BOLIVIA Y SU
MUNDO DE FICCION
Ovidio Roca
Producto de nuestra historia social y económica
y la permanente predica sindical comunista y populista, una gran parte de nuestra
población urbana tiene una cultura corporativista, mercantilista y peguista.
Para algunos, su mayor pretensión es vivir a costa del Estado o haciendo
negocios con el mismo. Es además generalizada la percepción en el pueblo, de
que el liberalismo y el imperialismo capitalista, son el mayor enemigo y causa
de todos los problemas.
Un país con economía básicamente extractivista,
que en los últimos años ha gozado de una racha de buenos precios de las
materias primas, como nunca antes vista, pero que para bien o para mal ya se
agotó. Ahora subsiste una economía mercantilista
mayoritariamente informal y con la coca y el narcotráfico como su mayor fuente
de financiamiento. Una economía informal que requiere de permisividad y la
tiene de funcionarios y burócratas, con
los que se puede negociar para torcer las leyes y normas.
Se cree en el Estado empresario y que el
Gobierno debe invertir los recursos públicos y créditos en empresas presuntamente
productivas. El problema es que siempre se lo hace con criterios políticos, sin
contar con capacidad gerencial ni espíritu empresarial y sin preocuparse de
evaluar las necesidades del mercado y su acceso competitivo al mismo. Se desconoce
que las empresas en un mundo competitivo, tienen que saber cómo llegar al mercado
con los bienes que este demanda y en el preciso momento que lo demanda; como
resultado se tiene empresas burocráticas y monopólicas las que pronto necesitan
subvención o quiebran y de esta manera se consumen los recursos del
contribuyente. Los que tomaron la
decisión de invertir en estas empresas quebradas e inviables deberían pagar por
los daños y pérdidas causadas, pero ellos no asumen ninguna responsabilidad y
más bien se enriquecieron con las comisiones y sobreprecios.
El Vicepresidente alegremente postula y
ofrece a las masas: “El poder sólo podrá
concretarse con la presencia de la gente humilde y trabajadora en todas las
instituciones públicas del país, sin que necesariamente tenga formación
profesional”.
Este mensaje contradice la lógica productivista
de que el manejo empresarial requiere conocimiento y experiencia en gestión de
negocios y que el objetivo de todo proyecto es aumentar la producción y las
ganancias, las mismas que luego son reinvertidas para continuar el ciclo. Y en
todo caso, el riesgo siempre es del empresario.
Pero seguimos viviendo en un ambiente de
ficción, de los grandes discursos y promesas, en el cual los ideólogos y
comunicadores del Gobierno realizan la discusión y análisis de los problemas
del país, en base a relatos sesgados, escritos novelados y leyes truchas y no
en base a las realidades de la vida cotidiana; de lo que siente la gente por la
ausencia de libertad, por el deterioro de su economía e ignorando olímpicamente
los reclamos, las vivencias y necesidades de la gente emprendedora, la que cada
día sale a trabajar, come, se enferma, se transporta, circula. Podría decirse usando
el lenguaje de los izquierdistas, que el relato transcurre en el mundo de la
superestructura ideológica, el mundo de la ficción y no en el de la estructura,
en el mundo real.
Como la tortilla siempre se da vuelta, en
los últimos tiempos vemos como cada día, la gente que ilusionada recibió las
promesas demagógicas de los populistas, al ver como se derrumba la economía y
el empleo, está empezando a reaccionar de forma agresiva con marchas,huelgas y
bloqueos, pues fue formada en la cultura de la anomia, del irrespeto a los
derechos de los demás y de esta manera el masismo está recibiendo de su propia
medicina. Y así resulta que en el Estado Plurinacional, los únicos que señalan
los verdaderos problemas y dicen la verdad, son los mentirosos de Confidencias
de Panamericana.
La práctica de los países exitosos, para
quien quiere verlo, nos muestra que el recurso económico más importante para un
país es la confianza en el futuro, el trabajo fecundo y la creatividad, el cual
siempre está amenazado por demagogos y corruptos; para preservarlo se necesita
de verdadera Institucionalidad, Estado de derecho y sobre todo una ciudadanía
responsable y movilizada en función de sus legítimos intereses.
ovidioroca.wordpress.com
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