sábado, 15 de junio de 2013

REBELIÓN DE LAS CLASES MEDIAS

REBELIÓN DE LAS CLASES MEDIAS

Ovidio Roca

El proyecto de Estado Plurinacional y su concepción extractivista, etnicista y comunitarista, no solo ha demostrado su fracaso económico y social, sino que tiende a enfrentar y dividir el país; es por tanto pertinente que los ciudadanos afectados, de forma democrática promuevan un proceso de recambio, para salvar al país y defender sus intereses.

El Gobierno, a pesar de haber recibido en los siete últimos años, “de arriba”, sin haber hecho nada para generarlos, 95.000 millones de dólares, cinco veces más que todos los gobiernos anteriores en 25 años, (según nos informa José Luis Parada), y el resultado del proceso de cambio ha sido un fiasco y brutal despilfarro.

Lo más grave sin embargo es la destrucción del Proyecto de Nación Boliviana, del ideal de un país democrático que nos integre a todos; con la engañosa propuesta del establecimiento de 36 nacionalidades; promoviendo la diferenciación y enfrentamiento étnico y usándolo como una estrategia de división regional, para finalmente establecer su poder omnímodo.

En la práctica lo que se ha instalado en Bolivia es una burocracia de partido, una estructura corporativa, cocalera y una etnia dominante, que es la que se beneficia económicamente con el manejo totalitario del aparato de gobierno y del país.

Ante esta situación y para beneficio de los bolivianos, se necesita de forma urgente contraponer a esta visión y práctica política que nos conduce al fracaso, una visión moderna de país, una sociedad de instituciones sólidas y estables, una sociedad de ciudadanos iguales ante la ley, los que procuran juntos un futuro común y compartido.

¿A quién le interesa un cambio de este estado de cosas; vivir en un Estado de Derecho, en un país formal, de leyes?;  seguramente que no a los sectores que se sienten cómodos en un ambiente de informalidad, de ilegalidad: contrabandistas, traficantes, cocaleros y también un sector de cuentapropistas que aprovechan de la anomia y la ausencia de gobierno para actuar sin ningún control fiscal y ambiental, tal es el caso de algunos cooperativistas mineros.

Los que valiente y estoicamente se enfrentan al gobierno y reivindican sus intereses sectoriales, son los indígenas y los trabajadores; quienes se sienten y se saben traicionados por el llamado proceso de cambio. Hasta ahora poco han logrado, pues además de enfrentar un fuerte aparato represor, tienen la debilidad de poseer  una fijación ideológica por un Estado rentista, prebendalista y clientelista, que es la misma que maneja el Gobierno, por lo que son fácilmente engañados y manipulados.

Si revisamos la historia, veremos que no fueron siempre los pobres, ni los indígenas, ni los obreros los que iniciaron las revoluciones, sino las clases medias. Veamos como ejemplo, la Revolución Francesa, la Revolución de Octubre, la Revolución del MNR, la Revolución Cubana.
En realidad no se trata de la clase media en su conjunto, ni siquiera de un grupo organizado, sino más bien de los líderes de la clase media, los  que de repente surgen, se vuelven populares y luego sorprendentemente eficaces.

Se puede decir de las clases medias, al decir de un marxista, que no son una “clase para sí, ni para sí”, por lo que no son revolucionarias. Lo que se puede afirmar sin embargo es que aunque las clases medias no se rebelan, ellas causan, impulsan la rebelión contra un orden injusto.

Pero si las clases medias, los intelectuales, los indígenas y los trabajadores, no actúan unidos;  por más que se proteste, contra la injusticia y el abuso no se conseguirá nada más que encumbrar a algunos dirigentes, para que consigan luego sus prebendas.
Por ahora hay una oposición dispersa, sin estructura política organizada. Los frentes opositores no logran captar la confianza de la ciudadanía, tampoco logran ponerse de acuerdo entre ellos por problemas de egos. En consecuencia a la clase media, que es actualmente la más perjudicada, le correspondería  involucrarse y aliarse con los otros sectores de la sociedad, aquellos que también quieren prosperidad, paz y libertad.

Para que un movimiento de recambio democrático se convierta en algo eficaz, se requiere de contar con: una propuesta seria de país; de un mecanismo de concertación y, de una representación política que tenga una imagen y liderazgo personal.  

No se trata de una revolución que destruye todo, sino de avanzar en la construcción de un nuevo orden, y la ventaja que tiene la Clase media es la de ser un sector social incluyente y que procura la unidad; pues culturalmente está más allá de los encasillamientos raciales y religiosos; se integra a los avances de la ciencia, de la tecnología y la cultura universal y está especialmente comprometida con los principios democráticos. Esto sin olvidar sus propias raíces culturales e históricas.

Sus armas y potencialidades, a las que temen los caudillos, son fundamentalmente la libertad de pensamiento, el conocimiento, el acceso a los modernos medios electrónicos de comunicación (Email, twitter, Facebook) y a las redes sociales, para la defensa de la verdad y su divulgación. Por todo esto es que la clase media está en el punto de mira del Gobierno, especialmente por el temor y odio que le tienen a los librepensantes, propios y ajenos.

En consecuencia, una alternativa al actual desastre, seria plantearse seriamente, la Rebelión de las Clases Medias, con una propuesta que podría partir de:

Conformar un Estado Federal, que permite el diseño de normas y leyes diferenciadas y acordes a las particularidades de cada región del país y de su gente y que se aplican en cada Departamento.

Una sociedad democrática que sustente el Estado de Derecho y un modelo de economía sostenible, con productores competitivos.

Una sociedad que valore la libertad individual, el afán de progreso, la educación, el profesionalismo, el esfuerzo personal, el trabajo y la sobriedad y como consecuencia el ahorro y la inversión productiva; como base del desarrollo sostenible. El resto es trabajo.

ovidioroca.wordpress.com


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