viernes, 28 de junio de 2013

CONVERSA EN EL TAXI

CONVERSA EN EL TAXI
Ovidio Roca

El tráfico en Santa Cruz es tan complicado y las calles tan inseguras, que uso Radiotaxi y siempre la misma línea; por lo que conozco de años a casi todos los conductores y con ellos comparto las anécdotas del pueblo, mientras soportamos las trancaderas.

Un día de esos, entro al taxi y veo un conductor nuevo. Bienvenido a la línea le digo, como esta, como lo tratan por acá. Bueno, ahora el trabajo es mejor, es de día, mucho más tranquilo y otro tipo de clientes. Antes trabajaba toda la noche para una señora de la Villa, era todo un barullo, recogiendo y llevando peladas vírgenes a los moteles para unos bonosolistas, que son los principales clientes de la línea y pavos de las peladas.
Y donde conseguía tantas vírgenes?. No había problema porque siempre eran las mismas y como puede ser eso?. Fácil, la Señora las pegaba con “la gotita” y quedaban “chalingas”.

Otra noche tome un Taxi para volver a mi casa y luego de los saludos habituales, el taxista me dice: Yo he matado varias personas, sabe. Asustado le respondo, espero que hoy este de vacaciones pues es cumpleaños de mi bisnieta y estoy de ida a verla. No se preocupe hermano, Jesús me llamo y ahora sigo su senda. Yo era drogadicto, estuve en la cárcel; Jesús me hablo y ahora, después de pagar mi culpa con los hombres, ayudo a los jóvenes a salir de la droga y la delincuencia. Yo escribí un libro sobre todo esto. Y me pregunta, oyó hablar de fulano, si!, pues yo lo mate, también a mengano. Todo esto lo cuento en el libro que vendo para recaudar fondos.  Que interesante y donde lo puedo comprar?. Tengo aquí uno, vale cien bolivianos; aquí tiene y muchas gracias le dije, mientras salía del taxi feliz de saber, que a veces la gente puede cambiar para bien y los pasajeros llegar sanos y salvos a su casa.

Me llamo la atención el acento del taxista y le pregunte de donde era. Soy buenavisteño y estuve en España durante varios años, pero cuando la cosa se complicó me vine pal pueblo. Y en que parte estuvo, le pregunte. En Santiago de Compostela. Y de cómo, pues sé que la gente va a Madrid, a Valencia a Barcelona, pero a Galicia, entiendo que nadie va.
No crea, al parecer los bolivianos estuvieron en Santiago desde el Siglo XVI, me imagino como comerciantes o algo así. En el pueblo de Santiago encontré varios paisanos que así me lo comentaron; pero le cuento lo mejor; el riachuelo a la entrada del pueblo y el aeropuerto, se llaman ambos “Lavacolla”.
Usted me está tomado el pelo!!. Nada de eso; me contaron los paisanos  que allá por los años mil quinientos o seiscientos, llegaron a Santiago unos peregrinos, que según supieron después eran de Clisa, Cochabamba y quisieron entrar al templo, pero como estaban muy olorosos, aun para el olfato español, los mandaron al riacho para que se laven. Según dicen, de ahí viene el nombre de Lavacolla.

Y usted, estuvo también en España?. Si!, fui de paseo hace un tiempo y le cuento que también yo escuche un chisme de los paisanos.
Paseando por Andalucía, llegue a un pintoresco pueblito de la sierra llamado Ronda, donde van muchos turistas para apreciar el paisaje montañés y las hermosas construcciones tanto de origen árabe, como ibérico antiguo.
En la placita habían parqueados unos burros, cada uno con su respectiva placa, como la de los vehículos y allí acudían los niños para montarse y dar vueltas por el pueblo. Luego de visitar la Casa del rey moro, almorzamos en un hermoso restaurante que tenía un amplio patio en el que crecían umbrosos árboles. Inmediatamente me llamo la atención uno de ellos, pues me pareció conocido y de mi época cochabambina. Era de mayor tamaño de los que yo recordaba y me acerque a mirar las hojas y al ver los racimos de pequeños frutitos rosados, inmediatamente lo reconocí como un molle.  
Hable con un vecino de mesa, un viejo español y le pregunte que árbol era ese y me dice su nombre aquí es pimienta cuchibambina;  este es un árbol  de américa y llego hace cientos de años en manos de unos comerciantes indianos que ofrecían especies y entre ellas pimienta. La gente compro y después se dio cuenta que era un timo pero los cuchibambinos ya habían desaparecido. Luego alguien sembró las semillas y vio que era un árbol ornamental y que se adaptaba al suelo árido de por acá y ahí lo tiene, es muy hermoso.

Sabe, me dice Pepe Yuca, de los Roca yuqueros de San Ignacio de Velasco y el taxista dueño de los cuentos; el que se las sabe todas y si no las inventa.
Sabe, que Evo estuvo en Montero y en su discurso dijo que “comer pollo hace a los hombres maricones” y un camba que estaba al lado no pudo contenerse y le dice: Presidente, te equivocaste, “no es el pollo, es la paloma”.
Otro, de Percy. El Alcalde entra a la oficina donde lo esperaban ya aburridas varias señoras de antaño. El Alcalde se dirige a ellas sonriendo, y pelando los dientes y les dice; aquí veo  ¡carne buena!, ellas ríen halagadas y el loco concluye, ¡gorda y blandita!. Con lo que gano su enojo y perdió sus votos.

Si seguís así te van a meter preso, le advierto; y no me van a invitar al Hotel  Casa Blanca, me responde.


ovidioroca.wordpress.com

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