martes, 6 de febrero de 2018

HUELLAS Y CICATRICES DE LA HISTORIA CRUCEÑA NO OFICIAL


Ovidio Roca
La cuestión regional tiene un doble origen: histórico y democrático. Por su origen histórico, tiende a la identidad. Por su origen democrático, a la libertad”. (Jean-Claude Casanova).

Hay huellas y cicatrices que evidencian esos errores y pautas que se repiten una y otra vez en nuestra historia Colonial, Republicana y ahora Plurinacional. Durante la era Colonial los distintas Provincias del Alto Perú hacían su vida de manera más o menos autónoma, aunque  respondiendo a los dictámenes de los centros de poder: el Virreinato de Lima y el Virreinato del Rio de la Plata. Estos Virreinatos coloniales competían entre sí por controlar la riqueza de Potosí y cuya posesión explica la cruenta y larga guerra que actuó como la partera de Bolivia.

La Audiencia de Charcas nació como parte del Virreinato del Perú y cuando en 1.778 se crea el de Buenos Aires, pasa a pertenecerle. Luego en 1810 cuando se da la Guerra de la Independencia de las Provincias Unidas del Rio de La Plata, el Virreinato del Perú recupera a Charcas. Por su parte Charcas que dependía sucesivamente de estos dos Virreinatos, siempre busco tener una relación directa con la monarquía española y no a través de sus Virreyes.

La conformación de Bolivia en 1825 se produjo mediante la adhesión de varias Provincias autónomas que buscaban un centro aglutinador. Algunos líderes orientales entusiasmados por la riqueza de Potosí, el prestigio de la Audiencia de Charcas y la famosa Universidad Mayor Real y Pontificia San Francisco Xavier,  optan por unirse a la naciente República de Bolívar, aunque de nada les sirve pues siguen marginadas y menos libres que antes.

Instalada la Republica, el Estado Centralista minero nunca tuvo una relación fluida con las otras provincias y menos con aquellas alejadas y sin riquezas mineras. Santa Cruz y los pueblos del oriente eran pobres, estaban aislados, estaban lejos de todas partes y carecían de las riquezas minerales que movían el interés de los gobernantes, los que pese a las permanentes demandas, no atendía los pedidos de Santa Cruz para su vinculación nacional e internacional y las postergaban, como ocurrió por ejemplo con Puerto Busch.

Santa Cruz se mantuvo aislada hasta mediados del siglo anterior, cuando en 1953 el Gobierno de la Revolución Nacional decide incorporarla al país mediante una carretera asfaltada, buscando tener un área de producción agrícola y un espacio territorial para trasladar los excedentes poblacionales de los pueblos andinos; migrantes éstos que al llegar actúan como mitimaes para tener control sobre el territorio y la población.
Con la apertura de las vías de comunicación la región tuvo acceso a los mercados y como consecuencia la producción agropecuaria y agroindustrial creció exponencialmente y Santa Cruz se convirtió en el centro más dinámico de crecimiento económico y poblacional del país. Pero como la vinculación con el Estado central era forzada, Santa Cruz mantuvo siempre un espíritu de rebeldía y autonomía.

En la época actual, la del Estado Plurinacional cocalero, los masistas cuando hablan del país de la llanura y el chaco, se repiten y mencionan siempre los mismos calificativos: “separatistas que tratan de dividir el país, racistas, discriminadores, regionalistas”. Estas ideas reiterativas, obsesivas, muestran sus deseos y temores; lo que quieren y lo que los asusta y mientras la historia transcurre tumultuosa, diversa y azarosa, ellos siguen obsesionados con sus mismas ideas fijas.

Desde sus orígenes los pueblos orientales han querido ser autónomos en sus decisiones, y su orientación ideológica siempre estuvo dirigida hacia la libertad y el estado de derecho, aquel que garantiza la convivencia civilizada entre todos los ciudadanos. Sin embargo en los últimos tiempos la dirigencia regional, por temor y por interés termino tranzando con el poder, y buscando mantener su bienestar y sus negocios acepto dejar de lado sus principios autonómicos, la democracia, la libertad de expresión y aceptaron además la economía estatista y dirigista y políticas económicas y monetarias del Gobierno, pese a que estas incentivan la informalidad y afectan al desarrollo de la producción y la competitividad de la región y del país.

La historia deja huellas y cicatrices por lo que en procura de superarlas y construir un país unido en su diversidad y donde se respete la cultura e idiosincrasia de cada pueblo, es obligación de los dirigentes y de los pueblos definir su propio futuro y asumir la responsabilidad de su destino.

El reto es adoptar el manejo autónomo de la región como parte de un Estado Republicano Federal, que respete la idiosincrasia de los distintos pueblos, que promueva una economía liberal y competitiva y trabaje en el permanente fortalecimiento de las instituciones básicas, como el poder legislativo, el poder judicial y electoral, que son los órganos del Estado encargados de preservar los derechos, garantías y libertades ciudadanas.

Ahora y como antes también lo fue, la exigencia para los lideres, los intelectuales, los empresarios, el pueblo, sigue siendo la búsqueda de la libertad, de una democracia de calidad que es la que nos conduce hacia un mejor y más responsable desarrollo; un desarrollo sostenible, con una cultura humanista y tecnológica, con responsabilidad y cuidado del medio ambiente y con más transparencia, menos corrupción y menos pobreza.

ovidioroca.wordpress.com




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