viernes, 10 de enero de 2020

EL DESAFIO DE RECONSTRUIR UN PAIS Y UNA SOCIEDAD DEMOCRATICA



Ovidio Roca

El manejo político de las sociedades latinoamericanas en los últimos setenta años ha sido complejo; tiempo atrás los grupos comunistas para tomar el poder e inspirados en Cuba apostaron por la guerrilla y les fue como la mona; luego de la caída de la Unión Soviética y con el Foro de San Pablo surge el llamado Socialismo del Siglo XXI que apostó por la toma del gobierno mediante elecciones, lográndolo en varios países y con nefastos resultados para la economía y la libertad de los ciudadanos. Luego se llegó a pensar que no se necesitaban nuevas fórmulas porque se había encontrado en la democracia populista lo más acorde a sus aspiraciones; manejar a su sabor las elecciones y el poder que nunca cambia de manos, sin embargo su incapacidad de generar economía, producción y bienestar los hizo fracasar y fueron ganando la repulsa de los ciudadanos y ahora están aún peor pues se acabó el financiamiento venezolano, aunque les queda el del narcotráfico.

Lo que hemos visto en estos años de populismo son Gobiernos que han mostrado su absoluta incapacidad para generar producción y una desmedida corrupción, por lo que para financiarse se vinculan con el narcotráfico y carteles terroristas tornando inviables sus países y haciendo que la gente salga corriendo en busca de un lugar mejor donde vivir.

Estos movimientos comunistas que de inicio utilizaron la violencia armada en la etapa guerrillera y luego la táctica electoral; en estos últimos dos años, manejan una nueva estrategia para retomar el poder y son el caos social y los disturbios callejeros. Esto lo vemos en varios países de la región y también en Chile, que suponíamos que era el modelo más exitoso de economía y democracia liberal. Como vemos en el comunismo todo cambia pero todo sigue igual.

En Bolivia gracias a un liderazgo decidido y la valiosa acción del pueblo estamos tratando de salir del caos populista cocalero. Por ahora nos toca trabajar en dos frentes bastante complicados: por un lado recuperar la economía y el aparato productivo del país en una fase de recesión económica mundial y por otra reconstruir la institucionalidad destruida,  por lo que necesitamos estar unidos y contando con la gente más idónea posible para recuperar el país y hacerlo en un marco democrático. El problema es que no sabemos elegir a nuestros dirigentes.

En nuestra vida cotidiana cuando contratamos un cocinero, un chofer o un médico, usamos la racionalidad y el sentido común y buscamos alguien que efectivamente sepa cocinar, manejar un vehículo o tratar las dolencias de las personas; pero cundo elegimos un político no nos preguntamos si tiene experiencia y conocimiento para gobernar el país, si tiene plan de gobierno y capacidad para dirigir un equipo de colaboradores idóneos. De seguro que no, pues la preocupación es: si es carismático, si es joven, hombre, mujer, blanco, negro, indio, homosexual; lo que importa es la imagen, como luce y poco nos preocupa si tiene la capacidad y el carácter para realizar la difícil tarea de gobernar; todo esto como si se tratara de un concurso de popularidad para actores de telenovela. El problema es que el sentido común es el menos común de los sentidos.

Se vienen tiempos difíciles para nuestra sociedad  y necesitamos contar con una ciudadanía comprometida y líderes con capacidad, fortaleza y responsabilidad para enfrentar estos nuevos tiempos de recesión económica, cambio tecnológico, caos y disturbios sociales y para esto necesitamos utilizar el sentido común para elegir a la gente más idónea y con propuesta, voluntad y capacidad de gobernar.

ovidioroca.wordpress.com



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