domingo, 28 de marzo de 2021

POPULISMO COCALERO Y MANIPULACIÓN ETNICA.

 

Ovidio Roca

Bolivia es un país de gran diversidad sociocultural y muy rico en recursos naturales, aunque de bajo nivel educativo y tecnológico. Desde su inicio como Estado ha tratado de conformarse como una Nación soberana, sobreponiéndose a sus disparidades étnicas, culturales, geográficas y procurado construir la ciudadanía nacional boliviana; aunque con distintos enfoques y muchos tropiezos.

Mientras el populismo lo hace desde una perspectiva colectivista y étnica, el liberalismo apuesta por el ciudadano, como individuo libre y responsable de su vida y destino. En consecuencia los populistas se definen e identifican acudiendo a la melanina y no a las neuronas, por tanto construyen una identidad para lo que llaman “el pueblo” y le dan una cara indígena para diferenciarse y enfrentar al otro, al enemigo q’ara que tiene menos melanina y así poder derrotarlo.

Históricamente y desde la fundación del país, los dirigentes de los pueblos andinos y mineros detentaron el Gobierno y esto porque la economía estaba sustentada en la minería de la plata, del oro y la explotación de la mano de obra indígena. El resto del extenso país y con escasa población les era ajeno (solo monte y culebras) y desconocido para el centralismo. Tan es así que centrados exclusivamente en sus minas y ayllus proveedores de mano de obra, se dejaron arrebatar la mitad del país y poco les importo.

 

La economía en los habitantes de los llanos, que se encontraba aislada y  “lejos de todas partes”,  era agropecuaria e individualista. Cada persona de acuerdo a sus posibilidades, que eran bastante precarias, decide libremente su forma de vida y su destino en un marco de convivencia armónica y respetuosa con los demás. Esto condice con las características del sistema democrático liberal, que garantiza las libertades individuales, libre asociación productiva y/o creativa, respeto por la propiedad de lo producido por cada uno y libre intercambio de los frutos producidos y ofrecidos; pero no con el colectivismo del populismo cocalero.

Cuando la economía minera declino y los llanos emergieron con su potencial agropecuario y agroindustrial con capacidad para alimentar la población y exportar; los populistas cocaleros para dominar a estos pueblos acudieron a la colonización, a la migración étnica, a fin de controlar numéricamente y políticamente a la población mestiza oriental.

Se produce un masivo traslado poblacional y a los colonos se les dota de tierras, las que los migrantes andinos utilizan siguiendo sus patrones culturales; es decir civilizar la tierra, destruir el monte, destruir al Sacha Runa y plantar coca y otros productos alimenticios. Sin embargo el mayor negocio es quemar todo el bosque para legalizar la propiedad y posteriormente venderla a empresarios que vienen de otras regiones y países. 

Una población que históricamente ha constituido su identidad propia puede asimilar a los individuos, pero no asimilar comunidades de migrantes, sobre todo cuando estas son de otras culturas, son masivas y representan más de la mitad de las poblaciones locales. Se trata de una colonización que está dirigida por líderes con vocación totalitaria y que cuentan con el respaldo de la economía informal y cocalera.

Para gobernar democráticamente un país, no es posible hacerlo ignorando al otro y esto debe generar un amplio acuerdo a nivel político. Bolivia debe unirse desde su diversidad, respetándola y aprovechándola de manera complementaria y positiva y para salir adelante tiene que encontrar vías de convivencia, pues el enfrentamiento entre unos y otros es una mala receta, y en lugar de esperar que un caudillo nos saque de nuestros problemas debemos buscar juntos aquello que nos saque de esta crisis, de esta pandemia moral y viral.

Actualmente estamos presos del sistema populista cocalero, que desconoce la condición de ciudadano libre y  establece para la población una condición de dependencia y sumisión forzada a los dictados del ente central totalitario, el que impone su poder por encima de todo cuestionamiento y que como la experiencia lo demuestra, termina indefectiblemente encabezado por un cacique despótico.

Actualmente el Populismo cocalero busca continuar gobernando totalitariamente el país, para esto han unificado el partido y la etnia, todo bajo el manto de la hoja sagrada, de su industrialización y tráfico. Utilizan profusamente el indigenismo, que significa utilizar los indígenas como pongos políticos y mantienen el discurso demagógico, de luchar por los pobres y necesitados pero solo como pretexto para llegar al poder. No le interesan las personas, el ciudadano libre, sino el retorno al caudillo, a la tribu étnica, a sus mitos, siendo ellos los gobernantes. Para ellos el enemigo es el q´ara librepensante, que mantiene un distanciamiento con el populismo y la coca, por lo que los masistas lo ven como símbolo de amenaza y provocación.

Dadas las característica del país la mejor opción de gobierno es la de un Estado Republicano Federal. En el Estado Federal cada persona al margen de su origen étnico y cultural, decide libremente su forma de vida y su destino en un marco de convivencia armónica, pacífica y respetuosa.

Actualmente el país enfrenta graves crisis de salud, empleo y justicia y para afrontarla se requiere de un gran acuerdo nacional, asimismo y para avanzar hacia las autonomías y el Federalismo, se necesita implementar “el pacto fiscal” y la agenda para cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible 2030.

ovidioroca.wordpress.com

 

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