sábado, 3 de abril de 2021

PROCESO DE CAMBIO, TODO CAMBIA Y TODO PERMANECE.

 

Ovidio Roca

En general los ciudadanos desean vivir bien y en un país donde pueda hacerlo con libertad y seguridad, en un ambiente sano, trabajando y desarrollando la economía y la cultura con dignidad, prosperidad y paz. Para lógralo hay que ganárselo con esfuerzo, pues en verdad “no hay almuerzo gratis”.

El problema está en el enfoque ideológico y los medios utilizados para conseguir dicho desarrollo. Pues una cosa es el desarrollo libre y creativo que se realiza conforme a las reales posibilidades del país y a la iniciativa y capacidad de trabajo de su gente y dentro de un marco de estabilidad, seguridad jurídica y confianza en las autoridades, que es el ambiente que impulsa la inversión, la producción y el desarrollo.

Otra muy distinta es un desarrollo estatista, característico del comunismo y populismo, decidiendo y concentrado la inversión en ciertos sectores que deciden los funcionarios del gobierno y que se implementa siguiendo directivas públicas, empresas estatales y obras públicas. Un típico ejemplo de esto es la Planta de Urea en el Chapare la que necesita ser muy competitiva internacionalmente y absurdamente se localiza en una región sin infraestructuras básicas, lejos de las materias primas y los mercados y sin vías de transporte. Pero eso sí, de exorbitante precio.

Antes se hablaba de la economía comunista, la que ya no existe en el mundo, ni en China. Ahora los populistas aplican un modelo económico capitalista salvaje, sin reglas, salvo la de asegurar la mayor ganancia para los dirigentes. Evo el 1 de Abril 2021 declaraba. “El MAS sigue siendo un movimiento político de liberación y tiene su programa del pueblo, la base es una nueva política económica y se sustenta en las nacionalizaciones”.

Los populistas maestros de la mentira, cínicamente y mediante un Comunicado del Grupo de Puebla (ex Foro de San Pablo), hace poco declaraban: “El mundo está en disputa entre dos modelos; el de la restauración del viejo orden conservador subordinado a los gobiernos de EE. UU. y a los organismos internacionales, que imponen el orden neoliberal reciclado a escala planetaria o el modelo (populista) de integración de los pueblos basado en principios de libertad, igualdad, justicia social y el respeto al medio ambiente, a la diversidad y al dialogo”.
Este es un discurso ideológico populista, mentiroso y cínico, pues los que queremos ver podemos constatar que en los países castrochavistas no existe libertad, ni igualdad y menos justicia para los opositores. Que la destrucción del medio ambiente es su práctica permanente mediante la tala y quema de bosques, la contaminación de los cursos de agua por la minería y sus desechos tóxicos de mercurio y ácidos de la industria del narcotráfico que es su base económica.
Además los populistas del Grupo de Puebla, desconocen el principio de la alternabilidad democrática “burguesa” y luego determinan que es un “derecho humano de los gobernantes populistas ser reelegidos indefinidamente”.

Muchos individuos que se sienten solos e impotentes, buscan pertenecer a una estructura y un orden social que lo acoja y allí aparecen los ideólogos populistas que les presentan una ilusión que da contexto y estructura sus aspiraciones y para captarlos le presentan al enemigo común; aquel que nos ha robado lo que nos pertenece, la burguesía, el imperialismo.
Esta práctica la vemos permanentemente y sabemos a lo que conduce, pero muchos lo olvidan y por temor e inseguridad siguen apoyando a los populistas esperando, que esta vez, sus promesas sean ciertas.

En la actual crisis económica, social y pandémica, el Gobierno centralista y hegemónico no es la solución a nuestros contratiempos, más bien este Gobierno es el problema. Lamentablemente algunos, más bien muchos, tienden a creer que la sociedad se ha vuelto demasiado compleja para ser gestionada por el gobierno local y que es el Gobierno central con un grupo élite, más bien de ll´unkus, es el que debe hacerlo.

Por esto es que aquella gente que se siente impotente, pide que el gobierno central solucione sus problemas locales. El asunto es que si nadie de nosotros es capaz de gobernarse a sí mismo; quién de nosotros o de ellos, es capaz de gobernar a los otros. ¡Yo el Chapulín colorado, el Evo coca!.

Este discurso ideológico y cínico del populismo distorsiona la propia realidad y así permite la permanencia en el poder del Cacique que manda y ordena y esto será así hasta que el ciudadano asuma su responsabilidad.

ovidioroca.wodpress.com



 

1 comentario:

Unknown dijo...

Lo leí y me gustó, esto es lo que pasa en este mundo de muchos picaros