Ovidio Roca
En el oriente boliviano la población campesina comía y
seguramente sigue haciéndolo, varios tipos de insectos. Los más comunes y de
mejor sabor son los gusanos.
El gusano de totaí se come crudo, se rompe cuidadosamente la calucha para no
dañarlo, e inmediatamente sale moviéndose un gusano blanco y sabroso.
El gusano trocho es más grande, como un dedo de persona adulta. Este gusano se
recoge del tallo y cerca de las raíces del motacú. Se lo atraviesa con un
jipurí, normalmente de la misma hoja de motacú y se lo tuesta sobre las brasas.
Otro manjar era los sepeculones, llamados en Venezuela
de bachacos culones. Cuando estos salían volando en enjambre y aterrizaban
cerca de la casa, empezaba la cacería. Se saca el abdomen del insecto que es
grande y de color blanco amarillento y se los va juntando. Cuando se tiene una
buena cantidad se lo tuesta en un tiesto sobre las brasas. Es bastante
agradable.
ovidioroca.wordpress.com
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