miércoles, 27 de enero de 2021

ESTADO PLURINACIONAL COCALERO, EMOCION Y UTILITARISMO

 

Ovidio Roca

Los ideólogos masistas aprendieron de sus mentores, que cuando un pueblo pierde su memoria histórica pierde su identidad, pierde su alma, es por ello su afán el cambiar y tergiversar la historia y empiezan haciendo desaparecer la República de Bolivia, los símbolos regionales e instauran el Estado Plurinacional, un Estado de múltiples y diversas naciones bajo un solo mando.

En la Constitución masista se indica que en Bolivia existen 36 lenguas indígenas y por tanto al menos esa misma cantidad de naciones, las que eventualmente se rigen por sus propias tradiciones, usos y costumbres.

Una Nación se define como un conjunto de personas de un mismo origen étnico, las que comparten vínculos históricos, culturales, religiosos; individuos que tienen conciencia de pertenecer a un mismo pueblo, tribu o comunidad, hablan el mismo idioma y comparten un territorio.

En consecuencia un Estado Plurinacional es aquel conformado por múltiples naciones y tribus. En la práctica cocalera, se trata de un activo grupo político populista que maneja la etnia aimara, parte de la quechua y al resto de la población, unas michi tribus, más los mestizos que llaman interculturales.

A su vez, el Estado es la organización política y administrativa que integra a la población en un territorio y bajo una autoridad. En los Estados democráticos se tiene como  primera prioridad proteger la vida, la libertad, la seguridad, la propiedad privada y el orden público, el no garantizarlo repercute no sólo en la calidad de vida de los ciudadanos, sino también en la firmeza de la democracia.

Como producto de este nuevo Estado plurinacional, que domina a Bolivia desde hace quince años, surgen los ideólogos que le dan sustento y lo hacen sintiendo como el Evo y calculando como el Qhananchiri. Así conocen que toda población tiene esencialmente un pensamiento emocional y utilitario y acorde a esto construyeron el discurso del Estado Plurinacional, para oponerlo al de la República de Bolivia. El discurso masista es un discurso motivacional bifronte, que apela tanto a la emoción como al interés pecuniario, por lo que utilizan hábilmente y con éxito el racismo y el negocio de la coca.

Este discurso llega a la población boliviana, la que fruto del populismo tiene graves problemas de anomia y de carencia de institucionalidad confiable. De esta manera, para gran parte de la población es más fácil y más cómodo: pedir que producir; seguir las instrucciones del jefe, que asumir con responsabilidad su futuro; cultivar coca y procesarla, que sembrar maíz y criar pollos; bloquear y exigir lo que te conviene, que cumplir todos por igual con la leyes justas; exigir pegas por razón de etnia o género y no de méritos, idoneidad y conocimiento.
Como producto de esta cultura populista y amparados en ella, algunos movimientos sociales, que buscan dinero facil para satisfacer sus ambiciones y carencias, aprovechando que en el país se ha internalizado la consigna cocalera de que
el bloqueo es un derecho humano”, toman terrenos municipales en los límites de los botaderos y los bloquean de tiempo en tiempo, llenado de basura y contaminando a las ciudades. Las autoridades pusilánimes y temerosas acatan la consigna cocalera de ejercer este su derecho humano y pagan el rescate de la ciudad.

En los países desarrollados, países Republicanos y Democráticos, se maneja el concepto de ciudadanía. La  ciudadanía es la condición que se otorga a las personas, vale decir el ciudadano, por ser miembro de una comunidad. Los ciudadanos son de distintas razas, religiones, costumbres y todos sometidos a las mismas leyes; donde la Comunidad organizada establece un conjunto de normas, derechos y deberes que todo ciudadano debe cumplir. Este sistema democrático contempla la primacía de la ley, la igualdad ante la ley y la periodicidad en los cargos.

Los ciudadanos de una República Democrática tienen la soberanía y la facultad para el ejercicio del poder; un poder que luego es delegado por el pueblo soberano a los servidores públicos, los que son elegidos periódicamente y por periodos definidos.

Se afirma que una República está fundada en el “imperio de la ley” y no en el “imperio de los hombres” por lo que para que las normas y reglas funcionen, se necesitan de Instituciones eficaces, creíbles y servidores públicos honestos e idóneos. Si estos no hacen bien su trabajo hay que exigirles rendición de cuentas, luego despedirlos y contratar otros más idóneos.

 

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viernes, 22 de enero de 2021

AQUEJADOS POR LOS VIRUS CHINO Y POPULISTA

 

Ovidio Roca

Estamos agobiados por una doble pandemia, una producida por el virus biológico chino que ha mostrado ser mortal para la humanidad y que está causado muerte y miseria, y la de un virus ideológico comunista que somete a la población convirtiéndola en zombis fanáticos.
A los dirigentes populistas, auto elegidos, el virus les produce ataques de ubris con el que se sienten poderosos e invencibles y con el poder tanta riqueza, que no quieren soltarlo.

El virus muta de tiempo en tiempo y luego se viraliza por todo el mundo; el virus populista se introduce por el cerebro y lo destruye y convierte a los infectados en zombis fanáticos. En el siglo anterior surgió la pandemia con el virus Estalinista, que destruyo millones de vidas y termino, cuando por su inviabilidad se derrumbó la Unión Soviética. Luego a mediados de ese siglo, este virus mutó hacia el populismo con la variante Castrochavista.

El virus comunista y populista, se manifiesta como un modelo político y económico: estatista, sin propiedad privada, sin libertad de mercado, de comercio, sin empresarios innovadores y competitivos y donde la producción está en manos de una burocracia partidaria. En el comunismo y populismo las condiciones de vida de las personas las establece, decide y controla el Estado Central, un ente planificador y ejecutivo que concentra todos los poderes y que dicta y decide arbitrariamente lo que hay que hacer y cómo hacerlo, según sus antojadizas interpretaciones ideológicas. Es un modelo que nunca ha funcionado para el bien de la población, sino todo lo contrario, pero lamentablemente atrae a mucha gente; como a las moscas la basura.

A mediados del siglo XX, ante el fracaso del comunismo y el hundimiento de la URSS, los partidos comunistas latinoamericanos transitaron y mutaron hacia el populismo, con el Foro de San Paulo y luego al Grupo de Puebla. El Grupo de Puebla mediante una declaración pública comunico con toda claridad su objetivo: “Retomar el poder de la región, para adueñarse del mañana”. Si seguimos su senda no tendremos libertad ni futuro.

 Los populistas inventaron un discurso demagógico con variaciones para cada pueblo y audiencia, buscan justificar la apropiación y distribución de la riqueza ajena con un total desconocimiento de cómo se produce. En esta nueva mutación populista del virus, desaparece el sistema comunista clásico y ahora se manifiesta bajo diferentes modalidades de capitalismo, todos centralistas y totalitarios: El Capitalismo rapaz de Rusia en manos los ex funcionarios de la KGB quienes se hicieron capitalistas apropiándose de todas las empresas a la caída de la URSS; el Capitalismo esclavista y autoritario de China; el Capitalismo Castrochavista de Cuba, Venezuela, Bolivia, con discurso populista y hay otros más. Se dan mutaciones locales del virus, como la peste Chapareña cocalera.

A su vez, los países más exitosos practican el Capitalismo liberal democrático y de libre mercado, como en los EEUU, Gran Bretaña y Canadá, al igual que lo hacen las economías de mercado coordinado como Alemania, Escandinavia, Austria y Holanda. Son todos sistemas capitalistas, que respetan la propiedad privada, la libertad de contratación, de competencia y el trabajo libre.

Los militantes del liberalismo, son ciudadanos independientes enfocados en producir riqueza a través del ahorro y la inversión; ellos arriesgan su capital, su tranquilidad, su estabilidad para producir medios para satisfacer las necesidades del consumidor y por ende mejorar su bienestar. Inducidos por la competencia son impulsados a ser productivos e innovadores.
Como están dedicados a trabajar, descuidan cuidar sus intereses y son avasallados por los activistas populistas quienes con promesas y mentiras convencen a la población y se apoderan del poder y la riqueza generada. Ellos, sin saberlo, siguen a
Göbbels, que explicó: «una mentira repetida mil veces se convierte en una verdad».

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lunes, 18 de enero de 2021

NOTA SOBRE RESPONSABILIDAD PERSONAL Y SUCHAS CUIDANDO EL CHARQUE.

 

Ovidio Roca

Para mis amigos todo, para mis enemigos la ley”. Pukimon.

Así como tenemos derechos, tenemos deberes. Las personas además de derechos individuales, tienen deberes para con la sociedad y es el cumplimiento de estos deberes lo que hacen viable el ejercicio de sus derechos.

El dilema es que en general no queremos asumir nuestras responsabilidades, ni personales ni ciudadanas; queremos que otro se haga cargo de nuestros problemas y así delegamos nuestras obligaciones y nuestro destino. Esto permite que los políticos cuando asumen la administración del Estado como servidores públicos, rápidamente tomen el absoluto control y lo hacen para su propio y exclusivo beneficio.

En Latinoamérica y en Bolivia, una de las instituciones menos creíble y más cuestionada por corrupta, es el Poder Judicial. Uno de los múltiples ejemplos icónicos de la sumisión de la Justicia al Caudillo político y del deterioro de la institucionalidad, lo vimos tiempo atrás en la actitud del Fiscal General del Estado Plurinacional, Juan Lanchipa, quien manifestó que: “Para continuar con la investigación por el delito de estupro que relaciona al expresidente Evo Morales con una menor de edad, se requiere la denuncia de la víctima”. El contexto es que la joven víctima, está traumatizada, atemorizada y permanece escondida; la familia comercializó a su hija y de ninguna manera va a denunciar y ni siquiera hablar del asunto, para eso ya cobro.
Los defensores de derechos humanos socios ideológicos y cómplices del pederasta, lo apoyaron y la ciudadanía miraba de palco.
Así nomás había sido la justicia y la moral pública y cabe preguntarnos, ¿dónde queda nuestra responsabilidad moral y el actuar de oficio en la emergencia?.

El sentido común y de verdadera justicia nos dice: “Las leyes pueden ser justas o injustas, pero en un régimen de libertades democráticas y de derecho, el ciudadano y ni hablar de los jueces no solo tienen la responsabilidad legal, sino también moral de obedecer las leyes justas y desobedecer las leyes injustas, impuestas por el régimen autoritario”.

A nivel internacional nos encontramos con la infausta realidad de los organismos internacionales que están cooptados por la ideología populista y autocrática. La Asamblea de la ONU en votación secreta, eligió como miembros del “Consejo de Derechos Humanos” a los mayores violadores de los mismos: China, Rusia, Cuba, México, Bolivia.

Estos encargados internacionales de los derechos humanos, algunos de ellos de países muy poderosos, son enemigos declarados de la libertad y los derechos humanos y sólo se incorporan a estos Consejos para defender a sus cofrades. Pukimon declaró: Son como suchas cuidando el charque.

Por nuestro futuro y el de nuestros hijos, necesitamos retornar al verdadero sistema democrático y de derecho; donde todos somos iguales ante la ley y donde ejercemos tanto nuestros derechos como nuestras obligaciones en el marco de un régimen constitucional.
No se trata de letra muerta y Jueces corruptos, sino de sentido común; las leyes más justas son aquellas  que recogen y aprenden de las enseñanzas y experiencias sociales y luego basadas en esta jurisprudencia, se aplica una sentencia de manos y el discernimiento de Jueces necesariamente idóneos y honestos.

Una democracia se asienta en la confianza de la ciudadanía en las instituciones: legislativas, judiciales, gobiernos nacionales y locales, las que deben estar bajo el permanente escrutinio de la ciudadanía y de aquellos medios independientes, que ejercen la función de difundir la verdad de los acontecimientos y defender la libertad de expresión.

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lunes, 11 de enero de 2021

DEMOCRACIA, LA LENIDAD DEL CIUDADANO Y LA DICTADURA DE LOS POLITICOS

 

Ovidio Roca

 

¨ Se hace camino al andar, y para todo caminar es bueno conocer el terreno, sus irregularidades y sus trampas para eludirlas y llegar felizmente a destino ¨. PUKIMON


En una República Democrática, los depositarios de los derechos son los ciudadanos y las decisiones del Gobierno se orientan hacia donde están los intereses de la comunidad, las personas y el ciudadano, sin distinción de raza, nivel social u orientación política o sexual.
Para unir un pueblo los intereses económicos y materiales no bastan; sin historia común, tradiciones, valores compartidos y responsabilidades comunes, no conseguiremos construir una nación y un Estado sólido.

En los regímenes Democráticos el Ciudadano es el Soberano y la Autoridad Suprema, quien delega limitadas y específicas atribuciones y tareas a Servidores Públicos contratados para el efecto.

Vivimos en un gran Condominio y para administrarlo los vecinos se ponen de acuerdo y aprueban un Estatuto (en los países una Constitución) y para gestionar su operación y funcionamiento, se contratan y pagan administradores idóneos, honestos y capacitados.

En los Estados democráticos, con el tiempo se distorsionan los principios y se establece una clase política que se apodera y enquista en el poder y luego manda y ordena.

En un régimen Democrático y Federal, el poder es descentralizado y los problemas se resuelven cerca de su origen y de acuerdo la idiosincrasia del pueblo, lo cual es más práctico y eficiente. Se proponen y aplican soluciones bajo una economía de mercado que incorpora valores sociales, políticos y económicos. Una economía competitiva con un mínimo de regulaciones para alentar la capacidad de innovación de la población, con un tipo de cambio monetario equilibrado, un bajo nivel de endeudamiento, sistema tributario pagable, gasto público reducido y sin déficit fiscal ni financiero.

A nivel internacional y ante el fracaso mundial del sistema comunista y sus derivaciones castrochavistas, surge como una variante el Populismo que utiliza el sistema electoral de la democracia y cuando se instala en el poder, rápidamente va creando los mecanismos para su perpetuación. Colonizan las cuatro instituciones subsidiarias del Estado: el Ejecutivo, Legislativo, Judicial y Electoral.

 

Tenemos populismo tanto de derecha como de izquierda, entre ellos el Populismo egocéntrico, mediático y cretino de Trump y Putin. Un populismo que se instala en los países, pero por su ineficiencia, en democracia, no prospera por mucho tiempo, aunque en el comunismo se impone. Trump no pudo apoderarse del poder, Putin lo hace sin problemas y sin límite.

Aun en los países aquejados de populismo, las clases medias por su formación son propensas a acatar la autoridad e institucionalidad. Por su parte los sectores populares y movimientos sociales, que sienten que nada tienen que perder, son tribales, se organizan en manadas y bloquean la autoridad y las instituciones, lo hacen en defensa de sus intereses grupales, mientras los intereses de la sociedad son totalmente ignorados.

Bajo la Democracia Federal, que es un régimen autonómico, no se trata de pedir soluciones al Gobierno Central, sino de asumir nuestras responsabilidades, decidir y construir de forma responsable lo que corresponde. Como ciudadanos y dueños del Estado no podemos aceptar que los administradores contratados, los funcionarios públicos se apoderen del aparato del Estado para su propio beneficio, como lo hacen actualmente.
Como todas las cosas que valen la pena y entre estas la libertad no llegan de regalo, hay que construirlas y mantenerlas con esfuerzo y responsabilidad, para esto necesitamos comportarnos como ciudadanos libres y no dependientes y sumisos del aparato central.

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lunes, 4 de enero de 2021

ILUMINADO POR QHANANCHIRI

 

Ovidio Roca

Todos los fanatismos religiosos y políticos conducen a los mismos resultados, unos más brutales que otros, y al final los seguidores de un dogma son ciegos seguidores de sus credos y no dudan en eliminar a quien no se doblega a sus creencias. Lo vemos en los Islamitas y los Castrochavistas.

A la mayoría de las personas luego que aceptan una fe, una ideología, no les gusta que les aconsejen revisar sus creencias y eventualmente cambiar de opinión. Esto ocurre por un aspecto profundamente tribal de la naturaleza humana que asume sus propios deseos como realidad absoluta, y ante cualquier consejo o información que sientan como una presión para pensar de manera distinta a su creencia, los reafirma en su propia fe.
Esto se explica porque cuando la mente acepta una consigna ideológica, una fe religiosa, un dogma racial, la asume como propia y se cierra a toda evidencia y así evita el drama de las dudas.

Siguiendo estos criterios, el mundo de la propaganda política (Agitprop) se mueve con los “relatos”, un método de comunicación en el cual se inventa una historia que cuando se la cuenta en cada escenario y de acuerdo al público, se le aumenta o le quita algo y esto con el fin de llegar al sentimiento de este auditorio y venderles su charque.

Es bastante extraño, pero nuestra mentalidad se resiste a ver la realidad objetiva y solo ve lo que quiere ver y solo escucha lo que alimenta sus ilusiones y esperanzas y por esto es difícil competir con los populistas que son los maestros de la falacia.
Los maestros masistas en su construcción del relato, toman en cuenta la psicología y cultura de las personas, y aunque algunas personas sensatas se guían por los hechos, una inmensa mayoría lo hacen por las palabras e ilusiones falsas
. En consecuencia el discurso político es el arte de construir un relato que cambia permanentemente, de acuerdo a la cara del cliente y a la conveniencia del cuentista. Siguiendo los principios de la falacia, se concluye que no hay verdades, sino historias bien o mal armadas y relatadas.

Para la socialización del relato se utiliza como apoyo los medios de comunicación, sobre todo la televisión, las plataformas y redes sociales y todo en función de sus intereses de negocios y políticos; en esencia de plata y poder.

Los predicadores masistas, inspirados e iluminados por Qhananchiri, son eximios maestros de la falacia, de la mentira y el doble pensar. Esta habilidad es muy útil para la construcción de estos relatos y fabulas sociales, pues la mentira tiene suficiente carga emocional para obnubilar nuestra razón, especialmente cuando es simplificada y anclada en atavismos ancestrales por los ideólogos populistas. Estos iluminados, logran que no pensemos de forma racional sino emocional y de esta manera la mentira la demagogia no podrá ser derrotada con datos reales, ni simples ni  complejos. Los populistas lo saben, pero quienes los enfrentan se niegan a verlo.

 

El sustento psicológico de todo esto, es que la narrativa se fija fuertemente en el subconsciente y aunque el poder de la razón puede ser poderosa, no es lo suficiente como para superar por sí sola el apego emocional a la mentira. Lo comprobamos en el mundo y lo vivimos en nuestro país, esclavizados por formulas ideológicas fallidas y destructivas como el comunismo y populismo, pero con gente que las sigue porque poco les importa la realidad, sino las historias y por supuesto la coca.
El individuo racionalista, librepensante y que además mantiene un distanciamiento social con la coca, es para los políticos masistas el principal enemigo. Por ello los seguidores del cocalero los ven como un símbolo de amenaza y provocación, al que hay que denigrar y destruir.

Una Cita cósmica, brillante e inspiradora: Si no apoyamos al hermano Evo: “Va a haber llanto y el sol se va a esconder, la luna se va a escapar y todo va a ser tristeza para nosotros, no se olviden”. Jallalla, Kausachun coca. Qhananchiri; Salmo 3.14.16

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