martes, 25 de octubre de 2016

EL RÉGIMEN CASTRISTA CONTRA LOS PALADARES Y LA LIBERTAD DE TRABAJO


Ovidio Roca

En Cuba los Paladares son un símbolo de la iniciativa privada, del emprendedorismo y la libertad; libertad e independencia que odian todos los regímenes estatistas y totalitarios vinculados al socialismo y el comunismo.
La revolución Castrista desde sus inicios estatizó totalmente  la economía y también nacionalizó los pequeños negocios privados, aunque unos cuantos subsistieron durante años: barberos, costureras y manicuristas, en un limbo de semi legalidad.
Con el derrumbe del sistema comunista sovietico en el año noventa, se termino el subsidio sovietico a Cuba, su puesto de avanzada frente a los Estados Unidos. Como consecuencia el pueblo cubano ingreso en una asfixiante crisis económica, llamada irónicamente el Periodo  Especial. La ausencia de trabajo y la pobreza generalizada obligo al gobierno a conceder algunos permisos y licencias para negocios privados, para que con ellos la gente se busque la vida y entre estos los restaurantes familiares, al que llamaron  oficialmente de trabajos "por cuenta propia".
En Cuba como el resto de Latinoamérica somos adictos a las telenovelas; el año 1990 en plena crisis económica de la Isla; por la T.V. se presentó la exitosa telenovela Brasileña Vale Todo, donde la protagonista era propietaria de un pequeño restaurant llamado el Paladar. A lo largo de la telenovela el personaje va progresando hasta convertirse en una empresaria de éxito y con su propia cadena de restaurantes. Trasmitida en Cuba en un momento por lo demás álgido, la telenovela  paralizaba al país, la gente buscaba evadir la realidad y soñar, y muchos cubanos soñaron con establecer sus propios negocios, como Raquel; por lo que cuando se autorizó el funcionamiento de estos pequeños restaurantes privados, los llamaron "Paladares".
Los Paladares están sujetos a severas restricciones: no pueden tener más de 12 sillas, los empleados debían ser todos miembros de la familia, se prohibía la venta de carne roja y de langosta. Pero aun así estos negocios comenzaron a prosperar y se convirtieron en clara competencia de los ineficientes restaurantes estatales. Uno de los principales problemas de los paladares ha sido y es el abastecimiento; los restaurantes deben comprar sus productos en los desabastecidos mercados y tiendas estatales, por lo que los emprendedores se ven obligados a acudir  al mercado informal de pequeños productores campesinos y algún eventual contrabando, para poder cumplir con sus clientes. 
Hace pocos días empezaron en Cuba, las noticias y rumores de cierres de estos restaurantes y la suspensión de nuevos permisos de apertura. Luego  el periódico oficial Granma señaló que el gobierno no tiene la intención de cerrar estos negocios, pero que a su vez "no pueden permitir indisciplina" y que la entrega de permisos de funcionamiento para nuevas Paladares está suspendida desde Septiembre 2016 "de manera temporal". Esta es una manera de reiterar a la población que el Gobierno tiene el poder y lo ejercerá a rajatabla.
Estuve en Cuba durante el Periodo especial como turista libre, es decir sin paquete y programa turístico; una aventura que solo se puede realizar si se cuenta con el apoyo de familias amigas.
Comimos en varios Paladares de La Habana y Municipios adyacentes, son sencillos, con gente muy simpática y sabores que nos alegran el paladar.
Visite también las desbastecidas tiendas estatales (con CUC). Si uno llegaba a la hora de la telenovela (en esa época la primera versión de la Esclava Isaura), lo mejor y más agradable era acomodase por más de una hora donde se pueda, para verla pues nadie (todos empleados estatales) lo atendería mientras la proyectaban; ni mostrando la foto de Fidel.
En esa propensión obsesiva por creer en cuentos y novelas, el Presidente del Estado Plurinacional, hace un tiempo decía: “Para mí Cuba siempre ha sido fuente de inspiración... Es un modelo de país socialista para todo el mundo”.
Bolivia es un país de multitud de pequeños capitalistas; emprendedores, formales e informales, que día tras día luchan para ganarse la vida. Pensemos que ocurriría si  al gobierno, siguiendo el admirado modelo cubano, decide el cómo vivir, en que trabajar, y que se puede o no vender, prohibiendo por ejemplo los restaurantes de propiedad privada, los puestos de venta y pulperías; el comercio y los múltiples servicios. De seguro que no  se lo aceptaría, pues aunque la gente gusta de sueños, promesas y mitos, al final viven su propia realidad.
En Latinoamérica la historia es como una telenovela, aunque la populista castrochavista no es tan buena como las brasileras; pues resulto ser una pésima película, de violencia, horror y miseria y peor aún, con pésimos actores.

ovidioroca.wordpress.com

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