sábado, 7 de agosto de 2021

EL PODER DE LA PALABRA COMO INSTRUMENTO DE DOMINACION

 

Ovidio Roca

Todos los sábados en “Dialogo por Panamericana” escuchamos a destacados políticos, los que con excelente y abundante verba analizan y comentan lo que ocurre en el país. Unos lo hacen con lentes populistas y otros democráticos. Sus relatos parecen provenir de mundos y realidades totalmente diferentes.

Por su parte los oyentes que ven los hechos con lente democrático, al escuchar a los masistas no terminan de creer que alguien argumente y explique los sucesos del país con tanta mentira y cinismo y tampoco logran entender que se nieguen aceptar la evidencia, aunque la tienen frente a los ojos. Sin embargo, luego de observar su trayectoria y ascenso político producto de su tremenda habilidad sofistica y crematistica, terminan por entenderlos y admiran su estilo, su habilidad por el doble discurso: En fin su tremenda capacidad actoral y como resultado sus abundantes ganancias. Ocurre lo mismo que en el Teatro; el actor que interpreta el papel del malo y hace bien su papel, recoge el odio del público pero cobra muy bien.

Los científicos nos dicen que nuestros ojos y oídos captan las imágenes y las palabras; pero lo que el cerebro ve y escucha está condicionado por lo que ya conocemos y por lo que esperamos y deseamos. Tanto las palabras como las imágenes tienen la capacidad de generar una cierta realidad  y es a través de ellas que transmitimos la representación que cada uno de nosotros tiene y quiere del mundo, y así creamos (o destruimos) la vida ajena y nuestra propia vida.
Nuestra mente compara lo que ve con lo que sabe y quiere, esto porque las personas solo ven lo que quieren ver y solo recuerdan lo que quieren recordar.

Las palabras son poderosas y su poder radica en que toda palabra es una intención, que al expresarse se cumple, por lo cual son un poder como el de los eximios poetas clásicos que creían tener la potestad de construir mundos a través de la palabra.

Los políticos que procuran o ejercen el poder, conocen de esto y han usado la enorme fuerza de las palabras y la publicidad para convencer y orientar el comportamiento popular, por lo que todo su discurso está orientado a cambiar la realidad en la mente de las personas para favorecer su proyecto político y de dominación.

El concepto es que las palabras no solamente sirven para comunicar ideas, sino que pueden crear y modificar las realidades, de ahí el interés por parte del Poder de nombrar las cosas para apropiarse de ellas o para frenar su fuerza emancipadora. Sin embargo, las palabras no solamente sirven para atraer cosas positivas a nuestra vida; también pueden modificar nuestro presente e incluso nuestro pasado.

Para construir realidades e influir en la opinión pública los ideólogos y propagandistas políticos, utilizando ahora los medios de comunicación y las redes sociales, hacen llegar su mensaje ideológico aplicando diferentes modalidades comunicacionales: la repetición de expresiones, eufemismos, estereotipos y disfemismos, con las que condicionan la visión de quienes reciben estos mensajes y son influidos por ellos.

Dadme una palanca y moveré el mundo. Arquímedes.
Dadme la palabra y moveré a las masas. Pukymon.

ovidioroca.wordpress.com

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