lunes, 22 de agosto de 2022

REPASANDO LA HISTORIA, SIMBOLOS Y MITOS

 

Ovidio Roca

El caudillo populista tiene su propia percepción del mundo y de su destino manifiesto como líder absoluto, y lo ejercerá mientras la plata le alcance y la sociedad se lo permita.
Los
partidos políticos, autócratas y caudillista en su plan de ideologización y como una forma de atraer y unificar a las masas bajo su mando, inventan relatos, crean símbolos y mitos nacionales acordes con sus particulares visiones y objetivos políticos.

Los pueblos originarios y su símbolo la Wiphala.

En américa no existía ninguna población humana, pues el homo poco sapiens se originó en África. En tiempos antiguos, hace 15 mil años, el Continente que llamamos americano fue colonizado por tribus que llegaron de Eurasia a través del Estrecho de Bering y una parte de ellas viajo al Sur. Entre estas tribus, los quechuas y aimaras, se asentaron en las estribaciones andinas y conformaron el conocido Imperio Incaico.
El Imperio Inca, del cual estas tribus eran vasallos, estaba dividido en cuatro regiones o Suyos, las que se llamaron: Chinchaysuyo al Noroeste, Antisuyo al Noreste, Contisuyo al Oeste y Collasuyo al Sureste.
En el Siglo XXI, en el Chapare, Evo instauro el quinto Suyo, el Cocasuyo que es totalmente suyo.

Ideólogos del populismo del Siglo XXI, crearon una bandera como un símbolo para los pueblos andinos, la Wiphala. Como en la cultura andina no existían banderas, los orígenes precolombinos de la Wiphala no deben ser investigados como banderas, sino como un diseño recurrente en la simbología indígena prehispánica. Este es un diseño extendido y el mismo también se lo ve y no necesariamente en banderas, también en Europa y especialmente en España.

Una bandera es un símbolo y es propio de quien lo asume, por tanto la wiphala es la bandera de las comunidades andinas desde el momento que la adoptan como propia. La Constitución Boliviana de 2009, en su artículo 28 señala que esta bandera se trata de un símbolo “sagrado que identifica el sistema comunitario basado en la equidad, la igualdad, la armonía, la solidaridad y la reciprocidad”.
La tricolor es la bandera de la nación boliviana y la wiphala de las etnias quechua y aimara. Cada cual con su bandera, cada cual con su quimera.

En cuanto a sus orígenes y diseño, fue todo un proceso donde cada uno le fue poniendo su ingrediente. En la época Republicana en los años veinte del siglo anterior, se diseñó la etiqueta para una bebida refrescante la Champancola, un refresco espumante. La empresa que producía estas bebidas fue creada en los años mil novecientos veinte por dos ciudadanos italianos, Salvietti y Bruzzone. La etiqueta para la Champancola, que imprimió por encargo el paceño Velasco, era un cuadro formado por otros cuadritos menores con los más diversos colores.
Sobre la base de ese diseño, el año de 1945 los compañeros del MNR crearon, sin nombrarla así,  la ahora llamada Wiphala. Esta fue la bandera del primer Congreso Indigenista, realizado entre el 10 y el 15 de mayo de 1945 el que se realizó en el Coliseo Deportivo Luna Park de la ciudad de La Paz.

Posteriormente en 1979, Germán Choque Condori también conocido como Inka Waskar Chukiwanka, denominado como el “restaurador o redescubridor de la whipala”, mejoro el diseño de la wiphala, la que ahora consta de 7 colores y 49 cuadrantes, añadiendo diseños de la simbología andina de cuadrantes ajedreceados, como los que se encuentran en tejidos y cerámicas de periodos prehispánicos.
Los siete colores adoptados para su wiphala contemporánea, nos indica que están basado en el relato de un cronista llamado Santa Cruz Pachacuti entre 1612 y 1613. Pachacuti escribió sobre un momento simbólico, cuando Manco Kápac salió del lago Titicaca con rumbo al Cuzco y vio desde un cerro dos arcoíris de siete colores, hembra y macho (siete por siete), cuya unión expresaba los 49 cuadraditos coloridos. De esta manera se relaciona el arcoíris y los siete colores con la wiphala.

Creando el mito de los pueblos originarios y el mestizaje

El MAS maneja políticamente, un otro mito además de la wiphala y es el de los pueblos originarios. Ya vimos arriba que en américa no había población humana y que todos en el transcurso de miles de años llegaron de África vía Eurasia. Por lo tanto, es cuando llegan los españoles y otros europeos y luego africanos a las américas, que empieza la mezcla de diversas razas y se paren los mestizos, unos más tirando a blanco, otros a negro, moreno, trigueño, amarillo o cobrizo. Todos finalmente somos mestizos.

En los andes bolivianos, el cruce de blancoide de origen europeo, con indígena aimara y quechua se llama colla, es decir originario del collasuyo y también cholo, por mestizo. Los mestizos masistas son llamados interculturales.

En los llanos, se llama camba al cruce de blancoide europeo con guaraní, chiquitano o mojeño. Camba es una palabra guaraní que significa de color oscuro, de piel morena. El que es negro es camba, nada de quemadito del sol. Se decía tiempo atrás.

Lo bueno es que los orientales asumieron orgullosamente el término camba, que inicialmente se consideraba peyorativo, como un gentilicio. Mientras en la región andina se ofenden cuando se les llama colla.

Estudios sobre la población realizados en el 2004 por el PNUD y otras instituciones internacionales, establecieron que alrededor del 70% de la población boliviana es mestiza, el 18% es indígena y solo el 10% es blanca.
En cuanto a los 36 pueblos indígenas originarios que se mencionan en la nueva Constitución Plurinacional, estos conforman el 18% de la población. De éstos, dos pueblos los quechuas y aimaras, constituyen el 85%. Los otros  34 pueblos son el 14%.
Esta treintena, no son “pueblos” propiamente dichos, sino un rejunte de familias sobrevivientes de antiguos pueblos indígenas y que el MAS usa en su estrategia publicitaria, pero no los toma en cuenta para efectos de incorporarlos a la economía y el desarrollo.

A Bolivia llegaron pocos negros, porque la población era pobre y los negros caros. Quienes compraron esclavos negros fueron los mineros y estos no aguantaron la altura de las minas de Potosí, por lo cual a los que sobrevivieron los enviaron a los Yungas a cultivar coca y café y allí les fue mejor.
La historia universal es en gran parte una creación literaria y la mitología da para todo, lo importante es que sea bien escrita e imaginativa.

ovidioroca.wordpress.com

 

 

 

 

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