martes, 25 de junio de 2013

CRÓNICA DEL GATOPARDISMO PLURINACIONAL

CRÓNICA DEL GATOPARDISMO PLURINACIONAL

Ovidio Roca

Se cambió todo y no mejoro nada; cambiamos el nombre del país, de las instituciones, de los pueblos, de las calles, de los aeropuertos. Se cambiaron las leyes, los mitos, las imágenes, las estatuas, los himnos, la religión, las fiestas, las modas y nada mejoro. Se está reescribiendo rápidamente una otra historia y creando nuevos héroes, pero en un país diverso esto no satisface a muchos.

Antes, se estableció la  división y equilibrio de los poderes: ejecutivo, legislativo, judicial y electoral y ahora solo tenemos dos, el poder simbólico y el poder factico, y hay que destacar la habilidad para usar a quien tiene el carisma y el poder simbólico, para ejercerlo de hecho. 

Los nuevos gobernantes son partidarios, no de la alianza, sino del odio de clases y de razas, y lo promueven. Son dueños de los recursos públicos y los distribuyen directamente en lo que les gusta, a quien les conviene y de manera discrecional.  Tienen para el discurso un culpable y siempre fiel enemigo externo, el Imperialismo y para darle palo, el interno,  quienes resisten y cuestionan y especialmente las clases medias urbanas a quienes les están robando la vida y no se dan por enteradas. Actúan con diligencia y “le meten nomas y después que arreglen los abogados”, magistrados, jueces y fiscales, pues para eso se los puso y se les paga. 

Siguiendo la tradición populista se ofreció lo que cada uno quiere oír y para cada escenario en particular. En unas regiones: reivindicación indígena, poder por quinientos años, descolonización, nacionalización de las empresas y de las tierras y recursos naturales; protección social, seguro universal de salud, casa para el casado, medicamentos baratos y clínicas, ampliación y mejoramiento de los bonos, soberanía alimentaria, subvención para la producción de alimentos básicos; cargan de todo, como el ekeko.

En otros escenarios más modernizantes: Igualdad de oportunidades tanto políticas como económicas para todos los bolivianos, desarrollo productivo, seguridad, cero corrupción, austeridad estatal, soberanía alimentaria, producción ecológica, gas para los bolivianos, industrialización del gas, del  hierro del Mutún, del litio, autonomía departamental, despolitización de la justicia.

Un aspecto a destacar y en el que se ha avanzado, pero para mal, y sobre el que se ha trabajado con mucha habilidad, es en la manipulación de la sensibilidad y resentimientos de la gente.
Todos nuestros países son invadidos por las imágenes del cine y de la televisión occidental, que muestran y exaltan formas de vida, valores culturales y belleza, que no son totalmente los nuestros, pero que la gente admira, envidia y al mismo tiempo odia, pues les hace sentirse diferentes e insatisfechos. Esto impacta mayormente en Bolivia donde una parte de la población de origen aimara-quechua se percibe indígena y se siente discriminada por ello, a diferencia de la mayoría de países latinoamericanos y del oriente boliviano que asumen con orgullo su mestizaje y se integran a la cultura universal.

Trabajando sobre este sentimiento de discriminación, los sociólogos y operadores políticos del MAS, han fortalecido y manejan políticamente la adscripción étnica, creando leyes que dan ventajas a los indígenas, pero solo a los fieles, para con ello conseguir su fidelidad al único líder indígena, y  pese al creciente mestizaje se impulsa a la población para retornar a sus raíces.

Para esto se han dado a la tarea de recuperar y reinventar mitos, tradiciones y leyendas. Evo, un mestizo aimara, ha sido posicionado como paradigma de lo indígena y por tanto su éxito mediático mejora la autoestima de quienes se identifican con él, lo que compromete su fidelidad y compromiso con el único líder. Han conseguido con ello, dos efectos de fuerte impacto emocional; pasar de la desazón y resentimiento por sentirse excluidos, al orgullo de sentirse empoderado por el líder indígena, ahora en el Gobierno, en el mando.  

Poco de lo ofrecido electoralmente se cumplió y otro tanto se cumplió mal, pero algo que podemos apreciar, es que se cambió la burocracia, ahora la administración pública está mayoritariamente en manos de nuevos grupos cuya curricula es la de llamarse indígenas o ser k’aras izquierdosos.

Con el poder en la mano, las nuevas autoridades plurinacionales hacen lo que pueden y se dan el gusto en lo que les gusta. Cuando se trata de gastar, de comprar caro y sin cumplir  procedimientos legales, competitivos y transparentes son buenos, pero para crear, construir y administrar correcta y honestamente fallan estrepitosamente y a nadie le importa.

El Presidente de las Seis Federaciones de cocaleros, sigue firme defendiendo a sus sindicatos, pero ahora desde el Palacio. El ideólogo, ya no necesita de los dólares de las ONG,s y se divierte aplicando viejas teorías estalinista y jacobinas para ver qué ocurre. Satisface su necesidad de autoafirmación y afán de dominio, manejando y jugando con el Estado y con las personas, solo por el gozo de verse y sentirse poderoso.

Por su parte la tradicional burguesía chola, sigue haciendo plata y ahora mucho más. Cualquier comerciante del régimen simplificado y por tanto exento de impuestos; siguiendo la tradición popular y en procura de prestigio social, gasta como si nada medio millón de dólares en su fiesta de preste, dando de comer y beber a sus amigos y compadres.

Una nueva masburguesía mestiza, surge amparada en el control total y uso abusivo del Estado, para hacerse de adjudicaciones de bienes y tierras, recibir comisiones por influir en compras y contratos, hacer negocios con la extorsión judicial y todo lo necesario para enriquecerse. Dirigentes que ayer no tenían un peso son propietarios de comercios, de importadoras, de flotas de vehículos, de inmuebles, de cuentas bancarias, en el país y el exterior.

Pero no a todos le va bien con el cambio, especialmente a los indígenas del oriente y algunos del altiplano que valientemente resisten y no se someten al gobierno; a los libre pensantes, a la clase media profesional y trabajadores formales; a los agricultores y a las empresas industriales y agropecuarias, que se sienten inseguros y disminuyen su inversión y producción.

El “gas para todos”, no funciono y ahora no hay gas suficiente para los bolivianos y menos aún para ampliar o instalar las nuevas industrias que lo requieren urgentemente. Los mercados de Argentina y Brasil son abastecidos prioritariamente pues son la fuente de recursos del Estado, pero este suministro peligra por la disminución de las reservas.
La percepción de lo que está ocurriendo con la nacionalización depende del cristal con que se mire; para unos, se estatizaron las empresas, se las burocratizo y se las torno ineficientes y deficitarias y para seguir operando necesitan subsidios estatales; dice un liberal. Se recuperó lo que es del pueblo, la dignidad nacional y nuestra independencia; dirá un socialista andino.

El amor por la madre tierra y el respeto por la ecología y el medio ambiente, termina cuando se trata de ampliar las tierras cocaleras y hacer carreteras afectando los parques y territorios indígenas o buscando hacer negocios, pues no vamos a vivir como en el pasado, como hace quinientos años, sino en la abundancia capitalista.

"Hay un amplio margen territorial que debe ser objeto de exploración (petrolífera) en los siguientes años. Está bien que tengamos parques, necesitamos tener muchos parques, somos un gobierno profundamente respetuoso de la Madre Tierra. Pero no significa que nos vamos a quedar viviendo como hace 400 o 300 años para dejar esa riqueza para que de aquí a un tiempo vengan otros, que no vamos a ser los bolivianos, a usar esa riqueza". APRÈS MOI,  LE DÉLUGE.


ovidioroca.wordpress.com

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