martes, 25 de septiembre de 2018

CRISTÓBAL RODA DAZA, ANÉCDOTAS PERSONALES



Ovidio Roca
La Casa de la Cultura de Santa Cruz, era por los años ochenta administrada por ciudadanos vinculados a la cultura, los mismos que eran elegidos por los grupos artísticos y culturales para conformar un Directorio. Tuve el honor de participar en ese Directorio junto a Aida Mckeny, Gunter Holzman Marcelo Arauz, Alcides Parejas, Cecilia Kenning, Alvaro Flores, Ruber Carballo.

Los recursos eran escasos y una de las tareas de los Directores era conseguir fondos y apoyos de Empresas, Instituciones y personas amantes de la cultura, también se recibían delegaciones de artistas las que en algunos casos hacían presentaciones gratuitas en la Casa.

En una ocasión vino del exterior una gran delegación a la que decidimos agasajar con un día de campo tradicional, por lo que Aidita pidió a Cristóbal Roda nos preste su hermosa quinta que tenía cerca de Warnes. Llegado el día, ya algo atrasado fui con mi esposa a la fiesta en un jeep que tenía y en ese camino solitario y arenoso el vehículo se paró y no arrancaba; estaba en esos afanes cuando pasa Cristóbal en una hermosa camioneta, se para y trata de hacer funcionar mi cacharro y me dice: “vayan ustedes pues el acto ya comenzó, yo los veo después. Cristóbal se queda allí en pleno sol bregando con el cacharro mientras nosotros nos íbamos en su elegante camioneta con aire acondicionado”.

En las épocas de la UDP, estaba como Embajador Cubano el esposo de la Poro, hermana de mi querida amiga Susana Seleme. El embajador pasaba más tiempo en Santa Cruz y cuando yo visitaba a Susana hablábamos con él de todo y nada de política. Él se interesaba por los aspectos productivos e innovadores, recuerdo que le comenté sobre la cría de alevines de pacú que estaba iniciándose en las colonias japonesas y en una ocasión fuimos a ver cómo operaban.

Gracias a su vinculación con Santa Cruz organiza una visita a Cuba y los invitados con todo pago fueron personajes cruceños y amigos de Susana como fue mi caso. Fuimos invitados Cristóbal Roda, Ivo Kuljis, Álvaro Flores, Jaime Pomier, y dos o tres más.
Llegamos a la Habana y allí nos esperaban unos autos oficiales que directamente nos condujeron al Hotel Habana Libre, donde nos alojaron a todo dar. Teníamos un programa de visitas variado, fuimos a conocer un ingenio azucarero, una fábrica de ron Havana Club, visitamos a Ramón Castro un hermano de Fidel el que en el Valle de Picadura, un campo donde se dedicaba a la genética animal, nos mostró una famosa vaca Ubre Blanca que tenía un récord mundial de producción de leche.

Nuestros días estaban ocupados, salíamos temprano y siempre guiados por el chofer y un guardia y nunca estuvimos solos o caminamos solos por las calles. Los últimos días fuimos de paseo en un pequeño barco por la costa donde pescamos y nadamos. El capitán del barco una persona muy simpática nos comentó que él estuvo en la Sierra Maestra con el grupo de Fidel y luego nos comenta: cualquier rato vamos Bolivia y hacemos allí una guerrilla y tumbamos el gobierno. En ese momento Cristóbal que disfrutaba de un mojito y de un pescado que había sacado y puesto en la parrilla, le dice: “cuando vayan a ir a Bolivia nos avisan primero para que nos vengamos para acá”.

Un gran empresario y una persona sencilla al cual más.

ovidioroca.wordpress.com

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