Ovidio Roca
“La gota
horada la roca, no por su fuerza sino por su constancia”: Publio Ovidio
Nasón.
Lo siguiente ha sido repetido
muchas veces, pero no lo bastante:
El MAS acusa
permanentemente a la oposición de no tener programa y proyecto de país y
enarbolan muy orgullosos el suyo; un Programa con el que aspiran al poder
eterno y sin límites y que sigue el modelo de Cuba, Corea del Norte, Venezuela;
el mismo que en esos países causo inseguridad, desesperación, miseria y ahora
lo hace en el nuestro.
Lo que las personas del
común entendemos como un verdadero programa y gestión de gobierno es simple y
es aquel, que aplicando un modelo adecuado, ejecutado en libertad y por gente honesta
e idónea, hace las cosas bien y para beneficio y bienestar de todos los
ciudadanos y no solo de los gobernantes.
El problema es que extrañamente
los pueblos tiene una gran propensión a ser engañados por ofertas y promesas
demagógicas, especialmente de líderes populistas carismáticos quienes luego de
tomar el poder aplican sus típicas practicas estatistas y totalitarias con lo
que consiguen arruinar y destruir los países y los pueblos.
Cuando hay recursos lo
gastan y ofrecen al pueblo dadivas y bonos insostenibles y cuando se acaban los
recursos se endeudan y multiplican las promesas, que el pueblo recibe con
esperanza aunque sean mentirosas y siempre que no les cueste nada.
Cuando las
cosas se ponen feas, los populistas centralizan todos los poderes del Estado,
destruyen la institucionalidad y establecen un régimen totalitario y de fuerza.
Sin embargo todo tiene
un límite y el pueblo necesita reaccionar antes que hayan sido domados y
capados como en Cuba y Nor Corea, pues después es tarde. Son los jóvenes y
especialmente las mujeres los héroes de estas lides pues aún tienen esperanzas
y ganas de pelear por su futuro.
Cuando eventualmente,
por la reacción popular ante la crisis, miseria y desesperación, los populistas
se ven obligados a dejar el poder están seguros que los Gobiernos que
vienen se darán el trabajo, con mucho esfuerzo y sacrifico, de levantar el país
y crear nueva riqueza y saben que pronto el pueblo, contagiado de
populismo, se sentirá molesto porque tiene que trabajar para salvar la
situación y nuevamente les darán cabida, como viene ocurriendo desde los años
cuarenta del siglo anterior en la argentina y otros países populistas. Parece
cuento, pero es historia repetida.
Todos los albanicos (de
la ALBA) preparan y venden el mismo plato populista aunque añadiendo
condimentos y aderezos locales; la siguiente
es la receta de política económica del populismo boliviano,
que recomendamos no cocinar ni
comer:
Se utiliza el
indigenismo y la identificación étnica de gran parte de la población andina con
el presidente plurinacional y lo usan como su base de apoyo popular.
Concentran el poder, para
lo cual rediseñan las antiguas instituciones republicanas bajo un solo comando
central, el Ejecutivo, y el Legislativo, Judicial, Electoral y órganos como Ejército
y Policía obedecen exclusivamente al Jefe del Gobierno Único. Eso
de la división e independencia de poderes, les es aberrante.
Establecen un Estado dirigista con un sector público desmesurado,
interventor del mercado y único agente de la justicia social y de la
distribución del bienestar. Un Estado protector y regulador, que promete más no
proporciona al pueblo, alimentación, salud, vivienda y calidad de vida.
La soberanía no reside en el pueblo sino en los
Lideres del Estado Plurinacional y las personas y asociaciones existen con el
solo propósito de mejorar y desarrollar el poder, el prestigio y el bienestar
de sus líderes.
Los masistas, como buenos demagogos, son expertos en ofrecer
y eventualmente en distribuir recursos y prebendas, pero no en crear riqueza.
Por su falta de profesionalismo y de criterio empresarial y tecnológico, no
invierten, sino gastan en proyectos inviables y actúan desfasados de la
realidad industrial y de mercado.
Practican un capitalismo de Estado y con presupuestos
hiper-inflados invierten en industrias mal localizadas, peor diseñadas y luego
pésimamente gestionadas.
Dicen defender y proteger la industria y el comercio y lo hacen prohibiendo las exportaciones, al contrario del
liberalismo que pugna por abrir los mercados nacionales al comercio
internacional y maximizar el intercambio.
El Gobierno cocalero impone sus normas sobre el resto del
país y las hace cumplir a la fuerza; son normas y prácticas estatales que interfieren y bloquean el funcionamiento libre
del mercado, con controles de precios y salarios, moneda sobrevaluada, control
de exportaciones y terrorismo impositivo exclusivamente para el sector formal y
no se les escapan ni los
serenateros.
Aplican un sistema estatista y dirigista que no
permite que el sistema económico se ajuste a sí mismo mediante la flexibilidad de
precios, la libertad contractual, la quiebra y liquidación de los proyectos
fracasados y la acumulación de beneficios para los exitosos.
Como contrapartida existe una creciente y activa
economía informal, que irrespeta toda norma y practica un capitalismo cocalero
salvaje, que genera el flujo de
dólares del narcotráfico para el contrabando y a la que se acoge el
setenta por ciento del empleo nacional.
Permanentemente presionan a los empresarios y negocian con ellos para
permitirles su vida, su futuro y consentirles continuar con sus negocios a
cambio de una parte de sus ganancias y su neutralidad o apoyo político. En este ambiente y condiciones,
existen cada vez menos empresas privadas en el exiguo mercado formal.
Los populistas para conservar el poder, controlan toda
la información a través de la propaganda de los medios de Estado o controlados
por éste. Buscan consolidar un gobierno de partido único y el culto al líder;
promueven la exaltación del indigenismo, la restricción de la libre expresión, la
vigilancia masiva y el empleo generalizado del terror y la represión política,
policial y judicial contra los opositores y contra cualquier atisbo de
pensamiento libre.
Usan las instituciones
y los mecanismos agrarios para ocupar y repartir las tierras de la
amazonia y el chaco, con el objetivo es colonizar estos extensos territorios y
usar la presión poblacional andina para dominar las poblaciones oriundas.
La respuesta sensata
ante este modelo populista cocalero que cada día destruye la institucionalidad, la ciudadanía, la
libertad, como lo hacen sus socios en Venezuela, como lo hicieron en Cuba y
ahora en Corea del Norte donde un patán histérico amenaza la paz mundial es: cambiar
el modelo populista y comunitarista del MAS, por una República Democrática
Federal y una economía de libre mercado.
Cuando la gente supera
el miedo y cuando los jóvenes y especialmente las mujeres deciden construirse
otra vida en libertad, allí empiezan a caerse los tiranos.
ovidioroca.wordpress.com
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