GOBIERNOS NEFASTOS Y COSTOSOS
Ovidio Roca
Durante los últimos años, los ciudadanos de la ALBA
por no asumir muestras responsabilidades, por desidia y luego por temor, hemos ido
delegando y luego perdiendo nuestros derechos ciudadanos. Ahora muchas personas
creen, que los gobernantes y funcionarios públicos son los exclusivos dueños
del Estado y de sus Instituciones y que de su buena voluntad depende que
podamos recibir los servicios y garantías que presta. Servicios que en cualquier
otra sociedad forman parte de las obligaciones del mismo.
Vivimos además, en Estados que han convertido la
Justicia en un instrumento de control político y amedrentamiento, y dedican su
esfuerzo normativo a producir una avalancha de normas y disposiciones que frenan
la libertad de las personas, la libertad económica y entraban el comercio
lícito.
Se percibe en la gestión pública, una generalizada corrupción e incompetencia que genera
pésimos resultados, inseguridad y anarquía y por ende las inversiones, motor
del progreso y del empleo se reducen y
la producción, especialmente la agroalimenticia, decae.
En esencia, tenemos gobiernos populistas cuya única
visión y obsesión es la política, el control del poder y poco les preocupa la
eficiencia en la gestión gubernamental.
En consecuencia no existe, como en muchos otros
países exitosos, inclinación por la meritocracia, ni exámenes de oposición para
optar a los cargos públicos. Aquí para ser electos o designados y asumir
funciones en el aparato del Estado, no se exigen requisitos de idoneidad. Para
ser Presidente, conducir al Estado y firmar Decretos que afectan la vida de la ciudadanía,
no es requisito saber leer; igual para los parlamentarios que no requieren tener
ninguna formación y de ellos dependen los derechos y seguridad de los ciudadanos.
Parodiando un “estudio de caso”, imaginemos al
Estado como una Cooperativa de Servicios constituida por los ciudadanos, para que
esta les proporcione, protección y justicia; para que les protejan sus derechos
de propiedad y la vigencia de los contratos. Para cumplir con esto, los
ciudadanos delegan el monopolio del uso de la fuerza y pagan sus servicios en
forma de impuestos.
El problema es que los funcionarios de la Cooperativa-Estado,
descubren inmediatamente las delicias del poder, las posibilidades de satisfacer
sus ansias de riqueza, de control y dominio y en consecuencia deciden cambiar
las reglas de juego para tomar el poder total y de forma permanente. Y en lugar
de servir a los socios-propietarios, se sirven ellos mismos y en lugar de lograr
resultados positivos, de progreso, seguridad y desarrollo para los
ciudadanos-dueños de la empresa, los excluyen, persiguen y amedrentan.
Aprovechan y usan el aparato administrativo,
normativo y electoral para hacerse del control, quitándolo a los ciudadanos-dueños;
desorganizados, desinformados e inermes frente a un aparato gubernamental hinchado
y sediento de poder. Para esto, los funcionarios usan dispendiosamente los
recursos económicos, los mediáticos, la información y potencian los sistemas de
espionaje y del poder coercitivo.
Burocratizan la Cooperativa-Estado, inflan la
planilla y contratan a sus partidarios, para que les apoyen en su afán de
perpetuarse en el poder.
Extrañamente la población que sufre todas estas
calamidades, en lugar de unirse y buscar la sana alternancia en el Gobierno; ilusionada
por las promesas, prefieren apoyar al líder mediático, populista y no el
Estadista capaz de conducir al país hacia un futuro de prosperidad y paz
social.
Hobbes, teórico del Contrato Social y del Estado
Civil, nos dice que “los límites de la
obediencia política residen en la capacidad del Estado para protegernos; si
efectivamente fuéramos protegidos, entonces estamos obligados a obedecer; si el
Estado falla en su obligación de protección, entonces dejamos de tener el deber
de obedecer”.
Como propietarios de la Cooperativa-Estado,
deberíamos ponernos de acuerdo y rescatarla, recuperarla; utilizando el
referéndum u otro medio legal y despedir a los actuales empleados, por abuso de
confianza, ineficiencia y corrupción.
ovidioroca.wordpress.com
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