martes, 20 de agosto de 2019

ENTRE LAS TRADICIONES, LAS LEYES Y LA POLÍTICA NOS ESTAMOS INCENDIANDO



Ovidio Roca

En el país se carece de una tradición y cultura de uso y manejo sostenible de las tierras y poco nos preocupa la preservación de los ecosistemas, áreas forestales y ríos; esto viene de herencias culturales antiguas e irresponsabilidad moderna.
Gran parte del territorio del Departamento de Santa Cruz es devorado por las llamas, producto de un método irresponsable de deforestación y quema autorizada por el Gobierno. Hasta ahora más de 500.000 has de bosques han sido quemados y vemos como los campos arrasados, animales y plantas incluidos aumentan en la Chiquitanía y esto tiene que ver con leyes obsoletas, malas tradiciones culturales, irresponsabilidad de los campesinos y peores decisiones políticas de dominación y de poder del Gobierno.

El área de expansión de la agricultura fue desde los años sesenta Santa Cruz, donde por su disponibilidad de tierras agrícolas y la baja densidad poblacional permitía el traslado de personas y comunidades desde las zonas andinas más pobladas. Estos colonizadores con cultura agrícola perteneciente a otros ecosistemas, sentían hostil el bosque al que llegaban y que en su cultura se llamaba sach’a y a sus pobladores sach’a runa, es decir salvajes. Es por esto que cuando colonizan las tierras del oriente, impulsados por la Ley agraria, la FES y su tradición cultural lo tumban y lo queman. Esta práctica ancestral es ahora ampliada y reforzada por el interés no solo de la agricultura sino de la producción cocalera, materia prima de la cocaína; un cultivo que permite grandes ganancias con poco esfuerzo, pero con muchos contactos.

La ley agraria es, vale la redundancia, agraria, ya que cuando se dictó no se hablaba de ecología, preservación del medio ambiente o cambio climático. La idea era producir alimentos y para mostrar que la tierra se destinaba a ese uso había que desmontarla. No se consideró en esa época que la preservación, la forestación y el manejo de bosques constituyen elementos para la determinación de la FES, la función económica y social, que garantiza la tenencia.

Vale la pena recordar que en Bolivia la tierra no es de la persona sino del Estado y para conservar su tenencia, cada dos años se debe certificar que se esté cumpliendo con la FES, la función económica y social pues si no, es revertida. Es lógico por tanto que el usufructuario, ya que no dueño, de la tierra perciba que no hay garantía de largo plazo.
Para establecer la FES se aplica una Ley que no considera la capacidad de uso mayor de las tierras, su uso agrícola, forestal o de preservación y si a eso le añadimos una cultura y tradición que busca tumbar el monte para civilizarlo, más el interés del gobierno de acelerar el traslado poblacional y dominio del territorio, la cosa se pone color de hormiga.

En estos trece años el MAS en su programa de colonización del oriente ha realizado dotaciones irresponsables de tierras en áreas forestales sin tener en cuenta el PLUS, que es donde se generan mayormente las quemas que con los vientos se descontrolan y nos llevan a este desastre.

Nuestra economía agrícola, la que garantiza nuestro sustento cotidiano se basa en un calendario agrícola que se fue estableciendo y adoptando por las experiencias de miles de años y que no señala cuándo arar, sembrar y cosechar y ahora con el cambio climático rápidamente se están modificando estos ciclos del clima y de la naturaleza. Hemos sido tan insensatos destruyendo los bosques, los ecosistemas y rompiendo estos ritmos de la naturaleza, tal vez de manera irreversible, por lo que ahora surge la incertidumbre y tendremos problemas para garantizar nuestro sustento cotidiano.

Mientras tanto podemos seguir tumbando monte y quemando, es el proceso de cambio poblacional y del uso del suelo.

ovidioroca.wordpress.com

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