miércoles, 7 de noviembre de 2018

LOS DESAFIOS A LA GOBERNABILIDAD EN EL  PROXIMO GOBIERNO DEMOCRATICO



Ovidio Roca

El próximo gobierno democrático, post Estado Populista Cocalero, debe explicitar de inicio la situación económica y política con que recibe el país y tomar inmediatamente las medidas de ajuste y corrección para evitar el colapso; atrasarse, darle vueltas al asunto conduce a una crisis como la que vive, por no actuar a tiempo, la República Argentina.

Producido el cambio de gobierno los problemas no se acaban inmediatamente; una parte de la población no termina de curarse de la borrachera populista y su fuerte acondicionamiento al modelo del estatismo y extractivismo; un modelo que se aplicó en un ambiente de altos ingresos gasíferos y de minerales y con importantes reservas de gas certificadas, las que ahora ya no existen. Se dice que con plata hasta la pobreza es llevadera, el problema empieza cuando ya no la hay.

El modelo populista mantuvo y favoreció una economía primaria exportadora, un gasto público monumental y dilapidador, un crecimiento desmesurado de la burocracia y una práctica permitida de informalidad, contrabando y narcotráfico, lo que genero un ambiente que ahuyenta las inversiones nacionales y extranjeras mientras favorece y promueve la informalidad y la corrupción y todo esto a cargo de un sistema político estatista, centralista, caudillista y clientelar. Esta es la receta castrochavista, fracasada en todas partes y cuyos efectos ahora sufren nuestros amigos venezolanos y nicaragüenses que tuvieron que salir pelando de sus países, y que pronto nos afectara también a nosotros por lo que hay que reaccionar y hacer justamente lo opuesto.

Tocará enfrentar el problema de movimientos sociales del MAS que no son proclives a un Estado de Derecho y que reaccionaran violentamente contra el nuevo Gobierno, temerosos de perder su forma de vida informal, contrabandista y cocalera. Estos y los jerarcas del partido cuidando sus pegas, defenderán el populismo aunque por suerte ahora con mayores dificultades pues el sistema político internacional y el de nuestra vecindad ya no les es amigable. Nuestros vecinos han expulsado de sus países la pandilla populista y los nuevos Gobiernos en defensa de su soberanía y seguridad no van a permitir el narcotráfico y el contrabando que atraviesa sus fronteras y eso afectara a grandes sectores corporativos afines al Gobierno por la disminución de ingresos de las divisas cocaleras que luego alimentan el contrabando. No olvidemos que solo el tres por ciento de las divisas que se mueven en la economía son vendidas por el Banco Central y el saldo viene, menos de la banca y más de la blanca.

Los ciudadanos que desean vivir en el marco de la legalidad y en concierto con los países democráticos, tendrán que unirse y enfrentar las presiones y los problemas de la transición. Como medida educativa y orientadora, el nuevo Gobierno democrático debe mostrar y explicar la inviabilidad y el fracaso del dirigismo y el estatismo del modelo populista, las ingentes pérdidas que producen las empresas estatales, los problemas que acarrea la corrupción e inseguridad jurídica, la presión fiscal empobrecedora sobre la economía formal y los bonos y prebendas sin base sustentable y políticas tendientes a hacer creer que el Estado es el que debe resolver todos los problemas.

Para conocer el rumbo a seguir, hay que observar qué países progresan y que receta política y económica utilizan y hacer lo mismo adaptándola al contexto del país y sobre todo evitar las recetas populistas y los cocineros que ilusionan pero finalmente envenenan al pueblo. Es una difícil tarea que exige unidad, responsabilidad y trabajo, propuesta que no gusta a quienes quieren vivir de ilusiones.

En el nuevo país democrático y federal, que necesitamos construir, debemos asegurarnos que todos los ciudadanos tengan los mismos derechos e iguales responsabilidades, que todos cuenten con una sólida seguridad jurídica y física, garantías de neutralidad de las leyes y el respeto a la propiedad privada. Las políticas públicas deben tender a mejorar la competitividad bajando los costos para llegar a los mercados internacionales y esto se logra, no con más protección estatal, sino liberando la economía y las fuerzas del mercado.
Se debe garantizar todas las libertades ciudadanas y también aquella absolutamente desconocida en Bolivia, la de libre tránsito, que genera inseguridad y pérdidas a los productores y transportistas que atraviesan el territorio nacional, pues si no lo hacemos olvidémonos también de corredores bioceánicos.  

En la actualidad, la actividad productiva está cada vez más relacionada con la tecnología y la innovación y los empleos siguen la misma tendencia, por  lo que es fundamental que se trabaje fuertemente y centrados en la educación y la economía del conocimiento y la innovación.

En este nuevo modelo de país, los empresarios deben entender que su rol es orientarse por factores económicos en un ambiente competitivo, dedicándose a producir más y mejor, en vez de estar supeditados a los planes de burócratas, permisos de producción y exportación y pidiendo beneficios y ventajas exclusivas.

La población está cansada de la corrupción y los abusos y necesita de una voz fuerte para decirlo, para denunciarlo y que luego se convierta en un coro ciudadano de protesta y acción; luego se necesita conformar un equipo de gobierno honesto y altamente calificado, responsable de reconstruir las instituciones y especialmente garantizar la justicia y ser capaz de tomar duras decisiones de política económica. 
En consecuencia la única opción es arreglar la democracia, la economía y el sistema productivo, poner en práctica un plan de reconstrucción nacional o salir pelando del país como hicieron los cubanos, venezolanos y hondureños.

Alea Jacta Est.
ovidioroca.wordpress.com


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