viernes, 19 de agosto de 2022

CAMINADO POR EL REFUGIO OCOROTU, APRENDIENDO A VER Y APRECIAR LA NATURALEZA

 

Ovidio Roca

Varios años atrás pasaba mucho tiempo en Buena Vista, tratando de proteger legal y físicamente una propiedad de 160 hectáreas cerca del pueblo de Buena Vista, que compre por ser un bosque virgen y de gran diversidad vegetal y animal. Esto con el único propósito de conservarlo y protegerlo como una Reserva Privada de Patrimonio Natural.
Tarde más de quince años de trámites para lograr que se lo apruebe, por problemas con la burocracia y loteadores interculturales, que apelando a una particular e interesada interpretación de la FES, Función Económica y Social, pretendían expropiarlo para tumbar el monte (y dedicarlo a una agricultura insostenible por la topografía irregular del terreno) y así cumplir su FES.
Aunque en el camino me quitaron veinte hectáreas, finalmente ya se legalizo el Refugio Ocorotú como una Reserva Privada. Bautizamos la propiedad como Refugio Ocorotú, por las plantas de ocoró que allí abundan.

Vale la pena mencionar, por si algún legislador se interesa en regularizar las normas para proteger el ecosistema como supongo se pretendía originalmente con la FES, que esta norma y desde su inicio ha sido utilizada por los loteadores en connivencia con funcionarios de varias instituciones del área para apoderarse de tierras  y para que algunos funcionarios públicos se enriquezcan extorsionando a propietarios de las tierras, exigiéndoles pagos irregulares so pena de aplicarles su FES. Para mis amigos todo, para mis enemigos la ley, es la regla de las autocracias.

Por ser el área del Amboró una zona de transición entre el ecosistema Chaco y Amazonia, en la zona coexiste una gran variedad de especies vegetales y animales de ambos ecosistemas. Especialmente de aves y de monos entre ellos unos grupos de manechis (Alouatta sara) endémicos de la Provincia Sara y sus alrededores.
En esa época gracias a que en la cercanía vivía un famoso naturalista ingles Robín Clark y atraídos por su fama como experto en las aves de la región, venían muchos visitantes de formación naturalista quienes llegaban al Refugio Ocorotú para explorar e investigar las riquezas de la biodiversidad de la zona.

Ente muchas cosas que aprendí con estos naturalistas, con la charla y la práctica, es que realmente nosotros vemos con el cerebro y no con los ojos. Los ojos aportan la información óptica y visual al cerebro, el que  interpreta y procesa la información con la cual construimos una imagen de lo que nos interesa y a la que luego damos un nombre. Este nombre es la clave para luego acceder a ella.

Cuando caminaba por los senderos acompañando a estos biólogos, me señalaban la diversidad de aves y monos que encontrábamos al paso y me explicaban de forma gráfica sus características, formas y plumajes. Mientras caminábamos me señalan un ave para ellos nueva yo miraba hacia donde me indicaban, pero no veía nada.
Y aquí empieza la lección: Ves al frente ese árbol de chocolate (que sembraron los manechis). Si, respondía. Ahora mira la rama de la izquierda cerca del tronco y allí veras unos palitos negros, son unas patitas. Si los veo. Luego mira hacia arriba hay un bollo como de plumas y luego más arriba donde hay como una bolita con pico. Luego algo amarillo como una cola. Si armas el cuadro, esa es un ave que se llama, por decir, chichuriro.

Cuando se grava la imagen en el cerebro y se le da un nombre, ya la conocemos y la vemos. De ahí en adelante yo veía el ave y la reconocía inmediatamente.
Deje la Reserva a mis hijos para que la cuiden y preserven en beneficio de todos los que formamos parte del ecosistema. Colindante con el Refugio, se compró un terreno que ya había sido desmontado y chaqueado. En este espacio se tiene un plan de urbanización para algunas casas de campo e igualmente se construyó un parque y un área recreacional. Esto a fin de tener presencia y recaudar fondos para la preservación de la Reserva. Espero que consigan apoyo para este su difícil intento en favor de la naturaleza.

ovidioroca.wordpress.com

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