Ovidio Roca
Historias
y relatos de la época plurinacional
Gran parte de la población del Estado Plurinacional ha
sido moldeada en el populismo y el estatismo y cree además en el discurso
socialista e indigenista. El caldo de cultivo de esta creencia proviene en
principio del temor por su incierto futuro y de la necesidad de sentirse
protegida por el grupo, el sindicato, el caudillo.
Sus dirigentes sindicales y políticos, por herencia ideológica
de los antiguos líderes mineros y los actuales q’aras castrochavistas; están
inmersos en un ch’enko discursivo, un popurrí mezcla de jilakatismo,
indigenismo, estatismo, comunismo, trotskismo, anarquismo, socialismo siglo 21
y socialismo comunitario; pero en el fondo solo es un burdo populismo,
corporativismo y demagogia, con el que mantienen al pueblo embaucado.
El éxito del populismo está en su discurso emocional,
que apela a los temores y poco a la razón. Un discurso en el que además se
culpa de todos los males que aquejan al pueblo, a los anteriores gobernantes, a
la vieja política, a los neoliberales y al imperialismo y luego ofrece conducir
un proceso de cambio con pachamamismo, honestidad, inclusión indígena y aunque
nada de esto cumplen, ahí van campantes hasta que la economía y el pueblo unido
les pare el carro.
Hechura de sus circunstancias, aunque solo en el
discurso, la mayoría de la población boliviana odia a los capitalistas y desprecia
la economía de mercado, tiene pasión por el dirigismo estatal, son fanáticos de
la estatización y nacionalización de las empresas y consideran al Estado como
el único instrumento para resolver todos los problemas de la sociedad y de la
economía; pero en su praxis diaria y para sobrevivir, son capitalistas y
mercantilistas militantes que rápidamente se organizan de forma corporativa
para defender su forma de vida y de trabajo y ejercer presión sobre las
autoridades, las que saben dueñas absolutas del aparato del Estado y sus
instrumentos.
Mientras en el liberalismo clásico se reconocen solo
tres funciones al Estado: seguridad, justicia e infraestructura, en el
imaginario de casi todos los latinoamericanos y en especial de los bolivianos,
está fuertemente implantado el estatismo, la convicción del tata Estado
omnipotente, del estado empresario y ningún ejemplo del fracaso de este modelo
(Rusia, Cuba, Nor Corea, Venezuela) los hace cambiar de opinión. Los mismos
empresarios por debilidad y comodidad, no asumen sus propios riesgos y buscan
siempre la protección y la teta del Estado.
Es importante destacar que en los países más
desarrollados, no consideran que el Estado deba invertir en actividades
productivas y empresariales, pues esto está a cargo de la iniciativa privada. Estos mismos países donde se respeta la
propiedad privada y el libre mercado prosperan y dan surgimiento a las clases
medias, que son las que dan estabilidad y pragmatismo político a las sociedades
modernas y con esto también se logra que una gran parte de los ciudadanos tenga
una vida digna.
Confirmando la mentalidad estatista del Gobierno, García
Linera en una de sus frecuentes alocuciones, cuestionó que al momento no exista
alguna empresa productiva promovida por los gobiernos regionales, una realidad
que según él va en contrasentido con las inversiones efectuadas por la
administración del presidente Evo, para la creación de empresas estatales de
carácter productivo y sin recurrir a fondos externos entre ellas: Papelbol, Ingenio
Azucarero, Planta de Amoniaco y Urea, Teleféricos, etc.
Reconocidos profesionales bolivianos se han referido a
estas millonarias y desastrosas inversiones: La Planta de Urea del Chapare
cocalero a 837 Km de la frontera y más de mil del mercado, tiene como costo de
transporte por tonelada 400 dólares, más los 137 dólares de costo de
producción, suman 537 dólares de costo puesto en frontera, mientras el precio
de mercado es de 177 dólares. Ergo, se pierde menos no produciendo.
Las tres líneas de teleférico que cotizó Ronald Mac
Lean, Alcalde de La Paz, iban a costar 18 millones de dólares. Tremenda
diferencia respecto a las cinco líneas de la época plurinacional, que cuestan
más de 500 millones de dólares.
Un experto en hidrocarburos señalaba que lo
único que YPFB tiene para mostrar luego de diez años y 1.600 millones de
dólares de gasto en exploración, es el descubrimiento de unos supuestos
28 millones de barriles de petróleo y nada de gas en el campo Boquerón, ya
existente. Un petróleo, cuyo costo hasta ahora es de 80 dólares por
barril.
Para entender todo esto, hay que saber que el negocio
de los políticos populistas y no el del país, está en la adjudicación de contratos,
aunque “después de ellos, el diluvio”.
Los pueblos en su permanente lucha por la
libertad y como dueños y creadores de su destino, tienen la necesidad de enfrentar
y superar a las ideologías centralistas y absolutistas que usan el Estatismo;
vale decir el aparato y los recursos, económicos e institucionales del Estado
y también el Populismo; ideología que permite el manejo y control del pueblo a
través de sus emociones, sus ilusiones y temores, para así erradicar la Fórmula nefasta: Populismo +
Estatismo = Fracaso Económico + Corrupción.
Sabemos de esto, pero las ilusiones son más fuertes y
creíbles que la realidad y ahí nos va.
ovidioroca.wordpress.com
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