Ovidio Roca
Es común escuchar: " El
mundo del mañana estará plagado de oficios y profesiones que hoy todavía no
imaginamos, porque derivarán de actividades que aún no existen; en empresas que usan tecnologías hoy
desconocidas y en condiciones y entornos jamás experimentados".
En esta economía del conocimiento, se
produce mayor cantidad y mayor diversidad de bienes y servicios con cada vez
menos trabajadores, pero de mayor capacidad de innovacion tecnológica; lo que
deja prever un cambio, a corto o medio plazo, de la sociedad de trabajo tal
como la conocemos hasta ahora.
Por tanto este acelerado proceso de
cambio económico y tecnológico demanda un nuevo enfoque para la educación, de
modo que ésta se adecue a la nueva sociedad del conocimiento. Nuevos modelos
educacionales que deben impulsar y animar a los jóvenes a adaptarse a
diferentes entornos y desafiarlos continuamente, lo que los convierte en
personas más ingeniosas y creativas y con esto se les abre un amplio abanico de
posibilidades para el futuro y a través de nuevos emprendimientos.
Sin embargo es importante no olvidar que
lo primero es el ser humano; sus valores, su capacidad de pensar, razonar y esto
implica conocer y aprender de ética, filosofía, matemáticas, ciencias e
historia; pues finalmente de lo que se trata es de la felicidad humana, de
saber convivir en armonía con el medio ambiente, consigo mismo, con su familia
y su comunidad y esto implica calidad de vida, calidad institucional, estado de derecho y garantías para las
inversiones competitivas, pues con ello se logra empleos y se combate la
pobreza.
Para acceder a los nuevos empleos en una
realidad siempre cambiante, las personas requieren de habilidades relacionales,
una mentalidad fluida y flexible, capacidad de comunicarse, de adaptarse a los
imprevistos y disposición para trabajar con cualquiera en colaboración abierta,
en cualquier momento y lugar, así como la capacidad de enfrentar los problemas
con naturalidad y soltura.
Dado que es imposible saber cuáles serán
las necesidades del mundo en diez o quince años, el proceso educativo debe enseñar
competencias genéricas y aplicables en cualquier momento y espacio, como: aprender
cómo aprender, creatividad, inteligencia social y habilidades para incorporar
la inteligencia artificial a nuestro diario vivir. Esta economía del
conocimiento significa además, formas, métodos y maneras de abordar y resolver
problemas; de “Know how” "y
"Know Who", herramientas y medios de producción para lograr a
su vez más conocimiento y más y mejores productos y servicios, útiles para la
sociedad.
En los centros internacionales de
conocimiento, se habla que hemos ingresado en la Cuarta Revolución Industrial.
En el Foro de Davos de Enero de este año, hubo un anticipo de lo que los
académicos más entusiastas tienen en la cabeza cuando hablan de Revolución 4.0:
nanotecnologías, neurotecnologías, robots, inteligencia artificial, biología
molecular, biotecnología, sistemas de almacenamiento de energía, automatización,
drones e impresoras 3D; serán sus artífices y todo vinculado a la nube
inteligente, la conectividad, redes seguras de datos, innovación digital de servicios financieros, educación para el
futuro, salud servicios de mercado, redes de
negocios digitales, entre otros.
Los expertos educacionales reunidos en
la Cumbre Mundial para la Innovación en Educación (Wise) coinciden que en la
escuela del futuro, las clases magistrales desaparecerán y el profesor ya no
ejercerá sólo como transmisor de conocimientos, sino que tendrá como principal
misión guiar al alumno a través de su propio proceso de aprendizaje. El
currículo estará personalizado a la medida de las necesidades de cada
estudiante y se valorarán las habilidades personales y prácticas más que los
contenidos académicos. Internet será la principal fuente del saber, incluso más
que el colegio, y el inglés se consolidará como la lengua global de la
enseñanza.
Un enfoque educacional totalmente nuevo,
demanda que las universidades e Institutos técnicos deben cambiar sus métodos
hacia esta economía del conocimiento, con una educación para este futuro
cercano, y para estar al día deben tener una relación muy estrecha con las
empresas, propiciando pasantías, prácticas o proyectos de investigación que
trabajen con la comunidad, asegurando así que el conocimiento teórico sea
inmediatamente vinculado con la práctica.
La Economía del Conocimiento crea valor
agregado en los productos y servicios en cuyo proceso de creación o
transformación participa y esta nueva economía del conocimiento es un gran
desafío y una gran oportunidad para los pueblos que quedaron rezagados en la
economía industrial, pues ahora la materia prima fundamental es el cerebro y el
conocimiento y esto está al alcance de todos aquellos que lo trabajen y se lo
propongan.
Por tanto, el reto, el mandato de la hora actual es: aprender a ser, aprender
a aprender, aprender a hacer, aprender a estar y convivir; una adaptación
constante, el aprendizaje continuo y la capacidad para inventarse el propio
trabajo, "ser emprendedor" y cruzar las fronteras disciplinarias.
ovidioroca.wordpress.com
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