martes, 1 de agosto de 2023

VIEJOS RECUERDOS DE VIDA EN MOJOS.

Ovidio Roca 

“Cuando olvidamos nuestro pasado, erramos en nuestro futuro”. Pukymon.

Notas en memoria de Santos Noco Guaji y de San Lorenzo de Mojos. Son remembranzas de mi primera juventud en mojos, con los Taitas de San Lorenzo y viajando por los ríos, Tijamuchi, Sécure, Isiboro y compartiendo con tribus  Mojeñas y Chimanes. Anotadas antes de que se me olviden.

VESTIMENTA Y COMIDAS A LA CARTA. 

Camijeta.

En el monte se busca un árbol se corocho (Poulsenia armata moraceae de la familia de los Ficus), de acuerdo a la talla del usuario. Son árboles muy grandes de 25 hasta 40 m de altura y con un diámetro de 60 hasta 100 cm.

La camijeta es el traje mojeño tradicional, una especie de túnica sin cuellos ni mangas. Para hacer esta camijeta, se corta la cáscara del corocho por arriba y abajo en su perímetro y se hace un corte vertical.
Con cuidado se desprende la cáscara y se la mete en el agua de un arroyo o pozo por algunos días. Luego se la golpea con un mazo de madera con superficie plana y con cuidado; esto solo para desprender la cáscara superficial y dejar la corteza blanca y de fino entramado, como una sábana.
Se la deja colgada y a la sombra hasta que seque, luego se la dobla como si fuera un poncho y se hace un agujero para que pase la cabeza. Con un bejuco se hace una trenza, como un cordel que sirve de cinturón. 

Las camijetas elegantes llegaron después, de telas tejidas con hilo de algodón en Telares y adornadas con franjas coloridas por los bordes.

Seméndala.

A las niñas de las tribus cuando les bajaba la primera menstruación, el curandero le cortaba el pelo y la dejaba peladas. Cuando le crecía el cabello ella estaba disponible para que algún pretendiente la pida para su mujer y alguna vez dejando algo valioso para su familia.

Preparando pato, pava o pescado, asado a las brasas.

Se persigue y caza la presa, para cocinarla se la envuelve totalmente con greda (arcilla), una capa de un cuarto de pulgada y luego se la pone junto a los carbones de la fogata. Cuando está listo se quita la greda y de paso las plumas que quedan prendidas. Se sacan las tripas y se votan al monte para los bichos. Listo el pato.

Chicha de yuca patacada.

Se pelan las yucas y se la hierve en un tiesto de greda o en una olla. Cuando enfrían vienen las “mamas y las semendalas” y la cortan en pedazos que mascan, ensalivan y esta masa la van poniendo en una gaveta.

Cuando se termina el patacado, se tapa la gaveta con un trapo y se lo deja unos tres días para que enfuerte.  Esta masa con su jugo y añadiendo algo de agua hervida, se lo cuela usando un trapo. El líquido se lo pone en una tinaja y a beber. Con cuidado de no emborracharse.

Cocinando hurina, jochi o pescado en el pozo.

Por la tarde se cava un pozo, de unas dos varas de profundidad en terreno seco, se pone bastantes brazas y luego varios gajos secos para que ardan y calienten el pozo. Cuando está listo se la pone una capa de tierra para tapar la brasas y encima se pone la hurina, el jochi, o lo que se haya cazado o pescado. Se le pone encima algunas hojas de patujú y luego se lo tapa con tierra. Al día siguiente está listo el asado, para el desayuno, almuerzo y cena.

Desayunando gusanos.

Los gusanos trochos son como de un geme y crecen entre los troncos y raíces de las palmeras caídas. Se los coge y ensarta en un jipurí, el peciolo duro de la hoja de una palmera y se lo pone cerca de la brasas. Son muy sabrosos.

Como postre, los gusanos de totaí. Se recogen las semillas de totaí cuando los frutos caen naturalmente y han perdido su cáscara. Se los parte con una piedra y allí dentro se encuentra el gusano blanco del totaí que sale moviéndose. A estos se los come directamente, tienen la textura y un sabor a leche algo dulzona, a la Beba le gustaban. 

Pesca de pirañas con bofe, en el rio.

En una estancia movima, llamada El Saladero de Nicomedes Suárez, tenían un matadero donde carneaban el ganado para hacer charque y todos los residuos iban al rio. 

Los bofes no se utilizaban y con mis primos los guardábamos para pescar el día siguiente. Es muy fácil, me sentaba en el tronco de la canoa a la orilla del río y agarraba el bofe por la tranquea y lo sumergía; lo movía un rato y luego habían varias palometas prendidas. Rápidamente lo sacaba y lo sacudía en el fondo de la canoa para que se suelten. El bofe (los pulmones) tiene una textura especial y resistente, lo que hace que los dientes de la palometa se adhieran y les cueste soltarse. 

Metiendo, sacando y sacudiendo varias veces, juntaba un montón de palometas, luego le sacaba las tripas y las salaba para hacer charque de palometa. Muy bueno para hacer sopa.

ovidioroca.wordpress.com

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



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