Ovidio Roca
El Estado no produce y es la única organización
que reclama el derecho legal a financiarse coercitivamente mediante impuestos y
emisión de moneda. Se trata de un doble rasero: lo que es legal para el Estado,
es criminal para el ciudadano, y no debe olvidarse que el Estado tiene las
armas, la imprenta para los billetes y los jueces.
El problema es que los ciudadanos, los dueños del Estado, se sienten incapaces
de controlar a sus funcionarios, por lo que ellos rápidamente se apoderan del
poder, de las decisiones y mandan y ordenan a sus patrones.
La agenda política y económica del MAS está enferma de
populismo y estatismo, lo que lleva al país a la miseria. Por tanto que hay que
diseñar y posicionar otra propuesta que motive e involucre al ciudadano, al
pueblo y apueste por la producción, el desarrollo sostenible y la gestión
eficaz del Estado.
Si queremos progresar, necesitamos cambiar de modelo económico y pasar del
Estado centralista, que ofrece hacerlo todo y se especializa en invertir
millones en industrias fallidas, hacia un tipo de Estado Democrático Federal
que garantice la seguridad jurídica y promueva la inversión privada. Con esto
se promueve la movilidad social y se amplía las clases medias, pues estas clases
actúan como amortiguador del conflicto y la inestabilidad social.
El
Gobierno masista bajo su modelo estatista y populista “invierte” en empresas
que siempre pierden, mientras ellos ganan con los sobreprecios, las comisiones,
ahora con los “adelantos” y para esto endeudan al Estado. Una deuda, que el emprendedor
y pueblo trabajador tiene que pagar con sus impuestos e inflación.
Un
ejemplo de esto y de entre otros cientos, se denunció recientemente en la
Prensa y es el de la Empresa pública de Envases de Vidrios de Bolivia (Envibol)
que durante los últimos cinco años trabajó a pérdida: “Produce una botella a 14
bolivianos y vende a 1.80, así de simple”.
El negocio para los masistas, está en las comisiones y sobreprecios por la
compra de las industrias y con las pegas que puede ofrecer a su gente para que estos
los protejan. Total todos los gastos los paga el Estado con los impuestos a los
ciudadanos.
Todo país necesita producir para consumir y exportar y
así tener recursos para importar lo que el país no produce. Para aumentar la
producción en la economía moderna, se requiere de cada vez mejor tecnología y
esto exige educación y permanente actualización en los aspectos tecnológicos y
esto no es fácil.
Para las economías poco desarrolladas y población poco
capacitada, es complicado el poder llegar con su producción a estos mercados
competitivos, por lo cual muchos grupos informales de los países populistas subsisten
haciendo lo que saben hacer por tradición. El Populismo cocalero les garantiza seguir
haciendo eso: Comercio sin restricciones, empleo público, contrabando, coca, narcotráfico
y dotarle tierras para su expansión y ellos gritan felices, Jallalla.
Últimamente vemos como los masistas desesperados por
la crisis económica y el desabastecimiento, pretenden congelar y determinar los
precios del mercado mediante Decretos, aunque todos sabemos que para que un
precio sea precio, tiene que estar sujeto a la libre oferta y la demanda. Podemos
constatar en la práctica, que los precios más libres son los más estables.
Los masistas han mantenido el dólar barato, gracias a un millonario subsidio
que ya no pueden cubrir. Este dólar subsidiado induce al contrabando y así las
papas y tomates contrabandeados del Perú nos salen más baratos. Pero ahora que escasean
los dólares y cada vez son más caros, el contrabando especialmente de alimentos
cambia de rumbo. Algunos productos de la canasta familiar producidos en
Bolivia, huevos, arroz, azúcar, carnes de cerdo y pollo cruzan hacia
territorio peruano por Desaguadero, una zona roja del contrabando, a la vista
de todos y en medio de un pacto de silencio.
Enseñanzas
de la historia.
Una propuesta liberal en
el Siglo anterior, logro la recuperación de Alemania luego del desastre causado
por el Régimen Nacional Socialista y la II Guerra mundial (1939
al 1945).
Ludwig Erhard, a mediados de 1948 y luego de la derrota del nazismo
en la segunda guerra, en una Alemania arrasada y donde la economía estaba
prácticamente colapsada y la hambruna amenazaba a gran parte de la población, decidió
actuar y lo hizo eficazmente.
Como Director de la Administración Económica Bizonal, anunció un plan para
sustituir el Reichsmark sin valor por la inflación, por una nueva moneda, el Marco
alemán, y esto junto a una reducción del 90% de la masa monetaria.
En cuanto a los controles de precios, “no los cambió, sino que los eliminó por
completo”. Inauguró su plan el domingo 20 de junio de 1948, cuando sus
supervisores militares ya no estaban en el poder.
El sábado 19 de junio, víspera de la reforma monetaria,
los comercios estaban vacíos, las personas deambulaban sin rumbo por las calles
en busca de algún alimento y con la apatía reflejada en sus rostros.
Al día siguiente, el 20 de junio, no pensaban en otra cosa que en producirlos y
toda una nación miraba esperanzada hacia el futuro.
El lunes 21 de junio, el mercado negro desapareció de repente. Los escaparates
estaban llenos de mercancías, las chimeneas de las fábricas humeaban y las
calles se llenaron de camiones. Por todas partes, el ruido de los nuevos
edificios sustituye al silencio sepulcral de las ruinas.
Si el proceso de recuperación fue una sorpresa, su rapidez lo fue aún más. Es
el milagro de la libertad y la seguridad.
ovidioroca.wordpress.com
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