
Para dar paso a los apetitos y rencores de algunos legisladores y sus amanuenses se incentiva la generación una gran masa de legislación anti productiva.
Si alguien preguntara a un productor, que deberíamos hacer ante esta compulsión anti productiva; éste usando su experiencia y sentido común diría que para mejorar la situación del campo agropecuario, aumentar la producción y la productividad debe “hacerse totalmente lo contrario de lo que proponen los ideólogos comunistas de las estrategias envolventes”.
Diría además; que el Estado debe apoyar la construcción de carreteras rurales y de integración. Garantizar el derecho del libre tránsito y el libre comercio y la seguridad en las vías. Incentivar y garantizar el suministro de gas natural y energía para la industria existente y nuevos proyectos y fundamentalmente garantizar y mantener un efectivo Estado de Derecho.


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miércoles, 25 de diciembre de 2013

DE GUSTOS Y SABORES Y EL CAMBA CAFESERO

DE GUSTOS Y SABORES Y EL CAMBA CAFESERO
Ovidio Roca

En el campo, el trabajo empieza muy temprano; a las cuatro de la mañana la cocinera ya está tostando el café en un tiesto de barro y apenas enfriado lo muele en el tacú, el café molido lo coloca en una especie de cono de tela con mango de alambre (calcetín) comprimiéndolo para que se compacte, e inmediatamente vierte agua hirviendo directo de la caldera y recibido en una jarra. El aroma de café recién tostado y su grato sabor son inolvidables.
Ya están listos los peones que van a ir a ver el ganado, arreglar los potreros o atender el chaco, cada uno con su caneco de fierro enlozado se sirve el café. Luego viene la comida, de la mañana: carne en las brasas, majau con plátano frito, masaco de yuca con charque, de todo un poco. A “prima”, las cinco de la mañana la gente parte y cada uno lleva su caneco y en el Beni un pedazo de empanizado y una bolsita de chive. Volverán “a vísperas” y ya les espera lista la comida y más tarde el café. En la mañana el café se toma de primero y en la noche de último.
Otra opción popular era la del café Taborga; se hierve agua en la olla y luego se echa el café molido y se bate, inmediatamente se añade un poco de agua fría, y se espera que la borra del café sedimente para luego servirse. 
Ha pasado el tiempo y al pueblo llego la cafetera de aluminio y la moda de preparar café destilado. Este se hacía con café que ya venía molido, se lo coloca en la cafetera apretándolo muy bien, y luego se añade lentamente el agua para el destilado. Se consigue una tintura negra y se la guarda en una cafetera desde la mañana y cada vez que alguien desea se pone un poco de esa tintura y se añade el agua caliente, lo mismo hacen en los restaurantes. Con el tiempo la gente se acostumbró a ese sabor medio acido producto de la oxidación del café y al color negro retinto y piensan que eso es el buen café.
Para aquellos que venían del exterior acostumbrados al buen café, esa tintura era intomable. Me decían que en Santa Cruz había un buen grano de café y que la gente se daba el modo de estropearlo para tomar  el peor café del mundo.
En los años setenta en San Ignacio de Velasco trabajaba en un programa de cooperación con apoyo de la GTZ de Alemania; primero con el programa del maní y luego del café. Continuando con el programa se decide pasar a la industrialización, es decir vender café molido y empaquetado. Me toco ir al Brasil para comprar la  maquinaria: la despergaminadora, la tostadora, la moledora y aprender las técnicas para evitar que se queme en el tostado perdiendo calidad, así como todo lo necesario para lograr un buen café.
Al parecer lo hicimos muy bien, a todos en el pueblo les gusto el café, por su exquisito aroma y sabor, y dando inicio a la comercialización, enviamos una buena cantidad a Santa Cruz. Al poco tiempo nos informaron que los clientes lo rechazaban porque no producía la tintura como gusta a la gente.
Buscando alternativas decidimos hacer una prueba y produjimos, a nuestro criterio un mal café, no le quitamos el pergamino, lo tostamos con bastante azúcar, lo quemamos un poco y luego lo  molimos y envasamos para enviarlo en una nueva prueba a Santa Cruz. Esta vez tuvo buena aceptación, confirmando ese dicho, “sobre gustos y sabores no han escrito los autores”.
Pasados los años en La Paz se pusieron de moda las Cafeterías, usando el buen café de Yungas y una correcta técnica del tostado. Posteriormente se abrieron algunos cafés en Santa Cruz, allí la gente empezó a aprender nuevamente lo que es un buen café.


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sábado, 21 de diciembre de 2013

LA BANALIDAD DEL MAL

LA BANALIDAD DEL MAL
Ovidio Roca

El aforismo: ama y respeta a tu prójimo como a ti mismo, es la base de la convivencia humana y su inobservancia el mal de la humanidad.
Los sistemas totalitarios se proponen y consiguen la absoluta sumisión ideológica y física de las personas y con ello el total dominio sobre la población. Esta situación no es un mal que aqueja solo a las sociedades atrasadas; sociedades cultas como la alemana y la rusa fueron sometidas por el nazismo y el comunismo, ideologías que implantaron regímenes opresores y genocidas, los que fueron aceptados por gran parte de su población.

Hanna Arendt en su libro “Eichmann en Jerusalén”, acuñó la expresión “banalidad del mal” para expresar que algunos individuos actúan dentro de las reglas del sistema al que pertenecen sin reflexionar sobre la validez de sus actos. Bajo esos regímenes, la tortura, el genocidio, la ejecución o la práctica de actos criminales no son considerados como atentados contra los derechos humanos, pues las órdenes para ejecutarlos provienen de los estamentos superiores. Los operadores del gobierno, camisas negras, pardas o rojas, no se preocupan por las consecuencias de sus actos, pero si de cumplir fielmente con las órdenes. Esto nos recuerda el efecto lucifer, del experimento del Dr. Zimbardo en la Universidad de Stanford, en 1971. 

Es conocido que el entorno cambia a las personas; estas bajo una implacable e incesante propaganda gubernamental llegan a asumir como justo y legal lo normativo interno, aunque sea considerado criminal desde el punto de vista de los valores democráticos. Así mismo lo abyecto, especialmente cuando se trata de atacar a los enemigos del régimen, es convertido para los seguidores en algo rutinario y desapasionado, banal.
Se ignora la relación entre la legalidad y la justicia; las actuaciones de los operadores del gobierno son respaldadas por leyes, decretos y reglamentos, cuando no en la propia palabra del Führer, del líder, considerada como ley suprema.  
El ejercicio del mal es “industrializado” y la desconocida dimensión de terror aportada por el régimen totalitario solo requiere de burócratas obedientes, que prescindan de una única cosa: de la facultad de pensar por sí mismos.
Pero no es solo el temor, sino una actitud cómplice de las víctimas, lo que hace que no se reaccione en defensa de los valores y principios y así nos acostumbramos a que los poderosos impongan su voluntad. Dice H. Arendt que en la proclamada dureza del régimen nazi, se ocultaba el cruel deseo de muchos ciudadanos de sumirse en un estado de conformidad y lo hacían a cualquier precio. Los alemanes se entregaron a Hitler porque les decía lo que querían oír: que iban a ser superhombres en un Reich que duraría mil años. 

Esto sucedió el siglo anterior en Alemania, donde asesinó, se gasificó a seis millones de judíos, gitanos y homosexuales, y en Rusia donde mataron, aunque menos industrial y técnicamente, a más de ocho millones de sus compatriotas.
Hoy en día, el mismo virus ideológico, aunque ya atenuado,  viene afectando a los ciudadanos de los regímenes castrochavistas. Los miembros del “círculo mágico del poder” del régimen,  actúan con prepotencia y crueldad contra los “enemigos del proceso”, siempre cumpliendo órdenes jerárquicas o creyendo cumplirlas y diluyendo su responsabilidad en la burocracia del partido.  

La ley, los jueces y fiscales son manejados por el gobierno para atacar a los opositores, enjuiciarlos, inhabilitarlos, encarcelarlos, y los que pueden huyen del país para salvar su vida; a su vez los operadores de campo, camisas rojas, ponchos rojos, “movimientos sociales” y otros, cumplen su labor de terror y expoliación y lo hacen convencidos que son impunes pues obedecen órdenes.
En el mundo actual, de la globalización, de las comunicaciones y la información, y de una cultura internacional de libertad y democracia, se hace más difícil que los líderes sean totalmente impunes como antaño y cuando son denunciados internacionalmente, para zafarse no son consecuentes con sus operadores y sayones, y los dejan en evidencia denunciando la ruptura de la cadena de mando, el “yo no fui”.
Las víctimas, al igual que en Alemania, proclaman la dureza del régimen castrochavista, ocultando el cruel deseo de muchos ciudadanos de sumirse en un estado de conformidad y lo hacen a cualquier precio.  Quizá la explicación de este comportamiento lo encontremos en los resultados del experimento del Dr. Zimbardo, que trata sobre la adopción de los roles asignados a individuos y grupos, y cómo el ejercicio de estos cambian la conducta y las expectativas de los actores.
El experimento fue dirigido por Philip Zimbardo en la Universidad de Stanford, con estudiantes voluntarios que asumen roles de prisioneros y carceleros y en poco tiempo internalizan esos roles y lo viven intensamente, lo que demuestra que la situación y el contexto son determinantes en los comportamientos de las personas y no tanto la propia personalidad de los individuos; se percibe además, que una ideología legitimadora y el apoyo institucional imponen la obediencia al grupo y al individuo.
Los unos se sienten poderosos y los otros culpables, pero cuando se suspendió el experimento y les fue retirado a los estudiantes el uniforme de policia, estos volvieron a la normalidad de sujetos respetuosos del prójimo. En el caso de los extorsionadores de los Ministerios de Gobierno y de la Presidencia de Bolivia sucede igual, sin sus credenciales y sin apoyo ministerial ya nos son los prepotentes y agresivos agentes que extorsionan y aterrorizan a los enemigos del régimen, ahora son inocentes palomitas. Cuando se sacan el uniforme masista, termina la borrachera del poder irrestricto y se asumen actores inocentes, enviados y luego traicionados por sus jefes, y no quieren entender que eran simples peones, piezas desechables cuando conviene a la autoridad suprema. 

Como vemos, ante la fuerza totalitaria la gente se convierte en una masa aterrorizada y temerosa de enfrentar la opresión; algunos se acomodan y otros protestan solitariamente sin mayor efecto; aunque se sabe que la forma de liberarse es aplicar antídotos contra el pensamiento único de los totalitarismos, vale decir cultivar el pensamiento informado y libre del individuo y organizar su resistencia, pues es sabido que pensamiento sin acción es pura ilusión y desperdicio. 

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martes, 10 de diciembre de 2013

ALMANAQUE GUÍA DEL DEPARTAMENTO DE SANTA CRUZ, LUIS LAVADENZ 1903

ALMANAQUE GUÍA DEL DEPARTAMENTO DE SANTA CRUZ, LUIS LAVADENZ 1903.

Ovidio Roca

Revisando el “Almanaque Guía del Departamento de Santa Cruz” redactado y editado por Luis Lavadenz y publicado el año 1903, podemos aproximarnos a la vida cotidiana del pueblo cruceño en los albores del Siglo XX, y esto lo podemos hacer repasando los varios anuncios de las casas comerciales y de transporte, los avisos de los profesionales, los de las organizaciones sociales y culturales y datos varios referidos a la producción agropecuaria y artesanal.

En esa época Santa Cruz se autoabastecía totalmente de productos agrícolas y ganaderos, se producía azúcar, alcohol, arroz, maíz, yuca, plátano, chocolate, tabaco, goma elástica, ganadería y otros; limitando su producción al tamaño de su propio mercado, pues por la ausencia de vías y los altos costos transporte no se tenía posibilidades de acceder a otros, ya sea del país o del exterior. Esta situación es la que impulsa un año después a la Sociedad de Estudios Geográficos e Históricos a presentar el Memorando de 1904, sobre la urgencia de  la vinculación ferroviaria.  
Encontramos varios anuncios de lanchas a vapor que van hacia el Beni, carretas hacia Puerto Suarez y luego anuncios de los itinerarios y costo de fletes de carga a diversos destinos en Mojos y también hacia Buenos Aires.

Las lanchas parten de Cuatro Ojos, sobre el rio piraí, hacia el Beni donde está en su auge el negocio de la goma. Cuatro Ojos es un astillero y embarcadero de José Sciaroni, que se encontraba más allá de Portachuelo camino hacia Santa Rosa del Sara, pasando por Palometas, Asubi Grande y finalmente al rio piraí, que luego desemboca en el rio Grande o Guapai (rio de los guapá) y luego al Mamoré y el Amazonas.
Son estas empresas de transporte: Zeller Rosler-Villinger & Cia;  R. Barriga & Cia; Voss & Stofen; todas ellas tienen lanchas de vapor que navegan tanto hacia el Beni (Trinidad, Santa Ana, Guayaramerin), como desde Puerto Suarez hacia Asunción y Buenos Aires.

Estamos en plena época de la goma y luego de sufrir los efectos de la construcción del ferrocarril Antofagasta Uyuni en 1880, que elimino el acceso al mercado de las minas a la pequeña producción que penosamente desde Santa Cruz se enviaba allí a lomo de mulas. Desde esa época Santa Cruz se desvincula económicamente del altiplano minero y esto se confirma en el Almanaque Guía, pues en ninguna parte del mismo se menciona empresas de transporte hacia el altiplano.
Las representaciones diplomáticas y su localización, también reflejan el flujo del comercio y la economía. Están localizados en Santa Cruz Consulados de: España, Méjico, Francia y Perú. En San José de Chiquitos el Viceconsulado del Brasil y en Portachuelo el Viceconsulado de Argentina.

La población de Santa Cruz a inicios de 1900 era de 166.000 habitantes y está distribuida uniformemente en sus distintas provincias: Santa Cruz y Cercado, 38.000 habitantes; Valle Grande 38.000; Cordillera, 28.000; Velasco 28.000; Sara 25.000; Chiquitos 9.000.

Existía una activa vida cultural, en 1922 se funda el Club Social y la primer Acta, de 27 de Abril de 1902, registra la composición de su Directorio: Pontieno Rojas, Presidente; Horacio Ríos, Pablo E. Roca, Neftalí Sandoval Vocales, y Luis Lavadenz Tesorero. Los socios fundadores son cincuenta entre ellos: Crisanto Roca, Rodolfo Barriga, Mariano Arauz, José Cronembold, Antonio Pittari, Peregrin Ortiz, Carlos Landívar.
Se afirma con razón que la historia la escriben los vencedores y son especialmente creativos en su fabricación, aquellos que buscan legitimar e imponer su poder, su dominio sobre el resto de la sociedad y esto lo vemos con los escribidores y fariseos del actual gobierno, que están fabricando una nueva historia a su gusto y sabor.
Por eso es importante recatar la historia del pueblo cruceño, que en el centro del continente, lejos de todas partes y lejos del poder gubernamental, se desarrolló adecuándose a su medio y las circunstancias de los mercados, empeñados siempre en producir y exportar, enfrentando las limitaciones de las distancias y el costo de transporte y últimamente acosados por políticas obstruccionistas, vía cupos y permisos de exportación, así como invasiones de tierras que buscan destruir el patrimonio de los cruceños.

De ahí la importancia de recatar la verdadera historia, aquella que perdura en el tiempo y es la que hace el pueblo en su acción cotidiana de producir, comerciar, crear ciudadanía, instituciones, cultura y esta no es una historia escrita como la acción heroica de héroes y caudillos, sino como el accionar cotidiano de la gente y con los rumbos de su economía. 

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