domingo, 23 de abril de 2017

RECETA POLITICA ECONOMICA DEL POPULISMO PLURINACIONAL


Ovidio Roca
 “La gota horada la roca, no por su fuerza sino por su constancia”: Publio Ovidio Nasón.

Lo siguiente ha sido repetido muchas veces, pero no lo bastante:
El MAS acusa permanentemente a la oposición de no tener programa y proyecto de país y enarbolan muy orgullosos el suyo; un Programa con el que aspiran al poder eterno y sin límites y que sigue el modelo de Cuba, Corea del Norte, Venezuela; el mismo que en esos países causo inseguridad, desesperación, miseria y ahora lo hace en el nuestro.

Lo que las personas del común entendemos como un verdadero programa y gestión de gobierno es simple y es aquel, que aplicando un modelo adecuado, ejecutado en libertad y por gente honesta e idónea, hace las cosas bien y para beneficio y bienestar de todos los ciudadanos y no solo de los gobernantes.

El problema es que extrañamente los pueblos tiene una gran propensión a ser engañados por ofertas y promesas demagógicas, especialmente de líderes populistas carismáticos quienes luego de tomar el poder aplican sus típicas practicas estatistas y totalitarias con lo que consiguen arruinar y destruir los países y los pueblos.  

Cuando hay recursos lo gastan y ofrecen al pueblo dadivas y bonos insostenibles y cuando se acaban los recursos se endeudan y multiplican las promesas, que el pueblo recibe con esperanza aunque sean mentirosas y siempre que no les cueste nada. 

Cuando las cosas se ponen feas, los populistas centralizan todos los poderes del Estado, destruyen la institucionalidad y establecen un régimen totalitario y de fuerza.
Sin embargo todo tiene un límite y el pueblo necesita reaccionar antes que hayan sido domados y capados como en Cuba y Nor Corea, pues después es tarde. Son los jóvenes y especialmente las mujeres los héroes de estas lides pues aún tienen esperanzas y ganas de pelear por su futuro.

Cuando eventualmente, por la reacción popular ante la crisis, miseria y desesperación, los populistas se ven obligados a dejar el poder están seguros  que los Gobiernos que vienen se darán el trabajo, con mucho esfuerzo y sacrifico, de levantar el país y crear nueva  riqueza y saben que pronto el pueblo, contagiado de populismo, se sentirá molesto porque tiene que trabajar para salvar la situación y nuevamente les darán cabida, como viene ocurriendo desde los años cuarenta del siglo anterior en la argentina y otros países populistas. Parece cuento, pero es historia repetida.

Todos los albanicos (de la ALBA) preparan y venden el mismo plato populista aunque añadiendo condimentos y aderezos locales; la siguiente es la receta de política económica del populismo boliviano, que recomendamos no cocinar ni comer:

Se utiliza el indigenismo y la identificación étnica de gran parte de la población andina con el presidente plurinacional y lo usan como su base de apoyo popular.

Concentran el poder, para lo cual rediseñan las antiguas instituciones republicanas bajo un solo comando central, el Ejecutivo, y el Legislativo, Judicial, Electoral y órganos como Ejército y Policía obedecen exclusivamente al Jefe del Gobierno Único. Eso de la división e independencia de poderes, les es aberrante.

Establecen un Estado dirigista con un sector público desmesurado, interventor del mercado y único agente de la justicia social y de la distribución del bienestar. Un Estado protector y regulador, que promete más no proporciona al pueblo, alimentación, salud, vivienda y calidad de vida.

La soberanía no reside en el pueblo sino en los Lideres del Estado Plurinacional y las personas y asociaciones existen con el solo propósito de mejorar y desarrollar el poder, el prestigio y el bienestar de sus líderes.

Los masistas, como buenos demagogos, son expertos en ofrecer y eventualmente en distribuir recursos y prebendas, pero no en crear riqueza. Por su falta de profesionalismo y de criterio empresarial y tecnológico, no invierten, sino gastan en proyectos inviables y actúan desfasados de la realidad industrial y de mercado. 

Practican un capitalismo de Estado y con presupuestos hiper-inflados invierten en industrias mal localizadas, peor diseñadas y luego pésimamente gestionadas.

Dicen defender y proteger la industria y el comercio y lo hacen prohibiendo las exportaciones, al contrario del liberalismo que pugna por abrir los mercados nacionales al comercio internacional y maximizar el intercambio.

El Gobierno cocalero impone sus normas sobre el resto del país y las hace cumplir a la fuerza; son normas y prácticas estatales que  interfieren y bloquean el funcionamiento libre del mercado, con controles de precios y salarios, moneda sobrevaluada, control de exportaciones y terrorismo impositivo exclusivamente para el sector formal y no se les escapan ni los serenateros.

Aplican un sistema estatista y dirigista que no permite que el sistema económico se  ajuste a sí mismo mediante la flexibilidad de precios, la libertad contractual, la quiebra y liquidación de los proyectos fracasados y la acumulación de beneficios para los exitosos.

Como contrapartida existe una creciente y activa economía informal, que irrespeta toda norma y practica un capitalismo cocalero salvaje, que genera el flujo de dólares del narcotráfico para el contrabando y a la que se acoge el setenta por ciento del empleo nacional.

Permanentemente presionan a los empresarios y negocian con ellos para permitirles su vida, su futuro y consentirles continuar con sus negocios a cambio de una parte de sus ganancias y su neutralidad o apoyo político. En este ambiente y condiciones, existen cada vez menos empresas privadas en el exiguo mercado formal.

Los populistas para conservar el poder, controlan toda la información a través de la propaganda de los medios de Estado o controlados por éste. Buscan consolidar un gobierno de partido único y el culto al líder; promueven la exaltación del indigenismo, la restricción de la libre expresión, la vigilancia masiva y el empleo generalizado del terror y la represión política, policial y judicial contra los opositores y contra cualquier atisbo de pensamiento libre.

Usan las instituciones y los mecanismos agrarios para ocupar  y repartir las tierras de la amazonia y el chaco, con el objetivo es colonizar estos extensos territorios y usar la presión poblacional andina  para dominar las poblaciones oriundas.

La respuesta sensata ante este modelo populista cocalero que cada día destruye  la institucionalidad, la ciudadanía, la libertad, como lo hacen sus socios en Venezuela, como lo hicieron en Cuba y ahora en Corea del Norte donde un patán histérico amenaza la paz mundial es: cambiar el modelo populista y comunitarista del MAS, por una República Democrática Federal y una economía de libre mercado.


Cuando la gente supera el miedo y cuando los jóvenes y especialmente las mujeres deciden construirse otra vida en libertad, allí empiezan a caerse los tiranos.

ovidioroca.wordpress.com

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