Ovidio Roca
El caudillo
populista tiene su propia percepción del mundo y de su destino manifiesto como
líder absoluto, y lo ejercerá mientras la plata le alcance y la sociedad se lo
permita.
Los partidos políticos, autócratas y caudillista en su plan de ideologización
y como una forma de atraer y unificar a las masas bajo su mando, inventan
relatos, crean símbolos y mitos nacionales acordes con sus particulares visiones
y objetivos políticos.
Los
pueblos originarios y su símbolo la Wiphala.
En américa no existía ninguna población humana, pues
el homo poco sapiens se originó en África. En tiempos antiguos, hace 15 mil
años, el Continente que llamamos americano fue colonizado por tribus que
llegaron de Eurasia a través del Estrecho de Bering y una parte de ellas viajo
al Sur. Entre estas tribus, los quechuas y aimaras, se asentaron en las
estribaciones andinas y conformaron el conocido Imperio Incaico.
El Imperio Inca, del cual estas tribus eran vasallos, estaba dividido en cuatro
regiones o Suyos, las que se llamaron: Chinchaysuyo al Noroeste, Antisuyo al
Noreste, Contisuyo al Oeste y Collasuyo al Sureste.
En el Siglo XXI, en el Chapare, Evo instauro el quinto Suyo, el Cocasuyo que es
totalmente suyo.
Ideólogos del populismo del Siglo XXI, crearon una
bandera como un símbolo para los pueblos andinos, la Wiphala. Como en la
cultura andina no existían banderas, los orígenes precolombinos de la Wiphala
no deben ser investigados como banderas, sino como un diseño recurrente en la
simbología indígena prehispánica. Este es un diseño extendido y el mismo también
se lo ve y no necesariamente en banderas, también en Europa y especialmente en
España.
Una bandera es un símbolo y es propio de quien lo
asume, por tanto la wiphala es la bandera de las comunidades andinas desde el
momento que la adoptan como propia. La Constitución Boliviana de 2009, en su
artículo 28 señala que esta bandera se trata de un símbolo “sagrado que
identifica el sistema comunitario basado en la equidad, la igualdad, la
armonía, la solidaridad y la reciprocidad”.
La tricolor es la bandera de la nación boliviana y la wiphala de las etnias
quechua y aimara. Cada cual con su bandera, cada cual con su quimera.
En cuanto a sus orígenes y diseño, fue todo un proceso
donde cada uno le fue poniendo su ingrediente. En la época Republicana en los
años veinte del siglo anterior, se diseñó la etiqueta para una bebida
refrescante la Champancola, un refresco espumante. La empresa que producía
estas bebidas fue creada en los años mil novecientos veinte por dos ciudadanos
italianos, Salvietti y Bruzzone. La etiqueta para la Champancola, que imprimió
por encargo el paceño Velasco, era un cuadro formado por otros cuadritos
menores con los más diversos colores.
Sobre la base de ese diseño, el año de 1945 los compañeros del MNR crearon, sin
nombrarla así, la ahora llamada Wiphala.
Esta fue la bandera del primer Congreso Indigenista, realizado entre el 10 y el
15 de mayo de 1945 el que se realizó en el Coliseo Deportivo Luna Park de la
ciudad de La Paz.
Posteriormente en 1979, Germán Choque Condori también conocido
como Inka Waskar Chukiwanka, denominado como el “restaurador o
redescubridor de la whipala”, mejoro el diseño de la wiphala, la que ahora
consta de 7 colores y 49 cuadrantes, añadiendo diseños de la simbología andina
de cuadrantes ajedreceados, como los que se encuentran en tejidos y cerámicas
de periodos prehispánicos.
Los siete colores adoptados para su wiphala contemporánea, nos indica que están
basado en el relato de un cronista llamado Santa Cruz Pachacuti entre 1612 y
1613. Pachacuti escribió sobre un momento simbólico, cuando Manco Kápac salió
del lago Titicaca con rumbo al Cuzco y vio desde un cerro dos arcoíris de siete
colores, hembra y macho (siete por siete), cuya unión expresaba los 49
cuadraditos coloridos. De esta manera se relaciona el arcoíris y los siete
colores con la wiphala.
Creando
el mito de los pueblos originarios y el mestizaje
El MAS maneja políticamente, un otro mito además de la
wiphala y es el de los pueblos originarios. Ya vimos arriba que en américa no
había población humana y que todos en el transcurso de miles de años llegaron
de África vía Eurasia. Por lo tanto, es cuando llegan los españoles y otros
europeos y luego africanos a las américas, que empieza la mezcla de diversas
razas y se paren los mestizos, unos más tirando a blanco, otros a negro,
moreno, trigueño, amarillo o cobrizo. Todos finalmente somos mestizos.
En los andes bolivianos, el cruce de blancoide de
origen europeo, con indígena aimara y quechua se llama colla, es decir
originario del collasuyo y también cholo, por mestizo. Los mestizos masistas
son llamados interculturales.
En los llanos, se llama camba al cruce de blancoide europeo
con guaraní, chiquitano o mojeño. Camba es una palabra guaraní que significa de
color oscuro, de piel morena. El que es negro es camba, nada de quemadito del
sol. Se decía tiempo atrás.
Lo bueno es que los orientales asumieron orgullosamente
el término camba, que inicialmente se consideraba peyorativo, como un
gentilicio. Mientras en la región andina se ofenden cuando se les llama colla.
Estudios sobre la población realizados en el 2004 por el
PNUD y otras instituciones internacionales, establecieron que alrededor del 70%
de la población boliviana es mestiza, el 18% es indígena y solo el 10% es
blanca.
En cuanto a los 36 pueblos indígenas originarios que se mencionan en la nueva
Constitución Plurinacional, estos conforman el 18% de la población. De éstos, dos
pueblos los quechuas y aimaras, constituyen el 85%. Los otros 34 pueblos son el 14%.
Esta treintena, no son “pueblos” propiamente dichos, sino un rejunte de
familias sobrevivientes de antiguos pueblos indígenas y que el MAS usa en su estrategia
publicitaria, pero no los toma en cuenta para efectos de incorporarlos a la economía
y el desarrollo.
A Bolivia llegaron pocos negros, porque la población
era pobre y los negros caros. Quienes compraron esclavos negros fueron los
mineros y estos no aguantaron la altura de las minas de Potosí, por lo cual a
los que sobrevivieron los enviaron a los Yungas a cultivar coca y café y allí
les fue mejor.
La historia universal es en gran parte una creación literaria y la mitología da
para todo, lo importante es que sea bien escrita e imaginativa.
ovidioroca.wordpress.com