REINADOS DE BELLEZA Y LOS RIESGOS DE LA CULTURA
Ovidio Roca
Por los años 86 u 87, me desempeñaba como Gerente de la Cámara
Agropecuaria del Oriente, CAO, siendo Presidente el Dr. Carlos Roca Aguilera, Ñato; sociable, destacado
tenista y persona no solo culta, sino también preocupado por la cultura.
Entre los múltiples eventos a que asistimos
relacionados con el sector agropecuario, recuerdo uno de ellos realizado en un
hermoso pueblo del Beni.
Fuimos invitados a la Feria Ganadera y allí nos
fuimos en una avioneta. El evento transcurrió con éxito y pudimos apreciar la cordialidad
de la gente, la extensión y belleza de los campos ganaderos, la calidad del
ganado cebú y las ventajas de la cruza con el criollo.
En la noche, como es de rigor en eventos de este
tipo, se realizaba la elección de la Reina y se invitó a Ñato para formar parte
del jurado calificador.
Vimos desfilar a las hermosas jóvenes, había varias candidatas, bellas todas, pero se destacaba una hermosa rubia ataviada
de traje vaquero, con unos bluyines ajustados, tremendas pistolas y una blusa
atada al frente, perfilando una impresionante delantera. Esta candidata contaba
con un masiva barra de parientes y admiradores, los que además de aplaudir
sacaban de tanto en tanto sus revólveres y atronaban el ambiente.
Luego del desfile y antes de pronunciarse, Ñato
expreso que se debía calificar además de la belleza física, la intelectual y propuso
hacer preguntas a las candidatas al reinado. Mire rápidamente al público y note
su molestia con la idea de las entrevista; pues si y se sabía quién era la
elegida, para que complicar las cosas. Le hice señas al Doctor para que no
insista, pero ya estaba entusiasmado y ahí pensé; la jodimos, y así fue.
A regañadientes los otros jurados accedieron y le delegaron
la tarea; empezó preguntando aspectos generales sobre la historia de la ganadería
en el Beni, los escritores y poetas benianos y cosas por el estilo. La choca no
estaba muy interesada en el asunto porque tenía asegurado el reinado. Había una
candidata, bonita pero no tan exuberante,
que respondía a las preguntas con bastante solvencia.
Cuando se produce la calificación y Ñato propone a
esta última como la Reina, por aunar
belleza y cultura, empiezan los gritos y tiros de los seguidores de la choca, que
armaron un tremendo pandemónium.
Rápidamente salimos corriendo y nos encerramos en el
hotel, que era de propiedad de una Señora muy respetada y por lo tanto refugio
seguro.
Esa noche no pudimos dormir por los gritos y tiro de
los indignados parientes y amigos de la rubia, los que pasaban frente al hotel profiriendo amenazas.
La dueña del Hotel nos sugirió que mejor nos fuéramos
temprano y aprovechando que había un carretón con toldo, camarote, de cuero en
el canchón, todos nos metimos dentro, nos taparon con unas bolsas y así a paso de buey, pudimos a las cuatro de la
mañana llegar a la pista y decolar en la avioneta. Son los gajes del oficio y
los riesgos de la cultura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario