lunes, 2 de septiembre de 2019

ECOSISTEMA Y PENSAMIENTO SISTEMICO



Ovidio Roca

Vivimos en un único planeta y somos parte connatural del ecosistema tierra: las aguas, los suelos, los vientos, la atmosfera, la biodiversidad. Dijo Galileo Galilei hace 450 años: “Las cosas están ligadas por lazos invisibles: no se puede arrancar una flor sin molestar a una estrella”. 

En el país ya se venía avanzando en el entendimiento y protección de nuestro ecosistema; se produjeron las Leyes del medio ambiente, la Ley Forestal; se trabajó en los Planes de Uso del Suelo, se crearon las Reservas ecológicas y Parques. Luego los dirigentes del actual Gobierno se presentaron con un discurso sobre la madre tierra que dio esperanzas de un mejor trato para nuestro ecosistema, pero finalmente se mostró que era solo un eslogan electoral.

Tenemos una población mundial que crece de manera exagerada y que esta sobre explotando el planeta. Esta población demanda alimentos, espacio para asentarse y genera basura y contaminación, por lo que debemos ser cuidadosos en nuestras políticas de crecimiento poblacional, asentamientos humanos y uso de las tierras.  Los daños que causamos al ecosistema tardaran cientos de años en atenuarse, aunque no de curarse.

El cuidado ambiental no es asunto de derechas o izquierdas; los políticos populistas Trump, Bolsonaro, Evo Morales, Maduro, son negacionistas climáticos y califican, cada uno en su estilo, el problema de calentamiento global impulsado por el consumo humano como una simple “fábula de invernadero”.

En Brasil los ruralistas apoyan toda política para deforestar la amazonia y sembrar pasto para el ganado, terrenos para el cultivo de la soja o apertura de minas. En Bolivia dicen las autoridades masistas: “Si no queman los bosques y si no plantan coca” ¿de qué van a vivir?. El Gobierno por intereses políticos y de dominio, desplaza  a sus interculturales para tomar las tierras del oriente las que, según Pukimon, luego de ser deforestadas una parte ira a la coca y el resto la venderán a los chinos.

Si queremos mantener el ecosistema adecuado para la vida humana, necesitamos respetar el ecosistema, la capacidad de uso de la tierra, la vocación de los suelos para el uso forestal, agropecuario; las áreas de preservación, los Parques y áreas protegidas destinadas a conservar ambientes adecuados para lo biodiversidad de la que somos parte. Uno de los valores de la diversidad biológica radica en la funcionalidad de los bosques, que permiten por ejemplo la generación de agua, el ciclo de nutrientes de los suelos y un clima estable; factores que son muy importantes tanto para la producción agrícola, como para la calidad de vida de la población en general. En este contexto, un desafío clave entre conservación y desarrollo, es asegurar que se mantenga grandes bloques de bosques bien conservados.

Este es un aspecto en que el Licenciado discrepa, pues no tenía entre sus veinte mil libros la Memoria del PLUS: “Ojo, las áreas protegidas fueron elaboradas por los gringos para guardarse nuestros recursos naturales para el día que se hagan cargo del país, buena parte de esas áreas fue hecha por Gonzalo Sánchez de Lozada y las dictaduras y no porque eran amantes del medioambiente, era porque había información de empresas petroleras extrajeras de que ahí había recursos”.

Sin embargo la ciencia agrícola y la experiencia de campo nos enseña que las tierras según sus características de composición, localización, clima y humedad, tienen distintas vocaciones y es en base a estas clasificaciones que desde hace tiempo se viene trabajando con los Planes de Uso de Suelo, los mismos que establecen que hacer y qué no hacer en las tierras y en cada zona.

El país necesita producir más, pero con una agricultura moderna y respetuosa de la capacidad de uso de los suelos. Por ejemplo en la soya hay que preocuparse en aumentar la productividad; en cualquier país vecino se produce el doble por hectárea que nosotros; ergo hay que aumentar productividad y no la superficie. El asunto es que como la tierra es barata es mejor negocio ampliar la superficie y tumbar monte que mejorar la agricultura, sin preocuparse del daño ecológico.

Al margen de lo ecológico y de preservación del ecosistema y el clima que es lo verdaderamente importante; también desde un punto de vista crematístico deberíamos entender y asumir que estamos llegando con la expansión de la frontera agropecuaria, al punto donde los efectos adversos de la deforestación prácticamente cancelan los beneficios económicos privados de cualquiera actividad agropecuaria adicional. Y no se trata de reducir la deforestación a cero, pero hay que hacerla de manera mucho más cuidadosa y donde realmente es justificada y en las áreas que corresponde según el PLUS. 
El problema es que en Bolivia deforestar te garantiza la propiedad de las tierras y no tiene ningún costo para el que destruye, sino para la sociedad. Por esto a los grupos económicos y de poder nada les importa y en consecuencia
a su paso dejan llamas ardientes, tierras arrasadas, bosques destruidos, muerte y destrucción de todo ser vivo, plantas y animales.

ovidioroca.wordpress.com


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