sábado, 5 de mayo de 2012

LOS BARONES DEL ORIENTE: EL PODER EN SANTA CRUZ AYER Y HOY


Ximena Soruco
El origen de la actual élite de Santa Cruz se remonta a las últimas décadas del siglo diecinueve con el auge de la goma en las alejadas regiones amazónicas, que da lugar a enclaves económicos de exportación a ultramar.
La presencia liberal de occidente en el poder, después de la guerra federalista de 1899, que paradójicamente ahogó las pretensiones federales de Cochabamba y Santa Cruz, también significó un duro golpe a las economías regionales al abastecer a los enclaves mineros con productos importados a través de los ferrocarriles vinculados al Pacífico. Así, la economía agrícola cruceña se detiene y tiene un viraje hacia la exportación de goma amazónica y alienta el surgimiento de una economía comercial y financiera a partir de 1914.
Esta es, en apretado resumen su historia.
A mediados del siglo diecinueve, Santa Cruz, pese a tener pocas haciendas y también poca mano de obra, es un activo suministrador de productos para las minas del sur, a las que abastecen con azúcar, hilados y tejidos de algodón, charque, cuero curtido y artículos de cuero como arneses lazos, botas y calzados.
Los artículos de cuero eran muy importantes, los que además de ser comercializados en el mercado interno, también eran valorados en el norte argentino. Es el tiempo en que también se ensayan otras exportaciones de materias primas como la quina, la goma, la castaña y la madera. Sobre todo la goma tendrá un inusitado auge a partir de 1876 con lo que se logra las grandes fortunas de Antonio Vaca diez, Nicolás Suárez, Nicanor Salvatierra y Antenor Vásquez, todos vinculados a capitales europeos.
El capital gomero será el promotor de la instalación de muchas casas comerciales europeas, en especial alemanas, que trasladan el capital logrado en el Beni a la ciudad de Santa Cruz. Destacan los inmigrantes Francisco Treu, Alberto Natush, Jorge Banzer y el austriaco David Cronenbold. Las casas comerciales de estos europeos traerán como empleados otros que luego harán fortuna, entre ellos Emilio Zeller, Felipe Schweitzer, Juan Elsner y Carlos Seiler.
Los comerciantes cruceños eran Crisanto Roca Pinto, Saturnino Saucedo, Manuel peña, Pedro Vega, Elías Antelo y la sociedad Morales & Bertram.
Estas casas comerciales controlaron el comercio oriental desde el siglo veinte, sobre todo con la importación de artículos suntuarios para los nuevos ricos gomeros que gustaban de ser ostentosos. Tenían otra fuente en los créditos y consignaciones, provisión de comida y dinero a los enganchadores de mano de obra para la explotación del caucho. También contaban con astilleros que controlaban el transporte fluvial de la goma.
La red de importación-exportación de goma, que tenía una larga ruta desde la amazonía hasta los puertos europeos y norteamericanos, requería de despachantes, firmas proveedoras de las mercaderías e intermediarios, también requirió crear un sistema de transacciones monetarias a través de letras de cambio (el primer banco que llega a la región lo hace en 1912). Proceso que tendrá hegemonía de capitales alemanes hasta la segunda guerra mundial.
Estos alemanes inmigrantes en Santa Cruz, pronto se vincularon, mediante matrimonios, con la vieja élite hispana, y permanecerán hasta hoy bajo el control económico de Santa Cruz. A ellos se unirán, aunque en menor medida, otros inmigrantes procedentes de Italia, como José Bruno y Dionisio Foianini. Ya en el siglo veinte llega de la Europa oriental Mateo Kuljis.
Algunas de estas casas comerciales, pasado el auge de la goma, diversificaron el comercio e incursionaron en la agricultura y la ganadería. Es importante señalar que en la primera mitad del siglo pasado la tierra casi no tiene valor comercial por el aislamiento del mercado interno, y la falta de procesamiento de los productos cerraba el mercado externo. Esta situación cambia a partir de 1952 cuando el Estado central vertebra mediante carretera oriente con occidente, e invierte en la producción agroindustrial con ingenios, créditos y maquinaria.
Pese a que la burguesía comercial no transita naturalmente a una burguesía agroindustrial, sino que requiere de una firme política económica estatal, haberse constituido en un circuito extractivo y mantenerse con la importación-exportación extranjera le imprimen un carácter privado y ajeno al Estado y al mercado interno.
La mayoría de estos inmigrantes llegaron carentes de capital, y los profesionales fueron traídos por las casas comerciales para prestar sus servicios; el contexto de visiones coloniales y racistas hizo que prosperen y se inserten rápidamente en las élites locales. Esta estructura social genera una subjetividad burguesa de iniciativa privada que minimiza o silencia, en su imaginario, circunstancias fortuitas (no controladas por ellos) favorables, como los precios internacionales, las ventajas de ser blancos europeos en una sociedad racista y llena de prejuicios, y, sobre todo el apoyo estatal que se inicia en la revolución del 52 que se acrecentará en las siguientes décadas.
Fuente: Soruco, Ximena. Coord. Los barones del oriente: El poder en Santa Cruz ayer y hoy. Santa Cruz, Fundación Tierra, 2008.

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