Ovidio
Roca
Los
partidos Populistas del Socialismo del Siglo XXI, han logrado durante el último
cuarto de siglo tomar el poder por elecciones y luego de conseguirlo trabajan
todos los días en procura de gobernar por siempre. Para llegar al Gobierno,
aprovecharon las malas políticas de los gobiernos, la molestia del pueblo y le ofrecieron
demagógicamente lo que veían como más sensible y más manipulable en los grupos
mayoritarios del país y trabajaron sobre ese discurso.
Los
populistas cocaleros ya afianzados en el poder y dueños del aparato del Estado,
incumplen todas sus promesas y se concentran en consolidar y mantener el poder
de manera indefinida, por lo que los
masistas, maestros del “melee”, no se permitirán perder el control del gobierno
que es la fuente de sus ingresos y su impunidad.
En
Bolivia prometieron combatir la pobreza ofreciendo bonos, pegas, nacionalizaciones
y estatismo; promovieron el indigenismo, la coca y el odio al imperialismo
gringo causante de todos los males. Con esto han logrado el apoyo de una parte
importante de la población que se ilusiona e identifica con el icono indígena
gobernante, dueño de vidas y haciendas, chocas, palacios, museos, aviones,
helicópteros.
Por
su parte el objetivo de los demócratas es menos ilusorio, se trata de lograr una
vida de calidad para todos los ciudadanos, con libertad individual, iniciativa
y trabajo tesonero, derechos humanos, derecho a la propiedad, a la libertad
económica, la igualdad ante la ley, un Estado de Derecho y la confianza en las
instituciones. Lograr esto conlleva una lucha de largo aliento y tiene inicialmente
al menos dos tareas para realizar: El debilitamiento y cambio del régimen (páralo
que ayuda la ineptitud en el manejo de las políticas y gestión públicas de
parte de los populistas); y preparar una plataforma de trabajo, un liderazgo
creíble y una institucionalidad de recambio para manejar la crisis económica,
social y de seguridad, que sobreviene luego de la caída del régimen.
Sun
Tzu (Siglo V, A.C) nos enseña en el Arte de la Guerra, que para enfrentar al
totalitarismo y el populismo, la primera tarea es la de conocernos y conocer a
nuestro adversario:
“Conoce
a tu enemigo
y conócete a ti mismo y en cien batallas, nunca saldrás derrotado.
Lo que es de máxima
importancia en la guerra es atacar la
estrategia del enemigo.
Lo segundo mejor es romper sus alianzas mediante la diplomacia.
Y también: Defiéndete cuando no puedas derrotar al
enemigo, y ataca al enemigo cuando puedas vencerle”.
Actualmente y para
bien, en Latinoamérica y el mundo, la situación está cambiando, el discurso
izquierdista que daba sustento a los gobiernos populistas está perdiendo
vigencia y lo vemos con el reconocimiento y apoyo de más de cincuenta países al
Presidente Encargado de Venezuela.
Como dato
revelador de este cambio de percepción podemos ver que:
Desapareció el
reconocimiento de la legalidad de los gobiernos, basada solo en las elecciones.
En el caso de
Bolivia, disminuye el apoyo político y logístico externo: El gobierno
recibe solo apoyo de Cuba, Nicaragua y Venezuela, más el de los potentes grupos
excomunistas y ahora tiranías neoliberales, como Rusia, China e Irán.
También por la
crisis venezolana desapareció el apoyo económico y logístico que el Gobierno
del MAS recibía de Chávez. Solo mantienen el apoyo cubano que les cobra por enseñarles sistemas de inteligencia y mecanismos represivos los que utilizan,
además de la fuerza, el manejo de los factores sicológicos e ideológicos
para conseguir la dominación del pueblo.
CAMINO
SE HACE AL ANDAR
En
procura de lograr el apoyo de la población para la alcanzar la democracia; los
partidos y grupos de ciudadanos necesitan llegar con un discurso que tenga la capacidad de dirigirse no sólo a la
cabeza y al bolsillo de la gente, sino también y ante todo a su corazón, a sus
sentimientos, a sus tripas.
La disciplina y
constancia en esta contienda contra el masismo es clave para el éxito y debe
persistirse en ella a pesar de las provocaciones y brutalidades de los
dictadores, quienes tienen ventajas abrumadoras pues son dueños del ejército y
de la policía, además de sus llamados movimientos sociales y carteles de
narcotraficantes, que también son grupos armados. Sabemos sin embargo que todo gobierno,
hasta las dictaduras totalitarias, depende de la población, de su aceptación,
de su sumisión y del apoyo de las instituciones de la sociedad y como se conoce
estos apoyos no están garantizados por siempre.
La experiencia
venezolana, aún en proceso, puede enseñarnos varias cosas; entre ellas la
importancia de contar con un nuevo liderazgo que surge en una coyuntura donde
el gobierno pierde total legitimidad y sufre el efecto de la crisis económica, que
se hace sentir en el diario vivir del pueblo.
La oposición venezolana realizo un trabajo duro y sacrificado.
Ellos en este largo proceso tuvieron algunos triunfos regionales pero lo
fundamental fue lograr la mayoría en la Asamblea Nacional, luego se dio el
desconocimiento interno e internacional del gobierno de Maduro por el
manifiesto fraude electoral y esto permitió que la Asamblea Nacional declare la
cesantía del presidente usurpador y nombren un Presidente Interino de su seno y
siguiendo la sucesión constitucional. Juan Guaidó es una cara joven y un
político no tradicional, que acepta el desafío y lo ejerce magistralmente. Esto
es algo similar a lo que ocurriría con Evo si insiste en repostularse ilegal e
ilegítimamente.
Lo que se destaca en el proceso venezolano y que deberíamos
evaluar es: El surgimiento de líderes no tradicionales. Desconocimiento
internacional del candidato repostulado, ilegal e ilegítimo. Reconocimiento
internacional e inmediato al Presidente Encargado. Aislamiento económico del
régimen. Agudización de la crisis económica y especialmente una oposición más
racional y con un sentido de unidad, dejando a un lado intereses personales y
mezquinos.
Lo preocupante sin embargo es que aunque la comunidad internacional
reconoce la trágica situación del pueblo venezolano, no se anima a realizar una
intervención quirúrgica que extirparía el tumor maduro y aceleraría la
recuperación del paciente; prefieren el tratamiento con pastillas y masajes, mientras
tratan de convencer al ejército que expulsen a la peste y no sigan haciendo
sufrir al pueblo.
Lo ideal sería que el Ejército venezolano en el exilio, convocado
por el Presidente Encargado y con la bandera de Bolívar ingrese al país con
apoyo logístico internacional y nacional para restablecer la independencia
y libertad de Venezuela
El objetivo
permanente de los demócratas bolivianos es recuperar la libertad, la democracia
y construir una sociedad viable y basada en los derechos humanos y el trabajo
productivo. Se necesita refundar el contrato social, el Estado de Derecho, la
confianza en la autoridad y en las leyes. Descubrir y valorar la decencia, la
gente de bien, el mérito. Este proyecto democrático y republicano, bajo una
plataforma de principios y acción, necesita proyectar una sola visión de
futuro, uniendo a la multitud de grupos e instituciones civiles que existen y
las que se puedan recuperar de manos del gobierno: las familias, partidos
políticos, comités cívicos, pueblos indígenas, organizaciones religiosas, etc. Ahora
vivimos la era de la información y de las comunicaciones y en este nuevo mundo interconectado
del Internet y las Redes sociales; son los Activistas y las Plataformas
sociales los agentes mediante los cuales la gente ejerce gran influencia en la
sociedad, pues tienen la habilidad y capacidad de resistir a los grupos del
gobierno e informar, comunicar, convocar y organizar la resistencia democrática.
La autonomía y libertad de información y comunicación son fundamentales por lo
que si ésta es suprimida por los dictadores, la población quedará indefensa, de
ahí que hay que defenderla a como dé lugar.
Todas
las dictaduras tienen sus debilidades, sus conflictos internos, sus rivalidades
personales y pugnas entre organizaciones y regiones y cuando los intereses o
los símbolos que los mantienen unidos desaparecen, empiezan los
arrepentimientos y las defecciones. Estas debilidades, con el tiempo, tienden a
hacer al régimen menos efectivo y más vulnerable a la resistencia popular, por
lo que es necesario destacar y poner en evidencia la verdadera cara de los
dictadores, su ignorancia, su ineptitud, el uso atrabiliario del poder para su
beneficio personal, su arrogancia, su corrupción, su demagogia, su megalomanía,
su cinismo, sus mentiras y engaños. Y no olvidar que la palabra hiere, pero la
burla, la chacota, el sarcasmo mata y especialmente a personalidades sociópatas,
recuerden a Rafael Quispe.
Se
necesita unos agentes de cambio y estos son los Partidos Políticos y las Redes y
Plataformas sociales, quienes deben buscar activamente la colaboración y
coordinación interna e internacional contra estos gobiernos totalitarios y
vinculados al narcotráfico, que son una amenaza y una fuente de violencia y
drogadicción para todos los países del orbe.
En este contexto la tarea de los demócratas
bolivianos es conocer y trabajar las relaciones internacionales (Tuto Quiroga
lo está haciendo muy bien y como él hay muchos más en los distintos campos para
formar un equipo eficiente de gobierno). Pero lo
urgente es buscar la unidad de la población, ante el desastre económico y la
opresión política y organizar un frente en defensa de la democracia, de la
libertad, de los derechos humanos y del bien común. En la próxima contienda
electoral, más allá de simpatías y antipatías, se debe votar por el candidato
que le haga frente a Evo con mayor ventaja, evitando dispersar el voto.
ovidioroca.wordpress.com
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