Ovidio Roca
Los países castro
chavistas, luego de disfrutar de un prolongado carnaval populista financiado
por los altos precios de los hidrocarburos que les permitió gastar como locos,
ahora ingresan a la época de las vacas flacas. Fue una farra de gastos
desmedidos y fracasados proyectos faraónicos, lo que añadido a la ineficiencia
y la corrupción, les mengua las posibilidades de financiar el clientelismo y mantener
el control del Gobierno, por lo que ahora se viene la clásica etapa del terror.
El modelo económico del masismo se basa en la explotación y
exportación de las materias primas, gas y minerales, más los derivados de la
coca y una extendida economía de contrabando, comercio informal y narcotráfico.
Coherente con este
modelo, el Presidente de las Seis Federaciones de Cocaleros y del Estado
Plurinacional, promulgo estos días la ley de ampliación del área legal de
cultivo de coca de 12.000 a 22.000 hectáreas.
Los funcionarios del
gobierno cumpliendo su tarea, cocinan estadísticas para justificar esta ampliación
y nos enteramos que en este afán, una acuciosa investigadora se dedicó a censar
los cachetes de 3.355.252 personas y descubrió que estaban hinchados no por
postemas, sino por bolo de coca: “Esto significa que aproximadamente entre el
37% a 40% de la población boliviana consume la hoja de coca como uso
tradicional”, explicó exultante la funcionaria durante una entrevista televisiva,
mientras escupía su bolo.
La embajada de EEUU hizo
conocer que el año 2015 la extensión real de cocales en Bolivia era de 36.500
hectáreas y no 20.000, como decía la ONU. La DEA calcula que la producción en
Bolivia de pasta base de cocaína alcanza a 230 toneladas por año y que el PIB
cocalero es de 1.900 millones de dólares.
Se menciona en diversos
informes de prensa, que el PIB per cápita nacional es actualmente de 3.235
dólares, el de un agricultor de 1.320 dólares, mientras que el de un cocalero
es de 24.166 dólares.
Con gran previsión y ante
las circunstancias cambiantes de los precios de las materias primas y la debacle
de los regímenes castro chavistas, el Gobierno del MAS decide meterle nomas y endurecer
y fortalecer su esquema de poder.
Un dirigente masista,
el Vice Ministro Félix Cárdenas, interpreta con claridad meridiana lo que
piensan y sienten, tanto la cúpula como las bases masistas; cosa que los q’aras
llunk’us nunca expresaron con tanta franqueza. En resumen Cárdenas nos explica,
que éste es un Gobierno de la raza aymara y
que los mestizos y q’aras deben aceptar ser gobernados por ellos, bajo un
régimen que no solo aplicara la coerción, sino también la fuerza cuando sea
necesario.
Es bueno para los
mestizos bolivianos, saber qué y quien los enfrenta, y esto lo aclara Félix
Cárdenas: “Esta es una revolución
democrática cultural, pero también puede ser una revolución por la fuerza;
depende cómo se presentan las condiciones. Pero una cosa debe quedar clara:
nosotros los aymaras jamás nos vamos a ir del Palacio de Gobierno. 500 años nos
han masacrado, 500 años nos han marginado, ahora tenemos que preparar a
nuestros hijos, nietos, todos, para gobernar 500 años. Evo sólo es el
principio, no es el objetivo”.
Y continúa: “Los aymaras no hemos venido al Palacio de
Gobierno a visitar, hemos venido al Palacio de Gobierno a quedarnos. Lo que
tienen que hacer los q‘aras es aprender a vivir en democracia, aprender a ser
gobernados por sus mayorías y ellos, como minoría, aceptar”.
El modelo populista en actual
aplicación, destruye la institucionalidad, tiene reglas del juego movibles de
acuerdo a sus particulares intereses y por ende genera inseguridad jurídica.
Con esto se impide el desarrollo productivo y las inversiones, especialmente
las de largo plazo en investigación, educación, desarrollo tecnológico,
actividades éstas que requieren un ambiente de previsibilidad y reglas del
juego estables y permanentes. Como resultado de estas políticas se promueve la
informalidad, el trabajo precario, la explotación insostenible de los recursos
naturales y la expansión de las actividades ligadas a la coca y sus derivados.
Para sobrevivir en este tipo de ambiente institucional,
el accionar de las personas se orienta hacia sus intereses inmediatos, por lo
que no logran nada permanente, útil, ni constructivo, pues solo los mueve su
objetivo primario: sobrevivir a como dé
lugar; y como sabemos, así no se construye país ni ciudadanía.
Si la mayoría de la población no está dispuesta a
trabajar en serio por el cambio de los valores populistas, hacia los valores de
libertad, esfuerzo y trabajo creativo y fecundo, no esperemos que vaya a
mejorar nada.
ovidioroca.wordpress.com
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