Ovidio Roca
Historias
y relatos de la era plurinacional
La Evonomic fue un cuento cocalero y como pronto veremos,
una bonanza ilusoria que se revelará precaria e insostenible; ésto porque sus éxitos
no vienen de mayor producción y productividad, sino de los coyunturales buenos
precios de las materias primas y especialmente de la venta del gas; negocio que
fue resultado del trabajo de los gobiernos anteriores, quienes encontraron y
certificaron las reservas y lograron buenos contratos para su venta al Brasil y
Argentina; a lo que hay que añadir un regalo que llegó del mercado capitalista
y que de chiripa recibieron los masistas: el mayor auge de precios de los
últimos cincuenta años.
Con el socialismo comunitario, el estatismo, más el
terrorismo tributario y la inseguridad jurídica, se liquidó la incipiente
economía formal y surge entonces esa pujante y fluida economía informal, que ignora
las leyes nacionales, internacionales y las fronteras de los países.
Actualmente el país está abastecido de todo tipo de productos,
cada vez menos de origen y producción local, que son fruto de la actividad de una
cadena de intermediarios, que ilegal y dificultosamente traen del exterior, de
todo y para todos. Existe ropa usada que utiliza la población, autos chutos, electrodomésticos,
equipos electrónicos, material de entretenimiento, videos, películas
digitales, diversidad de alimentos, galletas, dulces, frutas y hortalizas y a
su vez dependiendo del clima y las aguas, éstos y otros bienes fluyen de ida y
vuelta.
Para hacer funcionar todo esto es fundamental la
economía de la coca, que con sus dólares y cadenas de comercio sustenta y
aceita esa economía informal de comerciantes y empresarios, contrabandistas,
chuteros, transportistas, “cuentapropistas”, los que inmersos en una economía
global, abastecen las necesidades de la población. Una población con bajo nivel
educacional y técnico, en un país que no pudo desarrollar una estructura
empresarial productiva y ahora tiene problemas para dar el salto hacia la nueva
economía del conocimiento y de las nuevas tecnologías.
Con el modelo estatista de economía del masismo, el
gasto público se multiplicó, la generación de pegas y oficinas públicas
crecieron y la burocracia floreció a costa de los bolsillos de los pocos
contribuyentes que pagan impuestos y los muchos ciudadanos que se ven obligados
a pagar coimas por todo trámite burocrático y extorsivo.
Cuando el populismo termine de gastar los ingresos originados
por los buenos precios del gas, el dinero del enorme endeudamiento y de malgastarlo
en palacios, coliseos, bonos y prebendas insostenibles; ellos se irán a su
exilio dorado y luego llega el momento de la verdad, de arreglar el desastre,
pero por supuesto la gente borracha de prebendalismo no está dispuesta a asumir
el costo hacerlo y se resisten y se revelan, esperando volver a las políticas
de asistencialismo y distributivismo las que ya no pueden ser solventadas y ahí
empieza la tragedia, la debacle y como siempre queda la pregunta: “Que Hacer?”.
La forma cómo los
movimientos sociales se ganan la vida, más las ilusiones por un futuro mejor al
amparo de un Líder carismático y un Estado benefactor y permisivo, condiciona
su comportamiento social y deja evidente que el objetivo primario de su lucha
política, es una sociedad y un Estado adecuado a sus intereses de grupo y
el logro de sus propios privilegios.
Ahora cuando los
precios y la producción del gas cae y la economía se complica, todo grupo organizado
y con capacidad de movilización, fieles a su propia ley y en defensa de sus
intereses sindicales y gremiales, se resisten al cumplimiento de todo aquello
que afecta a sus intereses y presionan y rinden a las autoridades mediante
huelgas, chantajes y bloqueos y de paso ignoran y atropellan los derechos de los
ciudadanos que se ven afectados por estas movilizaciones.
Los gremios y
sindicatos, y esto es una ironía, se levantan y “exigen se les respete su
derecho de ser ilegal pues saben que bajo el populismo, acatar la ley es
perecer”. Es una población que siente temor de las autoridades y está a la
defensiva de éstas, pues saben que las leyes solo se aplican como mecanismo
extorsivo y de represión política.
Para el próximo capítulo de esta historia de suspenso
y terror, deberíamos definir, si lo que
queremos es cambiar de modelo, de sistema, o solo de actores. Lo que debe quedar
claro, es que el cambiar unos personajes, por otros que nos gustan más, pero
que postulan el mismo populismo que nos llevó a la actual crisis económica,
institucional y de valores, no es la solución.
En este país de
analistas y diagnosticadores, está siempre presente la pregunta del “qué hacer”
y mantenemos la esperanza de que interpretando los cauces de la historia, algún
gato liberal pueda darnos una pista práctica y viable.
ovidioroca.wordpress.com
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