miércoles, 29 de mayo de 2019

ESPECTACULO PLURINACIONAL COCALERO



Ovidio Roca
Es por demás conocida la propensión del ser humano de guiarse por sus intereses, pero aún más por sus ilusiones y esperanzas, por lo que siempre esperan que alguien le facilite todas las soluciones para su vida; si no fuera así no tendríamos populistas, saca suertes, yatiris, astrólogos, q’ananchiris, curanderos y tampoco hubiera Licenciados politiqueros.

A los latinoamericanos les gusta las telenovelas y los espectáculos, de ahí que se sienten muy impresionados y atraídos por el populismo; los bolivianos escuchan felices los cuentos del MAS y sus discursos demagógicos que ensalzan e inventan unos logros (dizque nacionalizaciones y otras vainas) que aseguran ser exitosas. Con plata heredada esto les sale fácil, el problema empieza cuando hay que trabajar y generarla.

Los políticos populistas son actores muy hábiles para ilusionar al pueblo, entendiéndose pueblo como los pobres, los indígenas y todos aquellos sin privilegios económicos o políticos; los que luego son usados como fuerza de choque para conseguir poder y riqueza, pero solo para los dirigentes. Estos políticos populistas dicen conocer y representar los deseos del pueblo y utilizan un discurso demagógico, confrontativo y maniqueo que se mueve siempre en los extremos. 
Ellos no representan, sino que aseguran ser el pueblo mismo; son esencialmente mediáticos les gusta el show, el pueblo los adora y se siente feliz cuando le ofrecen hacerse cargo de sus vidas. El problema está en que acompañan su discurso populista con una práctica económica estatista, absolutista y que se encargan de centralizar y tomar en sus manos todas las instituciones creadas por el Estado democrático, distorsionándolas y utilizándolas a su favor y que termina por hundir al país. Este acto teatral lo escenifica cada Presidente en su país, en su “suyu” y de acuerdo a su propio estilo interpreta su papel y arma su ¡show time!.

En nuestro país, el “jefe indio del sur”, organiza y participa diariamente del show, para luego ser el show mismo, donde muestra que no tiene nada que decir ni hacer en favor del país, al margen de promoverse como el gobernante eterno. Recordando sus tiempos de sindicalista y futbolero y ahora con el dinero público se solaza mandando construir canchas de futbol, coliseos, museos y palacios en su honor, también un hipódromo en la llajta y ahora que descubrió el Golf, algo de eso veremos en al Chapare.

Usando la plata de los bolivianos, se compra el mejor y más lujoso avión para asistir a todos las reuniones internacionales sin saber mayormente de que se tratan y disfruta especialmente en aquellas donde se encuentra con sus hermanos mayores: cubanos, venezolanos, nicaragüenses, chinos, rusos e iraníes.
Como es de suponer en un ambiente como éste, sin seguridad jurídica ni incentivos para la inversión, no es posible ser formal ni hacer negocios lícitos, por lo que todos terminan por ser informales.

Pareciera incomprensible que luego que los actuales gobernantes hayan “mostrado la hilacha” y de haber sufrido los resultados del fracaso de su modelo económico y su pésima gestión de gobierno (que actualmente se sustenta con el narcotráfico y el endeudamiento) la gente se empecine en seguir apoyando algo que sabe que no es sostenible en el tiempo y que los conduce a la opresión y a la miseria. Una explicación sería el temor de la gente al cambio, para el cual no se sienten preparados, pues eso de ingresar y competir en la nueva economía mundial, más competitiva, innovativa y tecnológica, los asusta.

El pasar de la economía primaria y extractiva; de la coca, del comercio callejero, el contrabando y el narcotráfico a la manufactura y a la moderna industria y servicios sofisticados que requiere de nuevos conocimientos de los que se carece, lo ven imposible por lo que se aplica el adagio: “es mejor lo viejo conocido que lo nuevo por conocer”.

De parte de la oposición surgen unos desordenados movimientos de resistencia los que logran poco éxito dado el embeleco del pueblo por la predica populista y además que ellos están permanentemente enfrentados entre sí y sin presentar mejores opciones ni mostrar fortaleza. Doria Medina y muchos otros, les piden a los dirigentes opositores que deben entender que el principal enemigo no es Morales sino la división, por lo que es vital unificar los votos por el candidato con mayores probabilidades y de esta manera posibilitar una segunda vuelta que sería catastrófica para Evo porque todas las oposiciones se unirían contra él.

Ergo, cada pueblo en función de sus especificidades debe ajustar y desarrollar su estrategia de liberación y hay que empezar ya. En Cuba llevan 60 años intentándolo y como van las cosas pasaran algunos años más; lo que no es muy alentador.

ovidioroca.wordpress.com

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