ECONOMÍA PLURINACIONAL, MALA RECETA, PEORES
COCINEROS
“El
hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra”.
Refranero.
Ovidio Roca
Según el
Gobierno tenemos un sistema de economía plural; el ideólogo del Estado Plurinacional
lo explica como: socialista, comunista, comunitarista e indianista; según la
oposición padecemos de un sistema populista indigenista, pero lo evidente es que,
al margen de cualquier interpretación de estos términos, lo que tenemos es un
sistema donde el Gobierno se atribuye la dirección de la economía, de la
propiedad y la libertad del pueblo, lo que en esencia es totalitarismo y Dirigismo,
y lo hace de forma atrabiliaria y chapucera.
La RAE, define el término Dirigismo como,
"Tendencia del Gobierno o de cualquier autoridad a intervenir de manera
abusiva en determinada actividad".
No se niega la necesidad de una intervención
ilustrada y equilibrada del Gobierno para precautelar los derechos de los ciudadanos
y del medio ambiente, pero sí el de suplantar el mercado por un mecanismo estatal
de fijación de precios, de cuotas de exportación y otros controles más, que sabemos
nunca han funcionado bien.
La teoría de sistemas nos enseña que los problemas
empiezan cuando tratamos introducir un control exterior en un
sistema-de-sistemas, el que debería estar mantenido por sus propias fuerzas
equilibradoras internas, pues al intervenir lo que hacemos es producir desequilibrio
y caos.
Se añade a esto, la chapucería y desinformación de los
funcionarios públicos del área económica, los que creen poder manejar la
actividad productiva aplicando recetas dirigistas y lo que están produciendo es
inseguridad y desabastecimiento.
Leemos en la prensa de hace unos días, que una
Ministro, anunciaba la exportación a Venezuela de 25 mil toneladas de arroz; el
regalo de 1.500 toneladas de arroz a Cuba y la importación de 200.000 qq (
10.000 Ton) de arroz de la Argentina. A su vez el Decreto Supremo Nº 1508 del
2013, señala “Que Bolivia es un país que en la actualidad cuenta con una
sobreproducción de arroz, producción que abastece el consumo interno de manera
satisfactoria y que permite realizar la donación de arroz en apoyo a la hermana
República de Cuba”.
La Ministro, informaba igualmente que “se realizaran
operativos para recoger, incautar todo el arroz que está en manos de los
mayoristas, aparte vamos a hacer importaciones de arroz, que por parte del
Estado van a llegar a 200 mil quintales de arroz pelado, de tal manera que con
esto podamos hacer que el precio baje”. Que alguien explique este despelote.
Desde hace siete años, la actividad productiva del
país sufre los efectos de políticas dirigistas; de la exigencia de absurdos
certificados de abastecimiento que se aplican a la soya, pese a que el mercado
interno absorbe apenas un tercio de la producción total. Con esto impiden la
exportación y desalientan los cultivos; lo mismo para el azúcar, que se almacena
en grandes cantidades en los Ingenios, esperando la buena voluntad
gubernamental. Podríamos seguir mencionando de cómo estas políticas están produciendo
graves distorsiones en la oferta de maíz, de trigo y otros productos básicos,
pero si queremos ver el resultado final, lo podemos hacer mirando Cuba y
Venezuela, donde con estas políticas han destruido el aparato productivo, su producción
agroalimentaria y ahora dependen
totalmente del exterior.
Y lo más grave de este tipo de políticas, es el
desaliento para los productores, los inversionistas, y para toda la actividad
formal, pues no se trata de que haya malos ministros o dirigentes, sino de la aplicación
de una receta política y económica socialista, comunitarista, dirigista que no
funciona.
En estos últimos años la coyuntura externa ha sido
favorable y con precios excepcionales para los países que exportan productos
primarios, como los latinoamericanos, y por ende reproduciendo la historia bíblica
de los siete años de vacas gordas.
El problema es que no hemos sabido ahorrar, ni
invertir productivamente los ingentes recursos recibidos; se está destruyendo
el sector productivo y la moral ciudadana, así como y el sentido de respeto a
las normas y la institucionalidad. De esta manera la herencia del masismo será
la de un país sin dios ni ley, pero con coca.
Sabemos que esta bonanza de precios no durara, pues
vienen luego los años de las vacas flacas, por lo que nos preguntamos si no
corresponde que la institucionalidad nacional, la Federación de Profesionales,
el Colegio de Economistas, de Agrónomos, se pronuncien al respecto del modelo socialista y dirigista que
se está aplicando en el campo. Es urgente también, saber que opinan los
agroindustriales, que dicen los productores agrícolas y como ven ellos el
futuro del sector agrícola y agroexportador, pues es posible que los
escribidores estemos equivocados, pues como dice el dicho “otra cosa es con guitarra”, y este sea el mejor sistema para lograr
potenciar y desarrollar el sector agrícola e industrial y el país en su
conjunto, como lo creen muchos, especialmente en el Chapare.
En la prensa vemos encuestas que nos indican que la
población en su gran mayoría apoya al Presidente Morales; será porque están
satisfechos con su situación, o porque se identifican con un presidente
indígena, o porque temen lo que podría pasar con su ausencia y tienen temor de
la anarquía sobreviviente, el caos resultante si el dejara el gobierno. También
puede ser por el famoso síndrome de Estocolmo.
En la primera elección de Evo Morales, mucha gente
de clase media voto por él, con la esperanza de que el bloqueador una vez en el
gobierno ya no tuviera que hacerlo y habría tranquilidad y podríamos
movilizarnos y trabajar en paz. Nada más alejado de la realidad actual, pues vivimos
una permanente anarquía, con reclamos y movilizaciones de todo tipo y la acción
depredadora de los innumerables grupos informales y de traficantes, cada vez
más poderosos, que hacen lo que quieren y presionan al gobierno con el voto
castigo.
Cuando la situación económica se complique y los
problemas sociales se agudicen aún más, cuando los sectores sociales que no
tiene respeto a ninguna norma y a ningún poder se desbanden, debemos
preguntarnos qué ocurrirá con nuestra familia, con cada uno de nosotros, los de
clase media, profesionales, productores, artesanos comerciantes formales, ciudadanos
de a pie, si vemos que cada vez hay más violencia y menos solidaridad y a casi
nadie le importa el bien común sino su propio beneficio.
Lo que sabemos por experiencia histórica es que
cuando sobreviene la crisis económica y el consiguiente descontento popular, el
Gobierno comunista, nazi o fascista se radicaliza. Se fortalece el sistema
represivo, se politizan y potencian los organismos coercitivos, Ejército y Policía
y se crean fuerzas paramilitares de choque, camisas negras, rojas, como ya lo
estamos viendo.
Algunos piensan que no tenemos elección y creen que acomodándonos
y haciéndonos sumisos al poder vamos a sobrevivir. Y uno se pregunta cuál es la
fuerza que nos induce hacia a la indefensión, hacia nuestra destrucción.
Nos lo explica con absoluta claridad Ayn Rand, en La
Rebelión de Atlas.
“Cuando
advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen
nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes,
sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por
influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos
sino, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted; cuando
repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un
autosacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su
sociedad está condenada.”
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