Publicado en EforoBolivia 2010
Las personas pueblan su imaginación con fantasmas, dioses, fabulas, mitos. La gente imagina y cree, y es esa creencia, creencia sólida como la roca, la que hace que las cosas ocurran. No se trata “de lo que es” en realidad, se trata “de lo que la gente cree que es” y eso para ellos, es lo único importante. Ergo, la naturaleza humana nos induce a luchar por utopías antes que por la cruda realidad, nadie se hace matar por el PIB o el modelo de desarrollo cruceño, pero sí, por sus dioses, su patria, su caudillo.
En Bolivia, cuando han transcurridos 200 años de la Republica, ingresamos a una nueva era, la del “proceso de cambio” impulsado por el llamado poder indígena originario, que pretende desandar lo andado e imponer nuevas reglas de comportamiento político, económico, de convivencia. Y el problema es que en lugar de hacerlo en procura de un proyecto de vida en común y compartida, nos están llevando hacia un sistema totalitario, de imposición y dominación tribal. Y en lugar de construir leyes y una judicatura imparcial y apegada a las normas de convivencia, estamos construyendo un mecanismo punitivo para castigar aquellos que discrepan con su proyecto de poder; con el caudillo y principalmente con el grupo palaciego, quienes realmente ejercen el poder. Lo que es peor, es un proyecto que usa perversamente para sus fines y con impudicia, los prejuicios raciales y la revancha histórica.
Los problemas de producción y empleo, los problemas de gestión no son importantes, para los viejos bolcheviques que manejan el rumbo del país y que para salir del paso aplican las obsoletas recetas del Gosplan. El Estado administra todo, es el dueño de todo y de todos. En verdad los líderes totalitarios e intelectuales Jacobinos, nunca han pretendido ni les ha interesado solucionar la dinámica del conflicto social o económico; es el poder, la lucha por el poder lo único importante para satisfacer sus ansias, su ego.
Y que es el poder?. Nos lo dice Nietzsche en El Anticristo:
¿Que es bueno? Todo lo que acrecienta en el hombre el sentimiento de poder, la voluntad de poder, el poder mismo. ¿Qué es felicidad? La conciencia de que se acrecienta el poder, que queda superada una resistencia. No satisfacción sino aumento de poder, no paz sino guerra, no virtud sino aptitud. Los débiles y malogrados deben perecer, tal es el axioma capital de nuestro amor al hombre, y hasta se les debe ayudar a perecer.
En este experimento masista se cobijan diversos proyectos económicos, ideológicos e indigenistas, que confluyen como siempre en procura de lograr el control, el poder y así satisfacer sus intereses y apetitos. Y para mantenerlo, para disfrutarlo; al menos el grupo Jacobino, necesita del mito, así los viejos bolcheviques usaran mientras puedan hacerlo, a Evo Morales, el Mito de la reivindicación indígena.
No se ve de parte de estos grupos un proyecto de construcción de una sociedad para todos, una sociedad de bienestar y prosperidad, de un Estado democrático y plural sino un afán de dominación pura y simple. Han diseñado su proyecto usando lo mas siniestro, el racismo, la revancha histórica contra los colonizadores de hace quinientos años, el castigo a los q`aras, y la oferta de tomar y repartir como botín sus tierras y bienes. Mediante una Constitución amañada nos ha dividido en naciones, etnias y tribus, dejando sin derechos a los bolivianos, ahora llamados interculturales. Se ha impuesto la creencia y así lo entienden algunos, que cada cual como originario, puede hace lo que le venga en gana, desde dejar sin energía al país entero o linchar a cualquier sospechoso.
Manejan estratégicamente el concepto del enemigo, buscando unir así al pueblo en su favor y en contra de aquellos que nos quieren invadir, destruir. El enemigo externo, los Estados Unidos, los gringos y el interno los q`aras y especialmente los oligarcas del oriente y sur del país. Lo irónico es que los ideólogos de esta patraña son q´ aras bolcheviques, usando como pongos y punta de lanza a la nacionalidad aymara.
Pero el problema mas grave es, que congruente con el populismo del gobierno, esta la propensión de la gente de creer en las promesas y de esta manera estan logrando que gran parte de los indígenas, los excluidos, los pobres, los cocaleros, los contrabandistas, los que quieren hacerse ricos ahora, es decir la gran mayoría de la población, piense que con el MAS van a conseguir, todos y cada uno de ellos, sus aspiraciones, sueños y apetencias.
La historia nos enseña que proyectos excluyentes, racistas y estatistas, como los del MAS, conducen a la destrucción del país, al enfrentamiento racial, a la violencia, a la miseria económica, en nuestro caso salvo para los narcotraficantes. Sabemos también que finalmente la economía los derrotara, por seguir un modelo económico que se ha mostrado inviable. Pero este proceso de desgaste puede durar bastante y mientras tanto generar miseria, represión en la población y extenderse por demasiado tiempo como en Cuba, hermoso país donde luego de mas de cincuenta años de comunismo, vale decir miseria y esclavitud, están reconociendo que las empresas estatales son ineficientes y deficitarias, que el intento de reemplazar el mercado y la propiedad privada fracaso y ante esa realidad despiden de sus pegas a la gente, y para que no se mueran de hambre les están permitiendo, con limitaciones, usar su iniciativa personal, su capacidad de trabajo, en fin hacerse capitalistas y liberales. (*)
Conocemos que es difícil convencer a la gente con realidades, “basta de realidades, queremos promesas” fue una consigna popular en el siglo pasado. Por esto necesitamos además de economía, de progreso, de seguridad, de educación, salud y bienestar; esperanzas y sueños y utopías, pero utopías posibles. Necesitamos de forma urgente construir una propuesta, una utopia posible, un nuevo mito para el Santa Cruz y Bolivia del siglo XXI, un mito que nos conmueva a todos, un proyecto para el bienestar ciudadano y en libertad y democracia.
Debemos imaginar y construir entre todos, y aquí hacen falta los partidos políticos tan denigrados, esta Utopia posible en la que la gente crea y por la que este dispuesta a luchar.
La utopia de un régimen autonómico, usando los principios de subsidiaridad, autogobierno y desarrollo local; preservado y respetando las pautas culturales de cada uno en su propia región y posibilitando que la rica la diversidad nacional pueda generar sinergia con su rica diversidad y su culturalidad.
Una utopia democrática pues solo en una verdadera democracia se logra el respeto a la identidad de los pueblos y las personas, donde las diferencias son valoradas y aceptadas y donde la igualdad es la formalidad necesaria para que la heterogeneidad emerja.
Un país donde todos somos personas libres y nuestros derechos ciudadanos, económicos y políticos son garantizados, de la misma manera que nosotros respetamos los derechos de los demás.
En fin una utopia de país educado, multicultural, innovador, productivo y de trabajo, donde todos estemos incluidos, pues solo se supera la pobreza creando riqueza, siempre respetando nuestro entorno ambiental y social.
Nota:
(*) “Nuestro Estado no puede, ni debe, continuar manteniendo empresas, entidades productivas y de servicios, presupuestadas con plantillas infladas y pérdidas que lastran la economía”. En los próximos cinco años serán eliminados 500 mil empleos en el sector público y los trabajadores despedidos deberán encontrar empleo en cooperativas o en actividades por cuenta propia, anuncia la Central de Trabajadores de Cuba.
El problema es que estos cuentapropistas deben buscárselas sin tener mercado de insumos, sin posibilidades de importar ni exportar, sin acceso al crédito, sin capital, sin tecnología.
Enviado por el autor ovidio roca avila [ovidroc@hotmail.com]
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