miércoles, 10 de febrero de 2016

AMBIENTE DE TINKU Y ANARQUIA PLURINACIONAL

AMBIENTE DE TINKU Y ANARQUIA PLURINACIONAL
Ovidio Roca
Las comunidades humanas históricamente se fueron conformando condicionadas tanto por su entorno físico como por la manera como enfrentaban su supervivencia. En este transcurso fueron estableciéndose las técnicas, culturas, mitos. Un aspecto relevante, es que desde sus inicios tribales, las sociedades mostraron una fuerte vinculación entre la fuerza y el derecho; vale decir que quien tiene el poder, tiene la fuerza y el grupo dominante usándolo determina e impone su ley, por lo que siempre este camino deviene en tiranía.
Afortunada y acertadamente durante este proceso histórico, algunas sociedades apuntaron hacia una mejor forma de relacionamiento y convivencia y se encaminaron hacia sociedades democráticas, en las cuales se establece que las personas deben ser consideradas y respetadas como ciudadanos y en el marco de los derechos y obligaciones que establecen las leyes y de ninguna manera por su fuerza, riqueza, raza, sexo o religión. La regla de oro, “no quieras para los otros lo que no quieras para ti”, es lo que tiende a prevalecer.
 Esta cultura democrática no es algo que surge o se impone mecánicamente, es producto de un largo proceso de aprendizaje donde el ciudadano asume personal y socialmente la convicción de que es más conveniente y útil para él y la sociedad respetar y  acatar las reglas y respetar las instituciones en lugar de vivir en un permanente conflicto y enfrentamiento. Con el tiempo aprende y aspira a vivir en una sociedad y un país donde tiene seguridad para sí, para su familia, sus bienes y el fruto de su trabajo; un país donde tiene libertad y respeto a sus derechos como ser humano, lo que le permite progresar a costa de su esfuerzo, su creatividad y su trabajo.
Cuando estas condiciones no las consiguen en su patria y tiene posibilidades, se va a los países donde sí pueden encontrarlas. Como alguna vez comente;  en los años setenta nuestros izquierdistas y guevaristas cuando huían de las dictaduras militares, no se fueron a Cuba o Rusia, sino a Europa. La gente no es tonta y cuando puede huye de los paraísos revolucionarios y socialistas y hace lo posible por emigrar hacia las democracias liberales y capitalistas; los Estados Unidos, Europa y nunca al revés.
En Bolivia actualmente transitamos por etapas de declinación democrática, donde las personas definitivamente no creen en las leyes y menos en las instituciones y los funcionarios encargados de aplicarlas. Esto es producto de su práctica cotidiana que les ha enseñado que las leyes se hacen a sabor del grupo dominante y que las instituciones y los funcionarios aplican las leyes a su sabor y conveniencia. Ellos día a día ven como los políticos y funcionarios usan las instituciones para chantajear y esquilmar al ciudadano, y ahí vemos jueces, policías, aduaneros, funcionarios con algún poder de regulación, que usan su cargo para lucrar. Ante esta situación la gente busca apartarse y desconoce al Estado y para defender sus intereses sectoriales y gremiales se organizan en tribus, sindicatos y asociaciones.
Este comportamiento social recuerda más a Bakunin que a Marx. Bakunin padre del anarquismo colectivista postulaba una organización social de tipo horizontal, sin jerarquías de ninguna índole que pudieran corromper la libertad de los más desfavorecidos. Su principal objetivo fue suprimir la existencia de los Estados Nacionales y crear federaciones, constituidas por libres asociaciones agrícolas e industriales. 
 En las dos últimas décadas como producto del proceso de cambio y empoderamiento indígena y ante la constatación de que los líderes indígenas resultaron peores gobernantes que los anteriores; más corruptos y más ineficientes en el manejo del Estado y la economía; se retorna al estado tribal y se agudiza la práctica de solucionar las discrepancias mediante la cultura del “tinku” (en aymara ataque físico) vale decir mediante el enfrentamiento, y no mediante la cultura del acatamiento a la ley. Esto reitero porque no se cree en la ley y menos en quienes tienen la autoridad para aplicarla. Así vemos marchas bloqueos, huelgas “hasta las últimas consecuencias”, donde con razón o sin ella los grupos corporativos procuran defender e imponer sus intereses, sin preocuparles en lo más mínimo que están afectando los intereses de los demás, de la ciudadanía.
Esta actitud y comportamiento configura en la sociedad boliviana un clima permanente de inseguridad física y jurídica, típica de un Estado fallido, lo que determina que cualquier trabajador o empresario nacional o extranjero evite invertir y aun transitar por Bolivia.
En procura de avanzar hacia una sociedad viable, de confianza y seguridad, necesitamos urgentemente cambiar de rumbo y de modelo económico y seguir el camino que adoptaron los países prósperos; con ciudadanía jurídica y no ciudadanía étnica, con Gobiernos de leyes no de personas. Por ende la tarea fundamental es el rescate de la República y pasar de un gobierno populista plurinacional a un gobierno democrático republicano con un ambiente de confianza para la inversión y el trabajo de los ciudadanos, amparados en instituciones fortalecidas, seguridad jurídica y servidores públicos probos e idóneos.

ovidioroca.wordpress.com

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