Publicado en eForoBolivia el 2010
Ovidio Roca
Todos somos originarios, o casi…
Muchas lunas atrás estuve trabajando en temas forestales, fue la época en la cual empezó a aplicarse la nueva Ley forestal que llevo a Bolivia ser reconocida como el país con mayor área boscosa bajo manejo sostenible. Durante este rico y dinámico proceso de innovación y gestión, viaje bastante y conocí lugares, hechos y dichos curiosos, algunos realmente ingeniosos.
Visite algunas áreas forestales abandonadas y en proceso de reversión a tierra fiscal por la nueva Ley. En una de estas, en la rivera de un río cercana al campamento y el aserradero (el río más hermoso que he conocido) los trabajadores venidos de todos los pueblos del oriente habían formado una pequeña comunidad vacacional. Allí y mientras esperaban los acontecimientos: adecuación a la ley Forestal y arreglos laborales con la empresa forestal que los había despedido, vivían de la caza, la pesca, de unos sembradíos de yuca y plátano y sobre todo de la belleza del paisaje cuando en la tarde desde su hamaca disfrutaban de la fresca brisa del río y gozaban viendo los juegos de los bufeos.
Paso el tiempo y uno de los ex- trabajadores nos visito para consultar que podían hacer para continuar adelante con el negocio de la madera, que ellos conocían muy bien y ahora que la empresa se había disuelto. Le aconsejamos que se constituyan en lo que la Ley Forestal llamó “Asociación Social” y sobre esa base se les dotaría una superficie para manejo forestal. Se realizo un mapeo de la zona, se delimito las mejores áreas de aprovechamiento y toda esta información mas la tramitología se la entrego al comunario, que después de tantas visitas ya era amigo nuestro, Santos Noco Choco.
Pasaron varios meses y en ocasión de una visita técnica al Municipio de Tembo-ró, el Alcalde me solicito que retrasemos la reunión hasta la llegada del Cacique de la nación Temboguazú. Me llamo la atención el gentilicio y me sonaba familiar. Un rato después llego el Cacique, con un impresionante bonete de piel de tigre y algunas plumas. El gran Cacique era nada menos que nuestro amigo Santos.
Pasada la reunión me acerque a Santos y le pregunte de que se trataba todo eso y el me contó la siguiente historia:
“Unos amigos me comentaron, que eso de la concesión forestal como Asociación del Lugar, significa pagar patentes y estar sujetos a inspecciones y que la mejor alternativa era pedir una TCO, es decir Tierras Comunitarias de Origen. Que él conocía al Viceministro de Asuntos Indígenas y podíamos hacer la solicitud como Pueblo indígena originario. Me pareció interesante y como los cambas tenemos astillas de todos colores y razas le dije: si así es más fácil, seremos indígenas”.
“Luego conocí al Viceministro que anda “chocho” con lo de los indígenas y me dijo que en un rato salía la Resolución reconociéndonos como originarios y cuando le conté donde vivíamos me dijo que según el explorador sueco Nordenskiold allí moraban antiguamente los Temboguazú y que seguramente nosotros éramos sus descendientes. Como me gusto el nombre le dije que así era y que le echemos nomás con la Resolución”.
“De esta manera ahora ya somos originarios y estamos solicitando la TCO, ya no por esas michi hectáreas que ustedes nos ofrecieron y pagando patente, ahora serán hartas y gratis”.
Yo le dije que me alegraba por su suerte y que estaba seguro que iban a hacer un buen manejo y preservación de ese paraíso.
Paso el tiempo, yo andaba en otros asuntos y en una de esas tantas reuniones me encontré con Santos, me dijo que todo andaba bien en la comunidad, que varios antropólogos y sociólogos los habían visitado, realizaron muchos estudios, sacaron fotos y les explicaron como es la cultura de los originarios. Yo le comente que me había quedado con la curiosidad y leí a Nordenskiold y según éste explorador los tembogazú ya estaban extintos cuando, en los primeros años del Siglo XIX, el paso por sus tierras y solo quedaban dos o tres tembominí, pero esos difícilmente se reproducían.
(Me han dicho que aquí en Santa Cruz hay algún descendiente de estos tembominí, aunque se precia de temboguazú).
“No hay pierde me dice, la verdad es que ya somos originarios porque tenemos Resolución. De paso me comento que el río seguía precioso y que ahora querían incursionar en el turismo etno-ecológico, y finalmente me invito a convertirme en originario y que podía llegar a ser hasta Chaman”.
Le pregunte cual era el procedimiento y me dice que según le habían explicado los antropólogos el mecanismo era por vinculación familiar. En este caso si yo me juntaba con una takoguazú, pasaba a formar parte de la tribu. Cuando le pregunte si había alguna buena me dijo que ya era un poco tarde pero que quedaba una que todavía tiene un diente y esa es la mas joven. Luego me alentó, no te preocupes, hacemos la ceremonia con esta y vos te traes las que querrás porque en nuestra nación puedes tener varias mujeres. Le dije que consultaría con “la propia”, pero conociéndola no me anime, así perdí la oportunidad de ser originario.
Enviado por el autor ovidio roca avila [ovidroc@hotmail.com]
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