MIGRACION COMO INSTRUMENTO
POLITICO
Ovidio Roca
Santa Cruz, Beni y Pando, son
pueblos con mentalidad proclive a la modernidad, al progreso; que valora al
individualismo y el esfuerzo propio, así como la tradición y valores cristianos
y mantienen una actitud alegre y hospitalaria. Estas características y la
bohemia los lleva a ser excesivamente permisivos y por tanto victimas de grupos
agresivos y corporativos que rápidamente los avasallan.
Esta su actitud de apertura
al cambio, y la valorización del éxito, antes que la clase o etnia, como valor social, ayudo a la región oriental y
especialmente a Santa Cruz, a lograr
mejores condiciones y ambiente de desarrollo que el resto del país, lo
que atrajo una importante migración. Muchos de estos migrantes se integraron fácilmente
a esta sociedad, aportando con nuevas ideas, técnicas, conocimientos y formando
parte importante de la construcción y el progreso regional. Ellos también son cambas,
pues como dijo un colla “el camba nace donde quiere, en Potosí o en Alemania”.
Por el contrario aquellos que
llegan a la región, al pueblo y no se integran, no son inmigrantes, son
colonizadores. Estos colonizadores (en actitud o proyecto de mitimae) de tradición
comunitaria y corporativa solo se identifican con su gremio, su cultura de
origen y rechazan los valores y tradiciones de la sociedad oriental, no se
identifica con ella, la critican y desprecian.
La semana anterior, en el
cambódromo, se disfrutó de la espectacular entrada de los residentes paceños y
allí habían más de cincuenta mil de ellos, entre bailando y aplaudiendo, además
de otros treinta y poco mil espectadores provenientes de toda la geografía
nacional. Recordemos que la ciudad de Santa Cruz en el año 1950 tenía solo cincuenta
mil habitantes, bastante menos que los que estaban ese día en el cambódromo.
El gobierno como parte de su
proyecto de poder cocalero-corporativista y de tinte indigenista, está realizando
un traslado poblacional, una migración acelerada hacia la región de la llanura.
Esta migración forzada, es problemática por la cantidad y velocidad con que se
produce, y al ser impulsada y digitada geopolíticamente se la percibe como un
avasallamiento y no algo natural y pacifico que permite un pacífico y paulatino
proceso de asimilación y complementación.
En realidad se trata de una
estrategia de dominación, que usa la migración para avanzar en la ocupación territorial,
sigue luego el control de la economía por sus gremios y finalmente, el golpe orquestado
que elimina de un zarpazo a la dirigencia opositora local y deja temblando al
resto.
Todo pueblo para mantener su
unidad e identidad, necesita respeto a sus valores y forma de vida. Los
norteamericanos uno de los países de mayor y más diversa inmigración superaron
los problemas del multiculturalismo y hoy en día, cualquier inmigrante se
percibe así mismo con estadounidense y respeta el marco legal e institucional
del país que eligió para vivir, y lo hace sin tratar de imponer y afectar los
derechos de los demás, manteniendo además y sin mayores conflictos la cultura
de su pueblo de origen.
Dice con sabiduría el Papa
Francisco: “Para mí, la gran revolución
es ir a las raíces, reconocerlas y ver lo que esas raíces tienen que decir el
día de hoy. No hay contradicción entre revolucionario e ir a las raíces. Más
aún, creo que la manera para hacer verdaderos cambios es la identidad. Nunca se
puede dar un paso en la vida si no es desde atrás, sin saber de dónde vengo,
qué apellido tengo, qué apellido cultural o religioso tengo”.
La preservación de nuestros valores y cultura
es fundamental para conservar nuestra identidad. Un pueblo como el de Mojos y
Chiquitos, que fue libre desde el inicio, que eligió desde el primer día de su fundación
en 1561 a su Gobernador, no puede desfallecer y ahora tiene la oportunidad de
unirse, elegir a sus verdaderos y genuinos representantes y actuar y votar conjuntamente
para preservar su futuro, su libertad y su forma democrática de vida.
ovidioroca.wordpress.com