Ovidio Roca
“Muchos miran al empresario, como el lobo que hay que abatir, otros lo
miran como la vaca que hay que ordeñar, y muy pocos lo miran como el caballo
que tira del carro”. Winston Churchill.
Debemos recordar que la pobreza ha sido el estado
natural del ser humano, por lo que el objetivo no es sacar a la gente de la
pobreza, sino generar un ambiente de estabilidad y seguridad y dejar que la
gente libremente construya su riqueza, respetando al prójimo y al medio
ambiente.
Las ideologías socialistas,
populistas y colectivistas, postulan que el orden económico y social sólo puede
ser impuesto y mantenido por el Estado, el que debe distribuir la riqueza, promover
la cultura y eventualmente ayudar a pequeñas empresas del sector industrial y agrícola.
Es con esta ideología que se mantiene en la pobreza y la opresión a gran parte
de la humanidad; para muestra solo mencionamos a Cuba y Venezuela.
Por lo contrario, la propuesta democrática y liberal
considera que el rol del Estado no
es hacerse cargo de nuestras vidas, su misión es la protección de los derechos
individuales y dejar que los ciudadanos persigan sus propios fines de un modo creativo
y pacífico.
Lo anterior es un problema de visión e ideología; podemos
tratar de convencer a un populista de las ventajas de la libertad y democracia
y nunca lo conseguiremos. Ocurre lo mismo con la abeja, esta trata de convencer
a la mosca que las flores son mejor que la basura y no lo consigue, porque a la
mosca le gusta vivir en la basura.
Los liberales
demócratas postulan que
la libertad individual siempre será la energía que induce al individuo a mejorar,
a buscar la excelencia, a crear, a emprender y poner su potencial a funcionar
en conjunto con otros, en lo que podría ser una libertad grupal. Ellos consideran
que es la acción descentralizada
de las personas que persiguen sus propios fines en un mercado libre lo que hace
posible crear y mantener este orden espontáneo, traer prosperidad y sostener la
compleja civilización en la que vivimos.
Una persona sensata, un ciudadano viviendo en un
Estado de derecho, busca y encuentra la mejor manera de solucionar sus propios
asuntos y lo hace de forma libre y voluntaria colaborando con los demás. Esto
permite que los problemas y soluciones de cada cual se acomoden y eso facilita
el solucionar los problemas de todos. Por tanto es absurdo entregar
competencias a una persona o un partido político corrupto e inepto, para dirigir
los complejos acuerdos que afectan la vida del país y la de millones de
personas. En consecuencia el mejor
modo de combatir la pobreza, es garantizar un sistema de libre empresa y libre
intercambio y permitir que las iniciativas de asistencia social privada vayan
en rescate de los necesitados.
En los últimos años se
ha impuesto la cultura del lenguaje políticamente correcto y se critica a los
liberales cuando hablan claro y promueven el gobierno de los más aptos, de la
excelencia, el gobierno de los mejores. Será que para estar en la onda del
buenismo, deberíamos procurar el gobierno de los peores, de los demagogos, de
los populistas.
Esta peligrosa tendencia de nuestro tiempo de preferir lo mediocre, de igualar para
abajo, apartar a los mejores, aplaudir a los peores, seguir la línea del menor
esfuerzo, sustituir la calidad por la cantidad, seguramente nos llevara al
desastre. La cultura democrática y la aspiración a una sociedad prospera y
productiva nada tiene que ver con estas pobres aspiraciones.
ovidioroca.wordpress.com
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