miércoles, 1 de marzo de 2017

DEFENSA DE LO NACIONAL CON ENFOQUE POLITICAMENTE INCORRECTO

DEFENSA DE LO NACIONAL CON ENFOQUE POLÍTICAMENTE INCORRECTO

Ovidio Roca 

Algo que la actual moda de lo “políticamente correcto” cuestiona, es la afirmación, la convicción de que todo pueblo, toda región tiene el derecho de colocar primero sus propios intereses y defender su cultura, sus tradiciones y no se trata de  imponer un particular modo de vida a nadie, sino de  privilegiar lo propio en un marco de respeto mutuo.

Amar genéricamente a la humanidad es no amar en absoluto; si uno quiere amar a la humanidad empiece por amar a su familia, al pueblo donde nació, a su región y así gradualmente nos dirigimos hacia el amor al país y la humanidad.

Las personas nacen, crecen y se protegen en  la familia y de la misma forma lo hacen los pueblos en sus comunidades ancestrales, sin que esto signifique aislarse de otros pueblos y desconocer la diversidad y riqueza de la cultura internacional.

Sin embargo en este mundo globalizado se nota cada vez la ausencia de ese sentimiento de pertenencia a un pueblo, la carencia de redes familiares y sociales sólidas que dan estabilidad a las poblaciones, y es un dato que la identidad, las raíces, las tradiciones, no sólo son positivas, sino necesarias, pues ellas conforman lo que nos hace específicamente humanos; no olvidemos que nación y nacional viene de nacer, de familia, de lengua, de historia y la eventual desaparición de las formas nacionales definitivamente nos empobrece como seres humanos.

Como producto de las masivas e ilegales migraciones que ahora se están generalizando, la mayoría de los ciudadanos, las personas comunes y corrientes, se ven sujetas al capricho  de minorías activas: étnicas y religiosas, entre estas los islamitas y varias otras, exigiendo que sus tradiciones, preferencias o inclinaciones sexuales y de otro tipo, se conviertan en ley para todos.  

Por esto no es positiva una colonización masiva, con la transformación radical del paisaje demográfico, cultural, y físico de regiones y países, que se lleva a cabo sin que los pueblos hayan sido consultados. Por eso se afirma que un sistema Federal Republicano es el óptimo pues da autoridad a las poblaciones locales, para administrar su región y su vida de acuerdo a su cultura y sus intereses

Durante las últimas décadas, en lugar de una actitud reflexiva en defensa de la nación y de las tradicionales formas de vida y cultura, surge esa moda del “buenismo” y el lenguaje políticamente correcto, con el que se ha venido sacrificando la libertad de expresión de los ciudadanos, bajo el argumento que  no se puede opinar sobre aquello que para algún grupo, especialmente si se trata de una minoría activa, resulte ofensivo.

El respecto a los usos y costumbres de los grupos particulares, no significa que estos deban imponerse a la mayoría, pues sus valores en lo personal no pueden ser contradictorios con los valores que fundamentan las prácticas de la vida pública del país o región anfitriona, so pena de que esta contradicción termine poniendo en riesgo el propio proyecto nacional. De hecho, si vienes a mi casa debes respetar mis costumbres y valores y viceversa.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, incorporada en los textos constitucionales de los países democráticos, es la base de la civilización moderna. También se considera un derecho humano universal el conservar la propia cultura y civilización ya que cada uno de nosotros formamos parte de alguna, bien como dueños de casa o bien como invitados, por lo que debemos velar por la conservación de nuestros propios valores y  formas de vida bajo esta misma perspectiva, como anfitriones o como invitados.

Vivimos en un mundo diverso y plural y ésta es su riqueza, por lo que las personas, pueblos y naciones, sea cual fuere su cultura y religión necesitan marchar a su propio paso, eligiendo la vía que considere y sienta más propia; pero eso sí, exigiendo respeto y respetando los derechos de los demás. El actual desafío es desplegar las dos tendencias humanas fundamentales: la de pertenecer y ser parte de nuestros orígenes y la voluntad de transformarnos. Esto significa que no debemos perder nuestra identidad, pues al hacerlo dejamos de ser nosotros mismos, saldremos de la historia y desapareceremos como pueblo, por lo que no debemos perder la iniciativa de inventarnos un futuro mejor para todos, utilizando los nuevos conocimientos, las energías novedosas y las posibilidades aun no exploradas.

ovidioroca.wordpress.com


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