Ovidio Roca
La estrategia de
dominación masista, se gestiona en varios frentes y mediante diversas prácticas,
tanto en lo ideológico discursivo, como en lo geopolítico con la toma y control
del territorio. Esta apropiación
del territorio se la realiza, tanto por sus potencialidades económicas como por
su valor geopolítico y cultural, pues de lo que se trata para el MAS y los
pueblos andinos, es ampliar su espacio vital y dominar a los pueblos orientales
que se resisten su proceso de cambio colonizador.
Confrontando el
concepto moderno de ciudadanía, el modelo totalitario del MAS utiliza el
racismo, la identificación étnica de las masas populares con el caudillo, así
como el manejo demagógico que hacen los ideólogos estalinistas de las masas, doblegando
así a la población mestiza y grupos no afines a su visión populista y
comunitarista, en procura de lograr la dominación del país y la apropiación del
aparato del Estado; esto recuerda lo mencionado por Samuel Huntington en sus
escritos sobre el Choque de Civilizaciones.
Uno de los frentes de batalla
de este proyecto está en las tierras y bosques de la amazonia, de las que se
apropian mediante la colonización, el traslado poblacional (mitimae) y la anulación
de los oriundos, generando a su paso un masivo ecocidio.
Con la aplicación de este
modelo el MAS avanzo rápidamente y tienen el control de todo el país; han tomado
las tierras y las distribuyen a sus seguidores fieles y de esta manera los
pueblos andinos, que en la época precolombina no pudieron penetrar y dominar la
amazonia por la fuerte resistencia de los arawaks, ahora lo hacen apoyados por las
federaciones de cocaleros y la mama coca.
El Estado Plurinacional,
para la exportación, maneja un ampuloso discurso ecologista, pachamamico y de
la madre tierra, pero impone sobre los bosques y selvas, la práctica ancestral de
los pueblos andinos, cuya visión del bosque es la de lo salvaje, purum llacta. Un monte que debe ser “civilizado”, tumbado y arrasado para luego
realizar actividades agropecuarias.
La visión andina considera
que el monte es salvaje sin la coca, “purum coca coca”, y debía controlarse y civilizarse con cultivos
de coca para uso ritual, el “mallki coca coca”. Esta práctica es ahora reformulada,
ampliada y reforzada por el interés mercantilista de la producción cocalera,
materia prima de la cocaína; un cultivo que permite grandes ganancias con poco
esfuerzo.
En la época de la
Republica, se avanzó grandemente en la legislación ambiental y de manejo de
bosques; esto con la ley del medio ambiente, ley forestal, plan de uso
del suelo, protección de cuencas, creación de parques ecológicos, reservas forestales, concesiones forestales y sobre
todo con seguridad jurídica para la propiedad, las concesiones y las
inversiones. Fue durante esos años que Bolivia logro la mayor área de bosque
bajo manejo forestal certificado, a nivel mundial.
Mediante la Ley
Forestal, los bosques fueron dotados bajo concesión de manejo sostenible a empresas
madereras, las que lograron luego el sello verde de reconocimiento internacional
por su buen manejo. Actualmente estos bosques, en su gran mayoría, están siendo
tomados por los campesinos andinos llamados “interculturales”, por acciones de
hecho o al amparo de normas legales fabricadas a la medida. Lo evidente es que
estos bosques, han sido destruidos por el chaqueo ilegal e impune de los colonizadores
con apoyo y poder político. En las cercanías de Santa Cruz podemos verlo en el Choré,
Amboró y Guarayos.
La destrucción del sector
forestal era indispensable en la estrategia geopolítica del gobierno para ampliar
su espacio territorial, tomando las tierras y los bosques de la amazonia y el
chaco y trasladar allí a los campesinos andinos.
Siguiendo esta estrategia ya tomaron las tierras del Norte amazónico: Provincias
Ballivián, Moxos, Iténez y Marbán del Beni y Provincias Sara, Ichilo (El
Choré), Guarayos y avanzan hacia el Bajo Paraguá, en Santa Cruz. Todo esto como
parte de la ejecución de su estrategia geopolítica de ocupación del territorio hostil
a su proyecto populista y comunitarista.
Hoy constatamos que luego
de la destrucción del sector forestal, que era la primera barrera para el
avance masista sobre las tierras bajas, quedan en esta temática, solo dos
objetivos pendientes: el avasallamiento de los territorios de los indígenas
orientales y luego ocupar los parques nacionales; ambos objetivos están en
marcha, no otra cosa significa las gestiones del masismo para cambiar el
estatus legal del Tipnis y otras áreas protegidas.
Como dato ilustrativo:
El año 1997 existían 89 empresas forestales y 5.8 millones de hectáreas bajo
manejo sustentable; el año 2016: 20 empresas y 2 millones de hectáreas bajo
manejo sustentable y cada año son menos.
Las anteriores cifras del
decrecimiento de las áreas bajo manejo forestal son reveladoras, a ello, hay que agregar lo efectos
socioeconómicos por el cierre de más de 4.000 empresas pequeñas, medianas y
grandes y el despido de más de 25.000 trabajadores, según datos de las
entidades gremiales del sector forestal.
Actualmente, según la Cámara
Forestal, cerca al 60% de los productos de madera que consumimos en el país
provienen de importaciones, las mismas
que llegan al país favorecidas por la destrucción de las concesiones, la
sobrevaluación del peso boliviano y la quiebra de la industria maderera.
Vale la pena reiterar y
enfatizar, que es la vigencia de la seguridad jurídica y la existencia de
instituciones eficientes y confiables lo que incentiva y viabiliza las
inversiones productivas y a largo plazo, así como la innovación y los nuevos
productos tecnológicos que nos hacen competitivos.
De esta manera se
complementan las visiones tradicionales andinas que buscan “civilizar”,
cocalizar, el bosque y ampliar su territorio; y la de los políticos estalinistas
que manejan el Estado Plurinacional, quienes pretenden la dominación total del país
y de su gente.
En la antigüedad los
pueblos indígenas aimaras y quechua, vasallos del Imperio Incaico fueron
resistidos por los indígenas arawacs de la amazonia, posteriormente fueron avasallados
por los colonizadores europeos, para terminar ahora como instrumentos del
masismo.
Refiriéndose a las
políticas forestales del Gobierno, escribe Wilfredo Rojo miembro de la Cámara
Forestal: " Primer paso logrado,
sector forestal destruido”.
A lo que agrega Santos
Noco Choco; si los pueblos orientales no despiertan, los masistas: “No dejaran árbol sobre el suelo, ni camba libre
sobre la tierra”.
ovidioroca.wordpress.com
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