domingo, 7 de julio de 2013

NEGOCIOS AMBIENTALES

NEGOCIOS AMBIENTALES

Ovidio Roca

Se ha confirmado el fuerte vínculo existente entre el cambio climático y las lluvias extremas, nos dice el Dr. Seth Westra, autor principal del estudio “Tendencias mundiales del aumento en la precipitación diaria máxima anual” publicado en junio último en el Journal of Climate.
Se trata de la primera investigación que utiliza las observaciones de 8.326 estaciones meteorológicas del mundo para determinar el grado en que la intensidad de las lluvias y las precipitaciones extremas aumentan, siguiendo el de las temperaturas. El resultado muestra que las lluvias torrenciales en las regiones tropicales aumentan un 15% más, por cada grado que aumenta el calentamiento.

Esto explica lo que ya venimos sufriendo en Santa Cruz: veranos más calientes e inviernos más fríos; lluvias abundantes y sequias, y como resultado para nuestra vida y economía; calores sofocantes y sures helados, inundaciones, destrucción de cultivos, de carreteras, puentes, casas, canales de drenaje.  

Los científicos estiman que de continuar las actuales emisiones de dióxido de carbono, entre el 2030 y 2040 aumentara la temperatura media mundial en dos grados. Por tanto tenemos por delante mucho trabajo para frenar el calentamiento, entre estos disminuir las emisiones de carbono y eso tiene que ver con reducir la quema de combustibles fósiles y evitar la destrucción de los bosques.  

Los efectos del cambio climático afectaran drásticamente a la  vida humana y por tanto debemos enfrentarlos como una acción de supervivencia a la que todos debemos contribuir, cada quien en su propio medio y sus posibilidades.
En nuestro caso, tenemos acceso a soluciones más baratas y ecológicas para frenar el aumento de las emisiones de carbono y controlar las inundaciones y la desertificación, y consiste en aliarnos y contribuir con el trabajo de la naturaleza. Ser socios de Gaia, de la madre tierra.

Es conocido que los bosques y humedales son ecosistemas reguladores, producen y también absorben el exceso del agua de las lluvias y reducen el impacto de estas en las zonas más bajas. Los bosques y pantanales son un almacén y reserva de agua, la que guardan en la época de lluvias para frenar las inundaciones y soltarla luego durante el estiaje. Además de ser el espacio de conservación de la biodiversidad y la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero.

La tarea es por tanto contribuir activamente a la consolidación de una infraestructura ecológica, una infraestructura verde, que es más barata y efectiva que solo construir defensivos, canales y terrazas de cemento y concreto.
Mantener los árboles, el bosque y los pastizales; los curichis y bajíos en las llanuras, todos como parte del paisaje natural, permite absorber y retener el agua, así como para reducir la sedimentación que obstruye los ríos y empeora las inundaciones, además de constituir un sumidero de carbono.

Como los beneficios del control de medio ambiente y de las inundaciones, son una externalidad positiva que favorece a la sociedad como un todo, los recursos para su cuidado tienen que venir de la sociedad mediante el Estado y de programas internacionales que apoyan el control climático.

Controlar los efectos del cambio climático es una tarea permanente y de largo plazo, y para lograr que las acciones en favor del mantenimiento de los bosques y el medio ambiente sea constante, se necesitan incentivos que hagan más atractivo el mantenerlos  y protegerlos en su esto natural, en lugar de chaquearlos y desboscar. Nos referimos especialmente a incentivos monetarios, que es lo que mayormente motiva y mueve a la gente.

Estas acciones deberían estar enmarcadas en un conjunto de políticas y programas: municipales, nacionales e internacionales y contar con recursos permanentes para los incentivos. Esto significa ingresos monetarios, además de los impositivos, que necesitan ser captados de aquellos sectores que afectan al medio ambiente. Son estas, medidas de política económica que incentivan la responsabilidad empresarial y ciudadana y castigan el impacto negativo que generan sobre el medio ambiente algunos de sectores de la industria, minería, agricultura, energía, petróleo, transporte, etc.
Los cambios ambientales que nos afectan son de una dimensión global, mientras los problemas socio-ambientales tienen una especificidad regional y local, ecológica y cultural, económica y política. En consecuencia es necesario actuar en lo local, buscando la necesaria coordinación y apoyo internacional.

Para avanzar en estos aspectos vitales y que afectan definitivamente a la vida humana, necesitamos en Santa Cruz y en el país,  un organismo ejecutor dedicado a la promoción y financiamiento de negocios ambientales.

Necesitamos una Corporación de Negocios Ambientales, una entidad operativa, orientada al logro. Una entidad mixta, público - privada, con Directorio de entidades privadas y empresariales, nacionales e internacionales. Una entidad que se conecte con negocios ambientales mundiales y programas de incentivos verdes y ecológicos pero con una visión práctica y de negocios.
Esta entidad necesita captar y manejar diversos fondos: de inversión en negocios ambientales, para certificación y pago de servicios ambientales, manejo de bosques, acceso a mercados de carbono, asistencia técnica, educación, etc.

En Santa Cruz tenemos un gran espacio para trabajar en proyectos y negocios de servicios ambientales. Tenemos como marco el Plan de Uso del Suelo, PLUS y Planes Municipales que nos señalan como usar adecuadamente los suelos y que áreas proteger.  Existen Reservas forestales, Concesiones Forestales, Parques Nacionales y Departamentales, reservas en todas las riberas de los ríos y bañados, Sitios Ramsar, reservas privadas, las que deben ser valorizadas y recompensadas monetariamente por su impacto ambiental positivo sobre el clima y las lluvias, y como efectivos sumideros de carbono y áreas de  conservación de la biodiversidad.

El desafío es serio e inmediato, y si no actuamos sentiremos muy pronto en Santa Cruz, los efectos climáticos resultantes de la destrucción de la Reserva Forestal Chore y el Parque Nacional Amboró, invadidos por cocaleros y piratas madereros, quienes están destruyendo los dos ecosistemas boscosos que regulan el microclima del norte integrado y la ciudad de Santa Cruz, vale decir el régimen de las lluvias, la humedad y los vientos y que por ahora nos generan un ambiente más o menos aceptable y dos cultivos anuales.

Con esta destrucción acelerada y los efectos del cambio climático, seguramente el norte se convertirá un desierto y en esta perspectiva habría que pensar traer camellos de Irán, para transitar por las dunas de, Turobito en Warnes, La Jupia en Montero, El Torrente en Portachuelo.


ovidioroca.wordpress.com

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