Ovidio Roca
En Cuba los Paladares son
un símbolo de la iniciativa privada, del emprendedorismo y la libertad;
libertad e independencia que odian todos los regímenes estatistas y
totalitarios vinculados al socialismo y el comunismo.
La revolución Castrista
desde sus inicios estatizó totalmente la economía y también nacionalizó
los pequeños negocios privados, aunque unos cuantos subsistieron durante años:
barberos, costureras y manicuristas, en un limbo de semi legalidad.
Con el derrumbe
del sistema comunista sovietico en el año noventa, se termino el subsidio
sovietico a Cuba, su puesto de avanzada frente a los Estados Unidos. Como
consecuencia el pueblo cubano ingreso en una asfixiante crisis económica,
llamada irónicamente el Periodo Especial. La ausencia de trabajo y la
pobreza generalizada obligo al gobierno a conceder algunos permisos y licencias
para negocios privados, para que con ellos la gente se busque la vida y entre estos
los restaurantes familiares, al que llamaron oficialmente de
trabajos "por cuenta propia".
En Cuba como el resto
de Latinoamérica somos adictos a las telenovelas; el año 1990 en plena crisis
económica de la Isla; por la T.V. se presentó la exitosa telenovela Brasileña Vale Todo, donde la protagonista era
propietaria de un pequeño restaurant llamado el Paladar. A lo largo de la
telenovela el personaje va progresando hasta convertirse en una empresaria de
éxito y con su propia cadena de restaurantes. Trasmitida en Cuba en un momento por
lo demás álgido, la telenovela paralizaba al país, la gente buscaba
evadir la realidad y soñar, y muchos cubanos soñaron con establecer sus propios
negocios, como Raquel; por lo que cuando se autorizó el funcionamiento de estos
pequeños restaurantes privados, los llamaron "Paladares".
Los Paladares están
sujetos a severas restricciones: no pueden tener más de 12 sillas, los
empleados debían ser todos miembros de la familia, se prohibía la venta de
carne roja y de langosta. Pero aun así estos negocios comenzaron a prosperar y
se convirtieron en clara competencia de los ineficientes restaurantes
estatales. Uno de los principales problemas de los paladares ha sido y es el
abastecimiento; los restaurantes deben comprar sus productos en los
desabastecidos mercados y tiendas estatales, por lo que los emprendedores se ven
obligados a acudir al mercado informal
de pequeños productores campesinos y algún eventual contrabando, para poder
cumplir con sus clientes.
Hace pocos días
empezaron en Cuba, las noticias y rumores de cierres de estos restaurantes y la
suspensión de nuevos permisos de apertura. Luego el periódico oficial
Granma señaló que el gobierno no tiene la intención de cerrar estos negocios,
pero que a su vez "no pueden permitir indisciplina" y que la entrega
de permisos de funcionamiento para nuevas Paladares está suspendida desde Septiembre
2016 "de manera temporal". Esta es una manera de reiterar a la
población que el Gobierno tiene el poder y lo ejercerá a rajatabla.
Estuve en Cuba durante
el Periodo especial como turista libre, es decir sin paquete y programa turístico;
una aventura que solo se puede realizar si se cuenta con el apoyo de familias
amigas.
Comimos en varios Paladares
de La Habana y Municipios adyacentes, son sencillos, con gente muy simpática y
sabores que nos alegran el paladar.
Visite también las desbastecidas
tiendas estatales (con CUC). Si uno llegaba a la hora de la telenovela (en esa
época la primera versión de la Esclava Isaura), lo mejor y más agradable era
acomodase por más de una hora donde se pueda, para verla pues nadie (todos
empleados estatales) lo atendería mientras la proyectaban; ni mostrando la foto
de Fidel.
En esa propensión
obsesiva por creer en cuentos y novelas, el Presidente del Estado Plurinacional,
hace un tiempo decía: “Para mí Cuba
siempre ha sido fuente de inspiración... Es un modelo de país socialista para
todo el mundo”.
Bolivia es un país de
multitud de pequeños capitalistas; emprendedores, formales e informales, que
día tras día luchan para ganarse la vida. Pensemos que ocurriría si al
gobierno, siguiendo el admirado modelo cubano, decide el cómo vivir, en que
trabajar, y que se puede o no vender, prohibiendo por ejemplo los restaurantes
de propiedad privada, los puestos de venta y pulperías; el comercio y los múltiples
servicios. De seguro que no se lo aceptaría, pues aunque la gente gusta de
sueños, promesas y mitos, al final viven su propia realidad.
En Latinoamérica la
historia es como una telenovela, aunque la populista castrochavista no es tan
buena como las brasileras; pues resulto ser una pésima película, de violencia,
horror y miseria y peor aún, con pésimos actores.
ovidioroca.wordpress.com
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