sábado, 16 de mayo de 2020

CUIDANDO LOS BOSQUES PROTEGEMOS LAS PERSONAS



Publicado en eForoBolivia 2010
Un bosque de 100 mil árboles – lostiempos.com
Los bosques cubren 30% de la superficie terrestre y constituyen el hogar de millones de personas y el de una inmensa diversidad biológica. Durante su ciclo vital los bosques absorben y almacenan carbono y a su vez influyen en la regulación del clima, el régimen de lluvias, humedad y agua durante el estiaje, los vientos; además de proteger los suelos y conservar la biodiversidad. En Bolivia existen actualmente unas 40 millones de hectáreas de bosques relativamente intactos y con altos índices de biodiversidad que cubren alrededor del 36 % de su territorio y que actualmente se encuentran en alto riesgo. La totalidad de los bosques del mundo almacenan más carbono que todo el que se encuentra en la atmósfera.
En procura de buscar soluciones para el cambio climático, se han venido estudiando diversos mecanismos de compensación económica que eviten el desbosque y lograr que el carbono secuestrado por los bosques no vaya a la atmósfera; uno de ello es el REED (Reducción de emisiones de la deforestación y degradación de bosques).
Aunque la retención o secuestro de carbono es un servicio ambiental muy importante, lo es más el de regulación del clima, de la lluvia, el agua, la protección de los suelos y fundamentalmente preservar y mantener la biodiversidad y el capital genético.
En Cancún se afirmó que los gases de efecto invernadero provenientes de la pérdida o empobrecimiento de bosques, son una quinta parte de las emisiones del mundo, que Latinoamérica es la principal fuente de estas emisiones y ello justificaría promover el mecanismo REED. Esto es evidente, pero hay que diferenciar: el carbono proveniente de la quema de hidrocarburos y de carbón, productos fósiles enterrado hace millones de años, son liberados a la atmósfera adicionándose al actual stock de gases de efecto invernadero; mientras que el carbono biótico, producto de la deforestación, es un carbono ya presente en el actual proceso biótico. Está claro sin embargo, que si el carbono “secuestrado en los bosques” es liberado, se incrementara de forma peligrosa la cantidad de gases en la atmósfera, generando impactos catastróficos sobre el clima.
Como las causas del calentamiento son diversas, el trabajo para controlar sus daños y evitarlos debe ser realizado simultáneamente en todos los frentes: reducción del uso de combustibles fósiles; frenar el consumismo y la política de obsolescencia de los productos con lo que continuamente se aumenta la demanda; trabajar en el reciclaje y tratamiento de desechos; la preservación de los bosques nativos y principalmente en controlar el crecimiento poblacional. El crecimiento poblacional ya sobrepasa la capacidad de soporte del planeta y demanda cada vez más alimentos (agricultura y pastizales), urbanización y proyectos de infraestructura y todo esto afecta al ecosistema.
Enfrentar el reto de preservar el ecosistema y mantener el clima compatible con las necesidades de la especie humana demanda un enfoque realista; reconocer que la gente y las empresas se mueven por intereses económicos antes que por los morales e ideológicos. Cabe entonces recurrir a las viejas y efectivas recetas como la del garrote y la zanahoria: Aplicación de impuestos altos que encarezcan el uso de los combustibles fósiles más contaminantes como el carbón y petróleo para sustituirlos por otros menos contaminantes como el gas y energías limpias como la solar, hidráulica, eólica, que deberán ser más baratas. Esto en los aspectos prácticos significa la reducción cuantificada de emisiones y mejorar las medidas de mitigación y para ello se requieren de fuertes estímulos y subsidios económicos que incentiven la investigación de tecnologías más limpias, logren reducción de costos y promuevan comportamientos sociales amigables con el medio ambiente.
Procurando evitar la deforestación, hace rato se viene trabajando en el mecanismo REED (Reducción de emisiones de la deforestación y degradación de bosques), del cual hay distintas visiones y enfoques metodológicos. El actual avance en el diseño REED, contempla la compensación financiera por la reducción de carbono y solo considera los bosques a nivel nacional y en casos excepcionales a nivel particular. El énfasis principal es la protección del bosque, lo que es adecuado, y no la reforestación y se prevé el respeto a los derechos de los pueblos nativos que viven en los bosques.
El reto de mantener condiciones de clima compatibles con la vida humana, es la tarea de la mayor relevancia y para ello se necesita diseñar y ejecutar políticas públicas y acciones privadas permanentes en el tiempo, que permitan garantizar la preservación de los ecosistemas forestales nativos. Como es de norma, para la aplicación de este mecanismo o cualquier otro, se requiere de todos los actores un alto grado de confianza, responsabilidad y de estabilidad en las políticas, pues estamos trabajando con procesos de largo plazo.
A este respecto, en nuestros países seguimos sufriendo y ahora incrementada, la inseguridad jurídica, debilidad institucionalidad y la incapacidad de los organismos gubernamentales para planificar, ordenar y controlar el cumplimiento de los convenios y compromisos en sus territorios. Si queremos avanzar necesitamos superar estas debilidades y lograr “políticas públicas sostenibles” en las que la ciudadanía debería participar en sus diferentes fases: demanda, formulación, ejecución y control. Los aspectos operativos deberán ser siempre realizados bajo el principio de subsidiaridad: de lo local a lo nacional y global.
El gobierno boliviano, sin mayor análisis técnico y por motivos netamente ideológicos y de alineamiento con los grupos anticapitalistas, han decidido oponerse a los mecanismos de compensación: “Condenamos los mecanismos de mercado, como el mecanismo de REED y sus versiones + y ++, que está violando la soberanía de los Pueblos y su derecho al consentimiento libre, previo e informado, así como a la soberanía de Estados nacionales, y viola los derechos, usos y costumbres de los Pueblos y los Derechos de la Naturaleza”. (Acuerdo de los Pueblos: Cochabamba 22 de abril del 2010).
No valoramos que estamos jugando con la supervivencia de la especie humana, porque la tierra seguirá existiendo y otras especies surgirán adaptándose a las nuevas condiciones, como siempre ha ocurrido en la historia de la Tierra, de Gaia, de la Pachamama. Por esto deberíamos trabajar conjuntamente en una propuesta y acciones realistas en el campo donde tenemos mayores ventajas y responsabilidad, en nuestro caso la sustitución de combustibles y la conservación de los bosques tropicales.
En Bolivia, además de las necesarias tareas de cuidado ambiental, necesitamos avanzar en la sustitución total de hidrocarburos líquidos por gas natural y aplicar un programa realista para evitar la deforestación y para que esto se asumido con responsabilidad y con interés por la población ligada al bosque, necesitamos coordinar con los países desarrollado en procura de su apoyo económico y tecnológico que lo hagan viable.
Las Gobernaciones y los Municipios que cuentan con bosques nativos, haciendo uso de su Autonomía y responsabilidad por la supervivencia de su pueblo, junto con profesionales y asociaciones ecologistas nacionales e internacionales, deberían rediseñar y promover un mecanismo REED+ plus adecuado para nosotros.
Debemos empezar a trabajar con lo que ya tenemos y hay bastante. Santa Cruz y varias otras regiones del país cuentan con Planes de Uso del Suelo y Planes de Ordenamiento Territorial y Municipal, donde se define y se obliga a usar los suelos según su vocación y aptitud, respetar las tierras forestales y las reservas. Igualmente se delimitan los Parques Nacionales, Departamentales y Municipales y las áreas de protección.
Existen muchos profesionales que están trabajando en instituciones, conocen del tema y están comprometidos con el desarrollo sostenible y ellos deberían trabajar coordinadamente en el diseño de un mecanismo REED+plus para sus Departamentos y Bolivia, y como se trata de tema global es necesario coordinar con las diversas iniciativas existentes y aprender de las experiencia de otros países, por ejemplo del Brasil y apoyarse en el trabajo de las instituciones ecologistas serias. Esto es un tema urgente pues se trata de supervivencia de la especie humana, así de puro y simple.
La propuesta boliviana de programa REED, para negociarse internacionalmente, debería enfocarse a la preservación de las tierras forestales; las áreas protegidas y Parques; las tierras forestales bajo responsabilidad de pueblos indígenas en sus TCO y de los propietarios privados de tierras que lo decidan; de las Gobernaciones y los Municipios en sus áreas de responsabilidad. Las poblaciones vinculadas a los bosques recibirían apoyo técnico y financiero internacional para conservar sus bosques y para realizar su aprovechamiento sostenible, utilización de la madera, castaña, goma y otros productos, sin sobrepasar su capacidad de regeneración natural. Igualmente se debe reglamentar el uso no consuntivo y el manejo sostenible de los bosques, pues pensar en bosques intocados es una falacia. Obviamente debe contarse con un sistema de regulación y de certificación al igual al de las actuales Concesiones Forestales.
De esta manera los usuarios y habitantes del bosque podrían mejorar sus condiciones de vida, generando una nueva economía sostenible del bosque tropical y garantizando el mantenimiento en pie de los bosques nativos.
Actualmente existen nueve programas nacionales aprobados dentro del fondo para REED+ de la ONU, fundamentalmente dirigidos a desarrollar las capacidades de los gobiernos para ejecutar proyectos de ese tipo. Por otra parte, en seis países amazónicos, ya existen al menos 25 iniciativas, en etapas de diseño e implementación, de proyectos REED+ de escala subnacional.
Se prevé la creación de un Fondo Verde para luchar contra el calentamiento global con la ayuda del Banco Mundial. Las naciones industrializadas realizarán allí sus aportaciones a los países en vías de desarrollo para que se puedan adaptar a las consecuencias del cambio climático y vayan desarrollando su economía de forma ecológica. Los fondos contribuirán a una meta de Copenhague: Allí las naciones industrializadas acordaron (aunque sin vinculación legal) aportar anualmente 100.000 millones de dólares a partir del 2020.
Internacionalmente ya se anunciaron fondos de casi 4,5 mil millones de dólares, para políticas y programas REDD+, destinados a países en desarrollo. Entre otros, los de la Asociación Mundial para REDD+ ($ 4 mil millones), Forest Carbon Partnership Fund FCPF (US$ 385 millones), y UNREDD+ (US$ 74 millones), Noruega, fondos por 4.500 millones de dólares.
Como vemos existen múltiples iniciativas, basados en fondos multilaterales, como el creado por la ONU, otros por donaciones voluntarias bilaterales, entre un país desarrollado y otro en desarrollo. Las Gobernaciones deberían explorar todos estos mecanismos y acercarse asimismo a los mecanismos de compraventa o transacciones privadas existentes en el mercado mundial, todo esto sobre la base de una propuesta Departamental y nacional de conservación del bosque nativo y su biodiversidad.
Enviado por el autor ovidio roca avila [ovidroc@hotmail.com]
AutorOvidio Roca Ávila | Willi Noack 20 Diciembre 2010

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