Ovidio Roca
Vivíamos con una gran sensación de
seguridad, nos movíamos por todas partes, trabajando, haciendo negocios o por
placer. Cuando descubrimos que a pesar de nuestra ciencia y cultura no podemos
lidiar con una agresiva peste viral, entendimos la necesidad de cambiar el
enfoque de nuestro trabajo y nuestra economía.
Sin embargo la dirigencia mundial y
las nacionales, no se ponen de acuerdo en como actuar contra el coronavirus
chino y su impacto en la vida de los países. Algunos los paralizan totalmente, se aíslan y aíslan
también a la población; se inmoviliza la economía y la población se esconde,
pretendiendo que el virus no los va a encontrar.
Otros postulan que hay que seguir trabajando,
aplicando los cuidados sanitarios adecuados, buscando las vacunas y manteniendo
la actividad productiva; pues hagamos lo que hagamos tarde o temprano indefectiblemente
nos vamos a contagiar y muchos morirán porque tienen enfermedades de base y por
la edad, por lo que hay que seguir adelante.
Lo bueno, es que en el proceso una gran población
generará anticuerpos y se sanara, por tanto la idea es
avanzar y no escondernos, pues corremos el riesgo de entrar en una gran desesperación,
anarquía y morir por causa de la violencia, hambre, miseria y otras
enfermedades.
Como todos nos contagiaremos, la estrategia es aplicar medidas sanitarias hasta que se logre la vacuna, que es la solución y la idea es cuidarnos para enfermarnos de a poco y evitar un colapso en el sistema de salud hospitalario y la disposición de fallecidos.
Recordemos que en la época del descubrimiento de
américa, los conquistadores que habían tenido cientos de años de contacto con los
virus de los resfriados, lo sufrían pero no morían, mientras por el contrario
los indígenas americanos que estuvieron aislados, enfermaron y morían por
millones.
Lo que está claro es que a
consecuencia del desequilibrio del ecosistema y el cambio climático, los virus
que antes no teníamos en nuestro entorno aparecen y para los mismos no tenemos
anticuerpos. Por tanto tenemos tomar conciencia de que debemos de hacer algo al
respecto y esto es respetar el ecosistema.
En general y en los últimos tiempos, la economía mundial
ha funcionado siguiendo dos líneas básicas: la globalización y lo que luego se
conoció como revolución tecnológica, la que se consolido posteriormente como
economía digital.
Durante los últimos veinte o treinta años se acelera
la globalización, bastante diferente a la que existió en épocas anteriores, por
la escala y la rapidez del intercambio internacional de bienes y de la
información; que en las últimas décadas explotó a niveles sin precedentes.
Las facilidades para viajar, el internet,
los acuerdos comerciales y las economías se desarrollaron con rapidez y se combinaron
para crear un sistema que es más interdependiente que nunca.
Con plata, seguridad y salud, el
mundo se convirtió en un enjambre turístico y de negocios, el que se movía de
aquí para allá impulsados por la interconexión digital y las promesas de
paraísos remotos y excitantes.
Habia un turismo de masas, alentado por los “viajes baratos y con todo incluido”, por lo que cientos de millones de personas se aventuraron a conocer el mundo para satisfacer su curiosidad, sus emociones y sensaciones. Con esa movilidad extrema crecieron la aviación comercial, los hoteles, las agencias de viajes y los guías turísticos, alimentando con una lluvia de dólares, euros y divisas varias, las economías locales. Ahora todo esto se ha frenado con el coronavirus.
Habia un turismo de masas, alentado por los “viajes baratos y con todo incluido”, por lo que cientos de millones de personas se aventuraron a conocer el mundo para satisfacer su curiosidad, sus emociones y sensaciones. Con esa movilidad extrema crecieron la aviación comercial, los hoteles, las agencias de viajes y los guías turísticos, alimentando con una lluvia de dólares, euros y divisas varias, las economías locales. Ahora todo esto se ha frenado con el coronavirus.
Por la globalización y al caer las
fronteras, los sistemas digitales posibilitaron la gestión global de las empresas
y esto permitió y empujo el traslado de los centros fabriles de los países
desarrollados hacia aquellos países más atractivos por el bajo nivel de
salarios y la disciplina laboral. China, el país más poblado del planeta, se
apoderó del negocio atrayendo las inversiones al ofrecer su mano de obra semiesclava,
de bajos salarios y sin derechos sociales ni políticos y así vemos que producto de la globalización, el desfase tecnológico y el
ansia de ganancias de los empresarios, en el mundo y especialmente en nuestros
mercados latinoamericanos todo equipo y producto viene de China.
Sin embargo ahora con el coronavirus y el aislacionismo, las cadenas de suministro fueron
interrumpidas y las personas empezaron a buscar fuentes alternativas en su
entorno cercano, incluso si estas
eran más caras. Frederick Kempe, Presidente del Atlantic Council, ha llamado la atención
sobre la amenaza que representa esta dependencia excesiva de China para las
cadenas de suministro cruciales, que van desde productos farmacéuticos hasta
materiales de tierras raras utilizados en casi todos los equipos de alta
tecnología.
La pandemia finalmente nos mostró el
peligro de la extrema dependencia que tenemos con las fábricas chinas y orientales,
en la que caímos por la globalización
y nuestro desfase tecnológico; por esto se está planteando el
imponer medidas proteccionistas para favorecer la producción doméstica, lo que
por una parte encarecerá el producto, pero por otra permitirá el desarrollo de
industrias y de medianas empresas locales, inviables por hoy.
Este nuevo escenario hará
que la industria manufacturera occidental, empiece a traer a sus países gran parte de sus empresas y especialmente las de la China y la guerra comercial internacional combinada con la epidemia del
coronavirus, hará que gran parte de las actividades productivas sean
automatizadas. Veremos un cambio
en los modos de producción y los modos de consumo, el Internet es el
sistema de organización en esta nueva
economía y se multiplicaran los mecanismos como las impresoras 3D, las entregas rápidas (Pedidos Ya) y de
paso el proteccionismo se expandirá.
La nueva economía post coronavirus se orientara también hacia la
reorganización de la economía mundial, en busca de un comercio internacional
donde la competencia se dé entre países libres y donde los regímenes que usan
mano de obra semiesclava se vean obligados a la apertura política e
institucional, el respeto al ser humano y al ecosistema en el que vivimos.
ovidioroca.wordpress.com
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