Ovidio Roca
Todos los
días recibimos malas noticias desde Venezuela, de nuestros amigos y vecinos, que
viven un viacrucis del que todos se conduelen pero nadie se anima a tomar
decisiones expeditivas para cortar su dolor. Es un paciente que sufre y aunque la
solución es una operación quirúrgica, solo le damos consejos, aspirina y sobas
de unto con sal.
No queremos
tampoco, saber que el virus populista que ha producido este “maduro absceso” a
los venezolanos y que los mantiene enfermos, ya lo tenemos en casa y lo que
vemos por la tele de Venezuela, pronto lo tendremos aquí.
Está
comprobado dramáticamente que el modelo populista es un fracaso y esto lo comprobamos
todos los días, por lo que necesitamos revertirlo urgentemente y aplicar aquel otro
modelo: la democracia liberal y la libre empresa, que ha funcionado
exitosamente en el mundo libre.
El
argumento concreto y objetivo para oponerse al proyecto populista es la
demostrada inviabilidad económica e institucional de su receta castro-chavista,
que viene bajo el rotulo de Socialismo Siglo XXI, pero en realidad es el viejo
Capitalismo de Estado y dirigismo económico. Ellos combaten a la propiedad
privada y procuran estatizarlo todo; lo hacen con las grandes empresas ya
instaladas y compran maquinarias con sobreprecio para instalar otras, que luego
no saben cómo manejarlas. Y esto, es lo
que no hay que hacer.
Quieren controlar el mercado, los precios
el tipo de cambio, pensando que algún burócrata ll’unku, es más inteligente que
las millones de personas que con sus compras diarias y buscando la mejor opción
del mercado lo regulan automáticamente. Algo
que no es cierto.
Parodiando la lucha de clases de Marx,
ellos ahora están promoviendo la mortal lucha de etnias, “diseñada”
irónicamente por aquellos q’aras que se
identificaron en el último Censo de Bolivia, como “ninguno”.
Han destruido la institucionalidad
democrática y dado paso al retorno al Imperio Inkaico totalitario. Un Cacique y
miles de pequeños Jilakatas, dedicados a enriquecerse, realizando todo tipo de
actividades expoliativas y mercantiles, donde se destacan las derivadas de la
coca y el contrabando. No obedecen ninguna ley, no pagan ningún tributo, no se
preocupan en lo mínimo del impacto ambiental. Los ideólogos del “proceso de
cambio”, en su busca del Socialismo han generado un nuevo paradigma, el “Anarco
Corporativismo Cocalero”. Kawsachun
coca.
Con el Gobierno Populista cocalero, vivimos
tiempos de anomia, se ha perdido la confianza en el gobierno, en su política,
no se respetan las instituciones, no se cree en las leyes, en la justicia, el
pueblo se acostumbró al desorden gubernamental y pasó a ver como normal la
corrupción, violencia, deterioro de los servicios públicos, el negocio
informal, el narcotráfico que satisface y enriquece a sus seguidores se
extiende en la sociedad y se incrementa el uso del temor para quien se oponga a
ellos. Para garantizar un futuro sostenible necesitamos construir seguridad
jurídica y confianza en las instituciones.
Hannah Arendt, 1951 (quien conoció el
nazismo y el genocidio étnico) expresaba:
“El totalitario, en primer lugar, transforma las instituciones y normas que
rigen el país, buscando fortalecerse y perpetuarse en el poder. Revestido de
legalidad, el totalitario cierra los caminos que permiten la alternancia
pacífica en el gobierno. No basta con la reforma institucional, sino que
necesita controlar la opinión pública a través del monopolio o fiscalización de
la información y la educación. De esta manera, el totalitario adoctrina,
transmite valores, y a través de la propaganda crea la verdad oficial, lo
políticamente correcto.
El
Gobierno, su partido y sus aliados se convierten en la voz del país,
identificándose con la nación, el Estado o el pueblo, de manera que criticar es
mentir, crispar o ser antipatriota”.
Se necesita por tanto, cambiar de modelo político
económico populista y reconstruir el país bajo un sistema de democracia liberal,
republicana y federal; es nuestro desafío.
Cada doce
siglos desciende del empíreo un iluminado, un Qananchiri y nosotros fuimos bendecidos con
el Licenciado, quien nos sentencia: En Bolivia: “No se está debatiendo el modelo de Estado, ni el modelo económico, no
hay un proyecto alternativo en Bolivia, y no es culpa de nosotros, sino de la oposición que no tiene la capacidad
intelectual”. Qananchiri en Alemania.
Aunque como
dice el Licenciado, somos medio burros y de baja capacidad intelectual, algo tendremos
que hacer para sobrevivir.
ovidioroca.wordpress.com
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