martes, 12 de julio de 2016

CULTURA: RELIGION Y CONOCIMIENTO CIENTÍFICO

CULTURA: RELIGION Y CONOCIMIENTO CIENTÍFICO
Ovidio Roca
Las fuerzas impulsoras de la civilización humana han sido tanto la curiosidad y el pensamiento científico, como el modelo de economía capitalista en manos de empresarios que buscando hacer negocios expandieron las fronteras del mundo.
La religión y la acción política han sido a su vez, los mecanismos de control y dominación sobre las personas y pueblos. Ambas instituciones tienen gran similitud pues se basan en verdades reveladas: la Biblia, el Corán y el Capital (Das Kapital).
La cultura religiosa y política parten de una revelación que enseña al creyente todo lo que hay que saber y este conocimiento es inmutable, por lo que irónicamente al recibir la verdad divina, el creyente se mantiene en la ignorancia.
Por su parte el pensamiento científico admite la ignorancia colectiva y en lugar de basarse en antiguas tradiciones y revelaciones divinas, realiza nuevas observaciones, experimentos y comprobaciones. Se basa en la duda metódica, pues lo que hoy sabemos puede ser rebatido mañana por una mayor comprensión del fenómeno observado; vale decir que toda teoría es válida hasta que aparezcan nuevas pruebas que la refuten y ahí por delante.
La historia nos muestra que por los años 1.500, Europa y especialmente España, Gran Bretaña, Francia, Italia, Rusia y los Países bajos;  gracias al espíritu científico y la mentalidad capitalista, exploraron y conquistaron y ampliaron el mundo. Los guiaba un nuevo espíritu; el de la curiosidad, el descubrimiento y la economía, y esto hace que los europeos  hayan desarrollado una inigualada ambición de explorar, descubrir, investigar y conquistar. Esta mentalidad científica de preferir las observaciones actuales a las tradiciones del pasado, hicieron que tanto el explorador, como el científico, admitiendo su ignorancia se digan: no sé qué hay allí pero vamos a descubrirlo.
A su vez, los grandes Imperios de China, India y el mundo Musulmán, aunque contaban con mayor población, territorio, riqueza y conocimiento individual, carecían del espíritu y la organización social orientada a la exploración, la investigación y el afán industrialista; por lo que se estancaron.
En los Estados laicos, la ciencia y la tecnología producen en forma eficiente armas, bombas, misiles y satélites espías, para que los políticos y empresarios de cada Estado puedan en su afán de control político y acceso a recursos; destruir selectivamente a sus presuntos enemigos. Estados estos que son dirigidos por las grandes Corporaciones que tiene mucho que ganar con estos asesinatos impersonales y tecnológicos; son genocidios en busca de poder y riqueza y “en esta vida”.
En los Estados mayormente religiosos, la religiosidad produce un pueblo dócil y también fanáticos suicidas dispuesto a matar indiscriminadamente a los infieles, con armas o chaleco bomba para así ascender al paraíso de leche y miel y setenta y dos huríes dispuestas para su deleite y de paso salvar a sus familias. Son personas fanatizadas  y suicidas que no tienen nada que perder y se inmolan en su propósito de castigar y asesinar a los infieles y así ganar el paraíso prometido, “en la otra vida”.
En este nuestro planeta finito enfrentamos actualmente el grave problema de sobrepoblación, situación que ya supera en exceso los límites y su capacidad de soporte y sin expectativas de su reducción. Con esto se incrementa diariamente la destrucción del ecosistema y esta situación de desequilibrio y cambio climático, nos conduce al enfrentamiento por espacios y recursos; tanto entre los miembros de nuestra misma especie, como con los del resto del ecosistema.
La ciencia y la tecnología han dado paso a la cuarta revolución industrial, la de la Inteligencia Artificial, con nuevas tecnologías para reducir los costos de la energía y con nuevas fuentes, autos eléctricos autónomos, educación a distancia, impresión 3D, agricultura eficiente, nuevas técnicas para resguardar la salud  y todo esto con un marcado efecto sobre las exigencias para los nuevos puestos de trabajo y por ende de una nueva educación.
El asunto es que, aunque tanto la ciencia como la tecnología pueden dar saltos; la cultura humana, religiosa y política no lo hace, pues necesita de bastante tiempo. Por tanto continuaremos en nuestra permanente lucha por el poder y control y así las guerras seguirán, utilizando nuevas tecnologías y mayor fanatismo, con lo que la destrucción y las muertes serán cada vez más aterradoras.
Debemos reconocer que la cultura no es solo un elemento más del desarrollo, sino que es aquel que vertebra y da unidad y dinamismo al resto del sistema; esto significa que no puede existir un desarrollo que satisfaga las necesidades cada vez más crecientes de los miembros de la comunidad, si no utilizamos a la cultura como base para la consolidación de los modos de vida y los derechos fundamentales del ecosistema y del ser humano, así como promover los sistemas de valores, tradiciones y creencias que nos permitan vivir armónicamente en este planeta. Por tanto nuestro desafío está en cambiar radicalmente de actitud y utilizar con mayor sabiduría la cultura y la ciencia y si al moderno conocimiento, le adicionamos cultura de preservación ecológica y respeto por el prójimo, puede que hallemos una buena solución.

ovidioroca.wordpress.com

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