miércoles, 10 de agosto de 2016

EDUCACION INTEGRAL Y LA ECONOMIA DEL CONOCIMIENTO

EDUCACION INTEGRAL Y LA ECONOMIA DEL CONOCIMIENTO
Ovidio Roca
Nuestro permanente crecimiento poblacional, el agresivo avasallamiento de los paisajes boscosos y acuáticos, la actitud depredadora con los recursos naturales, el consumismo y la contaminación; están produciendo desajustes ambientales y cambios climáticos que hacen peligrar el actual ecosistema y con ello nuestra especie homínida. Y aunque tenemos el conocimiento y las herramientas para evitarlo, no decidimos hacerlo, pese a que en gran parte somos los causantes y puede que también la solución.
Actualmente transitamos hacia la economía del conocimiento, donde la ciencia y la tecnología dirigen y orientan las actividades productivas, se masifica la inteligencia artificial y las maquinas inteligentes son cada vez más eficientes y baratas; afectando al empleo tradicional. A su vez la sociedad está relegando cada vez más la ética y la filosofía, todo aquello que nos enseña a vivir en paz con nosotros mismos y con nuestros vecinos.
Es importante resaltar que el conocimiento surge y se desarrolla, en y desde diferentes ámbitos: el educativo, el de las instituciones científico tecnológicas, el de las empresas y esto se lo hace promoviendo y dando énfasis a las relaciones entre las instituciones, las políticas gubernamentales y el ámbito territorial.
Esta nueva economía, utiliza el conocimiento como elemento fundamental para generar valor y riqueza al transformarlo en información, métodos y formas de resolver problemas y generar productos, y se basa y abarca campos como la educación, investigación y desarrollo, alta tecnología, informática, telecomunicaciones, robótica, nanotecnología e industria aeroespacial. Se orienta especialmente hacia el conocimiento y utilización de los elementos fundamentales: la nuclear, la electrónica, la inteligencia artificial, la biología molecular, la genética y otras áreas especializadas orientadas a la creatividad e inteligencia social.
Con estos avances, estamos a los inicios de la cuarta revolución industrial y si utilizamos sabiamente estas nuevas e innovadoras tecnologías y la inteligencia artificial; podemos producir energía limpia y barata, desalinizar y potabilizar el agua y usarla mejor, como por ejemplo en la hidroponía. Aplicar la ingeniería genética para producir nuevos antibióticos, nuevos tratamientos médicos y mejorar la producción de alimentos. Podemos asimismo disminuir la contaminación y mejorar el reciclaje; aumentar el transporte masivo, autos eléctricos autónomos, masificar la impresión 3D, utilizar drones y robots para trabajos constructivos y agropecuarios, realizar diagnóstico y control de salud vía teléfono celular, masificar la educación a distancia, etc.
Todos estos avances tendrán un gran efecto sobre nuestra forma de vida y sobre los nuevos puestos de trabajo y por tanto sobre el tipo de educación requerida en esta nueva etapa de la historia humana; sobre todo, teniendo en cuenta que en esta nueva economía, aquellos trabajos y empleos que tienen que ver con el almacenamiento y procesamiento de la información y no con la iniciativa y creatividad, son fácilmente automatizados y sustituidos por computadoras.
Sin tomar en cuenta e ignorando este nuevo panorama, el enfoque educativo de nuestras universidades continúa ajeno a la economía del conocimiento y peor aún al de la cultura y el respeto a los demás; por tanto no contribuyen a lograr el progreso y desarrollo de los estudiantes, la sociedad y el país.
Muchas de nuestras universidades públicas son verdaderos feudos, donde grupos de profesores y estudiantes eternos, manejan desde el Consejo universitario un sistema educativo mediocre, obsoleto y solo en procura de su beneficio económico, de prebendas y privilegios personales y de grupo. Un último ranking de Universidades Latinoamericanas, ubica a la U. Gabriel René Moreno en el puesto 444 de  479 universidades; es decir que en una escala porcentual estamos en el puesto 93 de cien y como siempre, al lado de Haití.
Como efectos de esta nueva economía del conocimiento se dice por ejemplo, que en las economías desarrolladas habrá un noventa por ciento menos de abogados y solo quedarán los especialistas; disminuirán los empleos de operarios de maquinarias, conductores de vehículos, empleados de banco, de camareros, entre otros, que pierden sus empleos ante la automatización. Mientras se indica que habrá mayor demanda en las áreas sociales, servicios personales, salud, energía, electrónica, informatica y la economía y tecnología verde.
Si queremos asegurar nuestro futuro, es importante contar con centros educativos de creatividad y excelencia, donde los estudiantes puedan elegir libremente una profesión, aquella que los estimule y motive; manteniéndose siempre al tanto y vinculados a la tecnología, la informática, la economía del conocimiento y sobre todo a la cultura y filosofía de convivencia humana.
Como sabemos, todo avance científico puede ser utilizado tanto para la creación como para la destrucción; podemos curar, prevenir enfermedades y también fabricar bombas y matar indiscriminadamente; por eso la necesidad de una cultura humanística integral que nos ayude a convivir en armonía con nuestro ecosistema y con nuestros semejantes. Una cultura construida desde la base, desde la familia, la escuela, la universidad, la empresa, los institutos de arte; desde la cultura  e investigación científica y desde la institucionalidad política y religiosa. Fundamentalmente debería promoverse la responsabilidad personal y social, de modo que todos tengamos los mismos derechos e iguales responsabilidades. 
ovidioroca.wordpress.com



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