miércoles, 24 de julio de 2019

CUENTOS DE PUEBLO ANTIGUO EN LENGUAJE POLÍTICAMENTE INCORRECTO



Ovidio Roca

(Todos razonamos influidos por nuestro entorno y circunstancias. SNCHY)

La ecléctica cultura machista del oriente y las “Patronas”.
Allá por mediados del siglo XIX y principios del XX, en los pueblos cruceños y especialmente en sus áreas rurales, los hacendados se movían bastante, manejando su ganado o viajando por negocios a Mojos, a la frontera argentina o brasilera y eran sus esposas, la Patrona, quien tenía a su cargo la administración de la Estancia, de la Hacienda, el manejo del personal y los problemas del día a día. Algunas familias, en la época de la goma hacían “en bollo” el consabido viaje a Paris y Londres, aventura que duraba cerca de un año.

La patrona organizaba y controlaba las diversas labores cotidianas: cuidado del chaco, los potreros, la ordeña y la fabricación de queso y cuando se carneaba la fabricación del charque; también la fabricación de jabón de lejía y velas de sebo, del empanizado y el azúcar baya y algo de alcohol resacao; en el Beni además se hacía chivé de yuca y chipilo de plátano verde. En la vida pueblerina las mujeres estaban a cargo de la casa y la comida, algunas de la pulpería y otras eran maestras de escuela. Eran por lo general las mujeres quienes manejaban los negocios y el cuidado y unidad de la familia.

Como se vivía en comunión con la naturaleza, el entorno biológico enseñaba que nacemos con sexo, hormonas y conformación física para ciertas funciones. La convivencia natural con la fauna: toros, vacas, gallos, gallinas, gatos, gatas, hacía reconocer como natural la diferencia de los sexos y los muchachos con paloma hacían chivi de pie y detrás de un árbol y las peladas con pan lo hacían de cuclillas a espaldas del árbol. Se conocía por la propia vivencia y por dichos de los más sabidos, que el desarrollo biológico creó la diferenciación entre machos y hembras y la reproducción sexual y que luego la sociedad fue creando ciertos roles sociales.

Alguna vez aparecía un niño amanerado, al que se lo llamaba fresco; éste ya algo mayor trabajaba, no en el campo, sino en labores de la casa, ayudante de cocina, de panadería y limpieza; se consideraba que había nacido desviado pero eso no lo humillaba ni discriminaba, otros nacían chuecos o bizcos, era un problema de la naturaleza.

En esta cultura antigua del mundo de lo natural y del sentido común, lo importante era el resultado, no el sexo de quien producía algo; por ejemplo celebrábamos un buen locro y no importaba si lo cocinaba un hombre, una mujer o un fresco, lo que importaba era su buena sazón y así en delante.
Ahora se ideologizan al extremo las cosas, lo que lleva hacia una forma de tiranía de minorías que quieren imponer su particular punto de vista. 

De la cultura biológica a la moderna identidad de género
En nuestra historia biológica, luego que nuestra especie baja de los árboles y empezamos a caminar erguidos, la pelvis se hizo más estrecha y asimismo el canal de parto, por lo que este tuvo que producirse antes de que madure el feto y de que nuestra cabeza y cerebro crezcan. Es por esto que nacemos inmaduros y se requiere de atentos cuidados por varios años y ahí se crean fuertes vínculos emocionales, entre la pareja y con el hijo, y en ese cuidar nace el afecto, el amor y nos hacemos humanos.

Ahora caminábamos mirando al frente y veíamos el mundo de otra manera y en este nuestro caminar, adoptamos roles diferentes según los dones de la naturaleza y aprovechando las ventajas comparativas. Así se dio el rol del macho cazador y recolector que fabrico armas y medios de transporte y el de las hembras que por las limitantes de la maternidad hacen su vida más sedentaria alrededor de hogar, lo que les permitió el descubrimiento de la agricultura y artesanía.

Se reconoce que las personas son diferentes biológicamente por su sexo y esto es bueno de ver en la vida íntima, privada y social, pero no en el ámbito profesional y político, donde sobre el sexo debe primar la idoneidad profesional.

En estos tiempos del posmodernismo, algunos ya no se definen por su ser biológico sino por sus circunstancias y su entorno y consideran que la vivencia interna e individual, tal como cada persona la siente, define el género el cual podría corresponder o no con el sexo biológico. Ahora ya se habla de más de doscientos géneros opcionales y van aumentando.

Al respecto, hace un tiempo leímos en la prensa que en un concurso de belleza de Miss España se eligió  a una persona no biológicamente femenina, sino fabricada por los cirujanos; quitando algo de aquí, como bolas y pene y poniendo algo por allá, como tetas y nalgas de silicona; pero al escucharla oímos su inconfundible voz de macho ibérico; esa persona no es una mujer y menos podría ser una Miss Universo.

Los cirujanos más hábiles podrían promover una Miss Silicona, para dar a conocer su pericia y satisfacer los gustos del cliente.
ovidioroca.wordpress.com

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